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Nos encontrábamos cenando en el gran comedor, Seokjin había preparado pastas con salsa y era realmente un manjar. El dueño de casa había abierto una botella de vino añejo que guardaba en su vinoteca.

- Señor Han, ¿verdad? -me dirigí al anfitrión.- Este vino sabe muy bien... Verá, estamos viajando a la ciudad de Daegu, sé que estamos a pocos kilómetros pero... Hemos tenido inconvenientes en el camino, ¿sabe usted de algún atajo seguro?

- Sé de qué inconvenientes habla, niño.- masticó la última porción antes de continuar.- Por cierto, es mi mejor vino.- sonrió levantando su copa.- Son un grupo de alfas y omegas, puedo olfatear sus aromas.- sonrió ante nuestra sorpresa.- ¿Cómo te llamas tú?

- Mi nombre es Jimin, Park Jimin.- coloqué mis cubiertos sobre el plato.

- Ya que pareces ser el líder de esta pequeña manada, debo decirte algo... -se levantó del asiento.

- Puede decirlo frente a todos, Señor Han. No hay secretos aquí.- respondí, señalando a los demás. Volvió a sentarse.

- Estas tierras están bajo el mando forzado de un cretino que se hace llamar DH, ¿son conscientes de eso? - todos asentimos.- Bien, deben ser precavidos y silenciosos, sobre todo, no hablar de a quién buscan. 

- ¿Cómo sabe que buscamos a alguien? -preguntó Taehyung, situado frente a él.

- Sus rostros me lo contaron. Están bastante  preocupados... -nos observó uno por uno.- En fin, parece que DH está pisandole los talones, mañana les daré el mapa de un pequeño desvío secreto que él no conoce. - paseó la mirada por el grupo.- Necesito de los tres alfas presentes para ocultar la camioneta y luego nos rociaremos para ocultar olores, ¿de acuerdo?

- Claro que sí, pero, Señor Han, ¿por qué se toma estas molestias? -agregó Seokjin.

- No es ninguna molestia, son buena gente y ese maldito no volverá a molestarme.

- ¿Ya ha venido aquí? -pregunté.

- Sí, y seguro esta noche lo hará.- se levantó del asiento.- ¿Comenzamos?

Sin dudar, los tres alfas nos levantamos para dirigirnos hacia fuera. Taehyung y Namjoon comenzaron a levantar la mesa para dejar todo limpio y ordenado. Al salir, encendí el móvil y (siguiendo las indicaciones de Han) lo llevé hacia unos árboles al fondo de la propiedad, éstos formaban un túnel oscuro donde, entre ramas y hojas, se encontraba una entrada de madera oscura cubierta con enredaderas.

- Aquí la dejarán, DH no sabe de este secreto.- Han abrió la puerta.- Entra.

Una vez guardada la camioneta, regresamos a la casa. Todo se encontraba en orden, ambos omegas sentados en el living hablaban sobre los acontecimientos pasados.

- Aquí está el "cubreolores"... -sacó un frasco con rociador de la parte trasera del antiguo televisor.- Rocíense sin temor, mientras más cubran sus hormonas mejor saldrá esto... Pero déjenme algo. -reímos.

El primero en cubrirse fue Seokjin, quien rápidamente subió a la habitación junto al Señor Han, quien también se había rociado ya.

- ¿Confías en él? -me preguntó el menor al sentarse a mi lado.

- Sí, no me da mala espina... -di una repasada al grupo.- ¿Dónde nos esconderemos si algo ocurre?

- Podríamos correr hacia el garage donde has dejado la camioneta.- comentó Jeon.

- Si se pone fea la situación, nos subimos al móvil y venimos en busca de Han.- agregó Namjoon.

- De acuerdo... Vayamos a la habitación.- me encaminé a la escalera.- No saquen sus cosas personales así podemos irnos rápido.

Todos estuvieron de acuerdo. Al entrar a la habitación, el Señor Han nos esperaba con una gran sonrisa. Luego de comentarle el plan, asintió y se despidió para irse a acabar su día.

Estaba acostumbrado a dormir solo, incluso en una cama más amplia que ésta, pero por alguna razón... Me sentía solo en este momento. No sabía qué me ocurría, de repente mis hormonas parecían jugarme malas pasadas, sentía un fuego en mi interior incapaz de apagarse fácilmente. Mi instinto quería salirse por mi pecho para dejar en libertad a mi bestia oculta, como si alguien estuviera llamándola. ¿Estaría en celo, quizá? Era poco probable ya que no hacía mucho lo había tenido...

Pasada la media noche, unos fuertes golpes a la puerta se oyeron. Todos nos levantamos al instante y nos quedamos observándonos unos segundos.

- Acomoden las camas, tomen sus cosas y vayámonos por la ventana trasera.- indicó Jin, quien, al parecer, era el más despierto.

Sin reclamos, hicimos lo indicado y saltamos lo más despacio posible luego de asegurar que nadie se encontraba allí. Caminando entre los árboles, llegamos hacia el escondite. La puerta era pesada, así que tuvimos que abrirla muy lentamente para que no se oyera en el silencio de la noche de campo. Nos quedamos allí dentro, afinando nuestro agudo oído para estar alerta. 

- ¿No te cansas acaso de venir a interrumpir mi paz? -se oía al señor Han aproximándose.

Tomé unos montones de hojas secas para esparcirlos sobre la camioneta ya que no podíamos cerrar la puerta sin llamar la atención. Nos acoplamos lo mejor posible a la pared para no ser descubiertos en la oscuridad.

- ¿No nos estás mintiendo, Han? -preguntó uno de los secuaces.- El rastro acaba en tu propiedad, como siempre...

- Pero, ¿de qué hablan? He cenado y me he acostado como todas mis noches. Maldita sea, díganle a su jefe que deje de molestarme. ¡Soy un hombre grande y no me encuentro en condiciones para vivir estas cosas! -respondió.

- De acuerdo, pero... Es consciente de que si le esconde algo, lo pagará caro, ¿verdad? -el segundo secuaz lo alumbró con su linterna.- ¿Verdad, Señor Han?

- Sí sí, lo sé. Dile que pronto me mudaré para que se relaje un poco... 

- Múdese, pero no se pase de listo, Han, tenemos total permiso de asesinarlo si queremos.

- Bien, pero no estoy faltando ningún respeto...

Los pasos de alejaron velozmente. Una moto se oyó a lo lejos y el Señor Han no tardó en llegar.

- Salgan y regresen a dormir con calma. -susurró.- Todo en orden.


• Blood  « pj x my »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora