Flor estaba llegando tarde al hotel. Había quedado con sus hermanas para una reunión, pero la noche anterior con Jazmín, mezclado con el alcohol, le habían jugado una mala pasada y se había quedado dormida. Cuando despertó en el piso del departamento de Jaz y vio la hora que era se cambió rápido, le agradeció, y se fue a pesar de la insistencia de su amiga para desayunar juntas.
—Llegá cuando quieras —le dijo Carla con mala cara.
—Ya sé, perdón. Se me hizo tarde —dijo Flor sirviéndose una taza de café.
—Encima que ayer te borraste —dijo Lucía.
—No fue así, ya hablé con Carla sobre lo que pasó además. Y Vir me vino a cubrir, así que hubiese sido lo mismo.
—Me debés una, eh —aclaró Virginia mientras miraba unos papeles.
—¿Podemos empezar de una vez? Tengo cosas que hacer —las interrumpió Lucía.
—Sí, mejor. No tengo ganas de pelear hoy —dijo Carla.
Las cinco se sentaron alrededor de la mesa de reuniones y comenzaron sin más dilataciones.
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—Qué cara está la cebolla, mamita —dijo Javo apenas vio a Jazmín cruzar la puerta.
—No seas malo, es la espalda que me está matando.
—Upa, alguien que estuvo moviéndola un poquito anoche.
—¿No hay vez que podamos tener una conversación donde no te desubiques? Y no, no moví nada anoche. Se me cortó la luz y justo estaba Flor que fue a buscar el parlante y, bueno, nos pusimos a tomar y boludear y nos quedamos dormidas en el piso.
—Flor. Mirá vos, qué justito.
—No es así, Javo. Ya que estás tan charlatán hoy, ¿por qué no me contás vos qué onda con Virginia?
—¿Qué querés que te cuente? Es lo mismo de siempre. Me esconde, después me pide perdón, me besa, me esconde, y se repite el ciclo un millón de veces más.
—¿Te lo bancás? Me refiero a que vos que siempre fuiste así tan de ir al frente y eso.
—Y sí, no sé. La quiero mucho como para no bancármela, ¿viste?
—Sí, te entiendo. Bueno, ya va a cambiar.
—¿Por qué no te vas a cambiar vos mejor? Ponete el uniforme y vení rápido que no llegamos a hacer el almuerzo sino.
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Flor le había pedido la llave de su habitación a Miranda para poder dormir un poco. La espalda la estaba matando y necesitaba una cama urgente. La verdad era que su cuerpo estaba cansado, pero en su interior se sentía mucho mejor. Pasar tiempo con Jazmín siempre tenía ese efecto en ella, la llenaba de energía, le sacaba la mala onda, la pesadez del día. Flor se metió en la cama y cerró los ojos. Cuando se estaba por quedar dormida alguien tocó a la puerta.
—Flor, soy yo, Vir.
Flor se pasó las manos por la cara, no pudiendo creer que no podía ni pegar un ojo por cinco minutos que ya la molestaban.
—Pasá.
Virginia entró y se metió en la cama al lado de su hermana.
—¿Qué te pasó? Estás destruida.
—Ay, gracias. Sos una copada, eh.
—Bueno, che, no te enojes. Te ves muy cansada.
—Sí, no doy más, necesito dormir ya.
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No hay manera de perdernos
FanfictionFlor y Jazmín se vuelven a encontrar después de catorce años. No se veían desde aquel día en que Jazmín se mudó a Córdoba con su papá, y dejó a Flor sin su mejor amiga y compañera de colegio. Más de una década después la vida las vuelve a encontrar...