¿Segundas oportunidades?

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- Pues yo creo que no - afirmó Hermione mientras daba un mordisco a su tostada y leía El Profeta.

Todos se encontraban en el Gran Comedor desayunando, en la mesa de Gryffindor solo se hablaba de una cosa: El cáliz de fuego.

- ¿Por qué? - cuestionó Ron comiendo la vigésimo tercera galleta de tan solo un bocado - Podría funcionar, a veces me sorprenden hasta a mí y ¡vivo con ellos!

- Te digo que una poción de envejecimiento no servirá - le repitió Hermione observando con detenimiento la información que le daba el periódico - Esa línea de edad ha sido hecha por el mismísimo Dumbledore. No se dejará...

- VIKTOR TE AMOOO - Fred y George se sentaron en la mesa de Gryffindor mientras que cantaban.

- Es realmente pegadiza - afirmó Fred mientras le quitaba una galleta a Ron de las manos y se la comía sonriente.

- Venga ya - Ron suspiró cansado mientras que Harry sonreía ligeramente - Pensaba que habíamos dejado eso...

- ¡Mira, hermanito! - George señaló a la mesa de Slytherin donde se sentaban los alumnos de Dumstrang - A lo mejor se enrrolla contigo si vas a pedírselo.

Harry se atragantó con la leche que estaba bebiendo debido a un repentino ataque de risa.

- Ja ja ja - se rió Ronald sarcásticamente - Cambiemos de tema... Hermione no cree que vuestra poción sea efectiva - intentaba hacer que las bromas de sus hermanos cayeran sobre otro - ¿A qué no Hermione?... ¿Hermione?

Ella no respondió, tenía la mirada fija en la mesa de Slytherin.

Desde que George la señaló para indicar dónde se sentaba Viktor ella no había apartado su mirada de allí.

Pero no miraba a ningún alumno del Dumstrang.

(...)

Draco tomaba su desayuno con aire cansado mientras que Pansy trataba de hablar con él recibiendo siempre repuestas como: “Cállate” o “Ahora no, Pansy”

Crabbe y Goyle conversaban con algunos alumnos de cursos superiores y Pansy acabó hablando con otras chicas de Slytherin después de los numerosos rechazos por parte de Draco.

Él, por su parte, estaba realmente cansado; apenas había pegado ojo aquella noche, había estado pensando demasiado.

Miraba su zumo de calabaza fijamente mientras pensaba en miles de cosas, se sentía a gusto así, en su mente no necesitaba fingir ser de otra manera que no fuera la verdadera.

Suspiró, apoyó su codo en la mesa y dejó reposar la cabeza en su mano.

Miró el zumo una vez más, observó el color naranja y se acordó de los Weasley, levantó la mirada vagamente hacia la mesa de Gryffindor y repentinamente sus ojos se encontraron con unos castaños y redondos.

Miró a Hermione sorprendido, de hecho, de la sorpresa, movió bruscamente su brazo haciendo que su codo resbalara y su cabeza cayera hacia un lado.

Después se incorporó y se puso recto, dispuesto a ver si ella mantenía la mirada.

Y parecía que lo hacía.

Draco la miró sin saber que hacer, ella le miraba con el periódico entre las manos y poniendo una extraña expresión de seriedad, sin embargo le pareció ver que una pequeña sonrisa aparecía en su rostro.

Draco la miró con una graciosa expresión de sorpresa y de no saber qué hacer, pero ella no parecía ir a apartar la mirada.

- Esto es ridículo - pensó Draco volviendo a su actitud de siempre. Levantó las cejas con expresión retadora, Hermione no iba a lograr intimidarle (o eso pensaba él que ella hacía).
Al hacer eso, ella se giró automáticamente con el ceño fruncido.

Nuevo comienzo DRAMIONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora