Un nuevo lunes había llegado y Flor no quería saber nada con eso. Vir la había despertado a los gritos para que se apure y no la había ni dejado desayunar bien, tenía un examen muy difícil y no quería llegar tarde. Las dos entraron al colegio más temprano de lo normal, y fueron a sus respectivas aulas. La de Flor estaba vacía, se sentó en su lugar y se acostó sobre el banco, tapándose la cara con los brazos para evitar que la luz le pegue en la cara. Aún faltaban treinta minutos para que suene el timbre que marcaba el comienzo de clases y no tenía nada mejor que hacer que dormir un ratito más.
-¡Estrella! ¡Despiértese! -dijo una voz firme.
Flor saltó del susto y se corrió el pelo de la cara, tenía los ojos abiertos como platos y la corbata torcida.
-*Concha del pato*
-¡Te cagaste toda! -le dijo Jazmín riéndose exageradamente.
-Boluda, no me hagas eso. Me vas a matar.
-Me dejaste la oportunidad en bandeja, no podía no hacerlo.
-Encima te salió re bien, la puta madre, pensé que eras Vergara.
-Ugh, no me hablés de ella que no entiendo nada lo que explica y encima ahora se viene el examen. Me quiero morir.
-Yo te explico si querés.
-Uy, sí. Me vendría bárbaro. ¿Cuándo podés?
-Cuando quieras, pero si seguís comportándote de esta manera no sé si te lo merecés.
Jazmín se sentó en el banco de Flor, juntó sus manos como si fuese a rezar y le hizo puchero.
-Por favor -le dijo con voz de bebé.
-No sé, lo voy a pensar -dijo Flor con una sonrisa.
-Dale, ortiva -dijo Jaz y le empujó el hombro a su amiga.
-Cada vez menos.
-Te cocino algo.
Flor abrió los ojos con interés frente a la propuesta que le hizo su amiga.
-Ah, te gustó la idea.
-Acepto, pero tiene que ser algo bien rico, eh.
-Todo lo que hago es rico.
El timbre sonó y todos los alumnos salieron a izar la bandera. El preceptor pasó entre las filas de alumnos y le marcó a Jazmín que se acomode el uniforme y se ponga la camisa dentro de la pollera, pero, como siempre, ella fingía hacerlo y luego la sacaba de nuevo.
La clase de Vergara era un infierno para Jazmín. Todos esos cálculos que no entendía y la metodología tan estructurada la agobiaban, pero Flor parecía estar metida en la clase. Mientras todos trabajaban Jazmín hacía dibujitos en el borde de la hoja y golpeaba el lápiz en la mesa. Flor la miró de reojo y le hizo señas para que preste atención.
-Así nunca vas a entender -le dijo en voz baja.
-Te juro que intento, pero no puedo. Por suerte te tengo a vos.
-Te doy la mano y me agarrás el codo igual.
-No me digas eso.
-Estrella. Del Río. ¿Ya terminaron que están hablando?
-Le estaba preguntando una cosa, profesora. Perdón -dijo Jazmín.
Estaban en el recreo, hablando con un grupo de chicas de su curso. Charlaban sobre los profesores, los imitaban y se reían, sobre qué habían hecho el fin de semana y comentaron sobre la novela que veía todo el mundo. Habían comprado unos paquetes de galletitas entre todas y los compartían. Jazmín se empezaba a sentir parte del colegio, parte de un grupo, y en realidad era gracias a Flor que fue quien la ayudó a integrarse y conocer a los otros chicos un poco más. Sabía que le hubiese costado bastante abrirse si Flor no le hubiese brindado su amistad ese tiempo. Por su parte, Flor también empezó a llevarse más con sus compañeros, con la presencia de Jazmín se sentía segura, tranquila, sabía que podía contar con ella para lo que fuera y que su amistad no era superficial.
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No hay manera de perdernos
FanfictionFlor y Jazmín se vuelven a encontrar después de catorce años. No se veían desde aquel día en que Jazmín se mudó a Córdoba con su papá, y dejó a Flor sin su mejor amiga y compañera de colegio. Más de una década después la vida las vuelve a encontrar...