El baile de invierno (parte 2)

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- Cielo santo, qué vestido más hortera - Pansy se aproximó a Draco, mientras se aireaba el escote del suyo; apoyó su mano sobre el hombro del chico y con la otra se ajustó un zapato, el cual llevaba medio caído. - Hermione Granger... Qué triste, y se pensará que está guapa.

Draco frunció el ceño y respiró profundamente, tratando de mantener la calma, resistiendo las ganas que tenía de pegarle un grito a la chica.

- Sí, pero aún quedan chicas con buen gusto en Hogwarts - comentó mientras se giraba para mirar a Pansy, ella le miró con una sonrisa boba - Ojalá las conociera.

Draco sonrío sarcásticamente y se alejó de la chica con paso ligero, dejándola allí, con la mirada perdida trancando de encontrar algo positivo en el comentario del rubio.
No lo encontró.

Draco caminó con decisión hacia el gran comedor, sin mirar atrás ni por un segundo y tratando de no perder la paciencia tan pronto, Pansy no tardó demasiado en volver a correr tras él.

(...)

El baile había terminado, tras horas y horas de bailes, luces y todo tipo de festividades, finalmente había acabado.
Toda la energía que había caracterizado las últimas horas se disipó de un segundo a otro,
había serpentinas por el suelo, mesas sucias y abandonadas, luces apagadas, y las últimas personas que quedaban abandonando la sala.
En general había una energía muy baja.

Draco seguía sentado en la misma silla en la que llevaba sentado toda la noche, Pansy se había ido hacía un rato junto a los demás.
Pero él no pensaba irse, no hasta que ella no se fuera.
Ella, Hermione.

Draco tomó un trago de su ponche.
- Víctor Krum - musitó entre dientes - Ese bárbaro cara alcaparra.

No estaba obsesionado, estaba bien, era normal, ¿era normal?
¿Acaso la estaba esperando siquiera?
Honestamente ya no sabía si se mantenía allí sentado por la chica, aunque ella no estuviera allí él habría hecho lo mismo, los bailes no eran lo suyo.
Odiaba bailar en público y hacer el ridículo de una forma tan grotesca.
Aunque cuando ella bailaba, allí frente a toda una multitud, no hacía el ridículo, ella se veía preciosa.
Mierda, había vuelto a pensar en ella.
La cabeza le daba mil vueltas, tal vez no debería haberse bebido media botella de aquel alcohol que guardó a escondidas en su maleta antes de venir a Hogwarts.
Pero es que no veía otra forma de aguantar aquella noche sin asesinar a alguien.
¿Estaba pensando todas esas cosas y sonriendo bobamente cada vez que avistaba a Hermione solo porque estaba medio bebido? ¿o era algo normal?

- Bueno y qué más da si es normal o no - se dijo a sí mismo, mientras observaba la ya apagada bola de discoteca - Llegados a este punto prefiero no pensarlo.

- ¡Ron de veras que no te entiendo!

Draco levantó la mirada con más rapidez que nunca, era ella.

Una Hermione claramente furiosa y triste perseguía entre gritos a su amigo Ron por la sala, dirigiéndose hacia la salida; seguidos por Harry Potter.

Draco se levantó con rapidez y dando tumbos les siguió con sigilo, tratando de no ser muy cantoso.

- ¡Siempre lo estropeas todo! - el rubio escuchó desde un rincón tras las puertas del gran comedor como la chica gritaba, a la vez que su voz se rompía. Ella estaba en las escaleras del recibidor.
Draco se asomó por la puerta del Gran Comedor y vio como Potter y Weasley subían las escaleras hacia los dormitorios.
Bajó la mirada y observó a Granger, llorando desconsoladamente y sentada en un escalón, quitándose los bonitos zapatos que llevaba y soltándolos bruscamente junto a ella.

Draco sintió como si alguien le estrujara el corazón.

- Mierda... - susurró, metiéndose de nuevo en el Gran Comedor, y apoyando su espalda contra la pared.

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