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Dalia se encontraba sentada en una mesa de un local de comida, había terminado una enorme hamburguesas con papas y dos refrescos y lo último que le importaba era no caber en el vestido, llevaba todo la mañana mirando vestidos de novia y ninguno era de su total agrado.

Tanto ella como Victoria desidieron vestir el tradicional vestido blanco de novia, claro que respetando la regla de no ver a su pareja con el vestido antes del gran día.

Además cada una tenía distintos gustos, mientras ella quería un corte sirena, su prometida quería uno al estilo princesa, por estas razones las dos buscaban su propio vestido solas.

Era algo como una sorpresa para su pareja, por eso no querían ayuda de nadie, en los demás detalles si pedirían ayuda.

Pero no era la razón de su enojo, sino que Victoria no respondía a sus llamadas, se sentía frustrada era la tercera tienda de novias a la iba y se probaba más de quince vestidos y ninguno le parecía el adecuado, solo quería que su novia la escuchara y ambas decirse que era algo difícil, no es tan simple elegir el vestido con que empezarás una nueva etapa en tu vida.

Quería un vestido que dejará a todos con la boca abierta y que su novia sonriera complacida al verla, pero ningún vestido era lo suficientemente bueno, estaba triste.

Nesecitaba a su novia, nesecitaba un abrazo y palbras de consuelo.

- ¿disculpa estás sola? - pregunto una juguetona voz.

- espero a alguien - fue cortante y miró a esa persona con algo de reproche para que se marchara, no estaba de ánimos...

- pues déjame desirte hermosa, que te llevo observando más de veinte minutos y si alguien iba a venir, te planto - se sentó frente a ella y la miró con algo de divercion.

- quizás sea cierto pero no te incumbe - le dijo algo molesta por la intromisión.

- que tal si te invito a salir o....

- si me has visto hace veinte minutos sabrás que ya comí y no me apetece algo más - le dijo triunfante, con una linda sonrisa.

- bueno, si yo pago contará como que te invite a comer - le hizo un ademán a una mesera y pidió la cuenta y tan rápido llegó pago antes de que la chica se negara - bien ¿nos vamos?

- ¿a donde? - pregunto incrédula.

- a mi departamento - respondió como si fuera lo más obvio del mundo.

- bueno acepté la comida ya es una comida gratis, pero ni te conosco - le dijo pero sonriente muy sonriente.

- ¿cual es tu nombre presiosura?

- Dalia...

- bien Dalia, hoy se te nota que nesecitas quitarte el estrés, usame - le dijo al momento de tomar su mano y arrastrarla a su auto.

Al llegar al departamento, comenzaron a besarse, dejando un rastro de ropa desde la entrada hasta la recamara.

Solo se escuchaban los gemidos descontrolados y Dalia gritando por más, al no conoser su nombre solo podía pedir más en cambio del contrario sólo salía su nombre en una clara respuesta de exitación.

Gemidos y gritos resonaron en la habitación sin restricción alguna.

Después de un par de horas estaban en la cama acurrucados los amantes, pensando en que había sido un encuentro increíble.

- tiene que repetirse - pidió Dalia ya sin negación.

- no - la respuesta fue fría - esto es solo de una vez, al salir de aquí olvidaremos esto.

- quiero verte nuevo...amm...no se tu nombre - río pues ni eso pudo preguntar.

- no te diré mi nombre, te lo repito es un simple encuentro.

- es una lastima me gustria tu número...

- que precistente - se separó para levantarse.

- en verdad lo disfruté - dijo suspirando, en verdad eso le ayudo con su estrés.

- que no te debe estar buscando ese alguien, que no llego.

- que más da - se acomodó más en la cama y la otra la miraba sentada, esperando una respuesta - es mi venganza.

- sobre....

- esto de la boda me tiene estresada y ella en lugar de entenderme está toda relajada.

- quizas es porque debería ser divertido y no estresante - opino.

- aún así debería entenderme, esto es demaciado..... - se quejó.

- no me lo digas a mi, sino a ella.

- ahora no quiero verla - confesó.

- ella se pondrá triste, mucho - se recostó nuevamente y la abrazó.

- ¿esto se considera un engaño? - pregunto Dalia algo pensativa, no había pensado en eso antes.

- rompes el ambiente, en vez de solo disfrutar.... siempre haces esto al final de nuestros encuentros.

- perdóname amor, en verdad no tenía tantos ánimos de seguirte el juego esta vez, pero me perdí en tus ojos, ya mencioné que amo tu mirada Victoria.

- te amo yo amo más tus ojos - la beso.

Bueno era un poco raro ese juego de pasar por desconocidas y terminar en la cama, pero ellas amaban eso en su relación, un juego de ellas dos, solo ellas.

Se besaron con amor, mientras Victoria se discutía entre sí era buena idea o no mensionarlos que ella ya tenía su vestido, lo amo al verlo, era incluso mejor de lo que alguna vez soño pero viendo tan acomplejada a su prometida que desidio callar.

- aguarda - dijo repentinamente - ¿llevabas veinte minutos mirando y no te acercaste?

- estaba en un local de enfrente, mirando lo linda que te vez comiendo como cerdita - recibió una mirada reprobatoria y continuó - lo que pasa es que veía los anillo, tengo el tuyo.

- pero....pensé que los escojeriamos juntas...

- pero al verlo no me resistí....

- quiero que sean iguales - le confesó ruborizada.

- entonces escojamos otro....

- no - la interrumpió - confío en tu buen gusto, se que lo amare.

- entonces iremos luego por el otro, bien.

- si - empezaron a besarse y darse caricias.

Victoria fue la que le propuso el juego, fingir no conoses y tener una aventura, todo para calmar los nervios acumulados en ambas y al parecer Dalia siempre olvidaba las reglas de eso, como no dar su nombre real, o no salirse de personaje y no compartir nada personal con alguien supuestamente desconosiado, pero igual les funcionaba.

Tal vez no era lo más normal, pero a ellas les funcionaba y nada más importaba.

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Digan "Aye Sir" si realmente pensaron que Dalia tendía un amante...

Sigo en busca del nombre para Porky....

No sé si cuente cómo maratón pero subí un cap ayer y dos hoy, con mensionarlo leves de Lemmon de algunas parejas, así que creo que ya cumplí...eso espero...

Bueno los loveo luego...

AmantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora