Parte 14: "No lo sé"

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Chocamos nuestros vasos y nos lo bebimos en un trago. El líquido era caliente y fuerte, me quemaba ligeramente la garganta y poco a poco se convertía en una agradable sensación en mi pecho y vientre. Ya había bebido antes y por el mismo motivo; celebrar algo.

Estaba muy ilusionada en mi interior, sentía que algo nuevo se activaba en mi. Lo que me hacía mil veces más querer disfrutar está noche con ellos, con mi nuevos amigos al máximo.

Mientras me servía otro vaso de alcohol mezclado con otras bebidas que había comprado cuando Mario se levanta del sillón diciendo que quería poner una canción, se coloca en el centro de la sala, enfrente del televisor y empieza a buscar una canción en su teléfono.

No me perdí nada de esa escena, se podría decir que miré cada gesto que hacía, cómo caminaba y cómo gesticulaba su cara mientras buscaba en su teléfono aquella canción deseada. Este chico me parecía realmente interesante y curioso. Creía haberlo conocido desde el principio con tan solo una conversación, pero no había acertado.

Estaba realmente equivocada.

Esta sensación de confusión, de error, me molestaba con gran fuerza. Necesitaba tener este sentimiento bajo control cuanto antes.

Necesitaba saber cómo era.

Necesitaba predecir lo qué haría.

Sebastián: Dylan ¿Te pongo más?_ preguntó.

Dylan: ¿Ehm?_ lo miré mientras volvía a la tierra.

Marian: Qué sí te pone más bebida, Dylan_ pronunció mi nombre más lentamente que el resto de la frase.

Dylan: ¿Emm? Sí, sí, gracias_ llenó mi vaso.

Me giré a mirar a Mario de nuevo. Él se reía y negaba con la cabeza. De repente comenzó la canción.

No.
Puede.
Ser.

Dylan: ¡No!¡No!_ grité mientras saltaba del sillón derramando un poco de mi bebida.

Todos se quedaron atónitos por mi gesto, callados y mirándome.

Dylan: ¡Esta canción es mi favorita!_ dejé mi vaso en la mesa _¡Mario!¡Mario!_ me acerqué a él y le sonreí _¡Me encanta!_ Giré mi cabeza hacía los chicos _¡Vengan!¡Vamos a bailar!¡Venga, venga!_ intercambiaron miradas y se levantaron entre risas.

Pronto nos encontramos todos en aquella sala bailando al ritmo de "you know you like it".

Marian se me acercó y comenzamos bailar juntas. En cambio, esos dos hacían movimientos que no eran para nada de baile.

Dylan: Marian_ susurré.

Marian: ¿Sí?

Dylan: No crees que sería divertido enseñar a estos dos a bailar.

Los miramos y ella me asiente con la cabeza un poco roja.

*Dos horas más tarde*

Iba por mi quinta o sexta copa. Marian y Sebas bailaban muy lento y pegados una canción desconocida, que no me estaba gustando para nada; y Mario, bueno, él miraba por la ventana sentado en el sillón desde hacía rato.

Miro a la mesa y veo una caja de tabaco muy familiar. Extrañamente Mario no tenía la típica caja de tabaco que sueles comprar en una tienda; de cartón y plástico, y tiras a la basura al acabar de fumarte el paquete.

Él tenía una de metal negra brillante con un coche grabado.

Él tenía una de metal negra brillante con un coche grabado

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Me inclino y acerco mi mano a la caja.

D: ¿Puedo cogerte uno?

Mario se gira, primero me mira a la cara y luego baja a donde mi mano se posa.

M: sonríe _Claro princesa_ y mira de nuevo el cielo estrellado.

Ignorando su adjetivo, cojo uno y analizó la caja en mis manos, está fría y es ligera.

D: Mario.

Mario se vuelve a girar a mi.

M: ¿Sí?

D: Me gusta tu caja de tabaco, es bonita_ susurro mirando el porta tabaco.

M: Gracias.

Al ver que no dice nada más, continúo.

D: Me parece tan raro que tengas esto_ lo dejo en la mesa y lo miro, él está serio mirándome_ me refiero a que solo se lo he visto a dos personas en toda mi vida.

Mario no dice nada y su expresión tampoco.

No sé por qué pero sigo hablando.

D: La otra persona era mi padre. Él tenía una con un perro negro y blanco. Era muy bonita_ bebo del vaso_ al igual que tú fumaba tabaco con sabores. La gente suele decir que eso es solo para las personas que recién empiezan, como adolescentes entre amigos. Pero él siempre levantaba su cabeza y decía que no hay mejor cosa que un cigarrillo que te deje un buen aliento y sabor de boca, defendía que a las chicas les gustaba más y por lo tanto besaban mejor_ rió _No sé si esa afirmación era cierta, pero cuando la decía todos se callaban y al día siguiente los veías fumando tabaco de sabores_ hago un pausa mientras miro a un punto fijo y vuelvo a beber.

Creí que la conversación había acabado con mi recuerdo pero Mario, volviendo a sorprenderme y a romper mis esquemas, comienza a hablar.

M: Yo fumo cuando siento que lo disfrutaré_ coge un cigarro _hacía mucho tiempo que no fumaba. Es cierto que siempre los llevo a todas partes pero ¿Fumar por fumar? No, ese no es mi estilo_ me pide mi cigarrillo, él cual aún no había encendido y lo coloca en su pierna, se pone el suyo en la boca y lo enciende. Apresura una profunda calada, soltando el humo me dice _toma, fumate éste_ lo agarró sin objeciones _Es un símbolo_ y no me dice nada más. Me quita el cigarrillo de la boca y me pone el que hacía un momento me había pedido.

M: Dale una gran calada_ ordena y lo enciende, hago lo que me pide. Me quita el cigarrillo de los labios lentamente y se lo pone en la boca. Suelto el aire y sigo fumando el mío _Dylan_ me mira a los ojos _en un día, me has hecho querer fumarme dos cigarrillos_ se acerca y en un tono más bajo dice_ lo que nadie a hecho.

¿Cómo debo tomar esto?

D: No se puede decir que sea algo bueno_ suelto el humo de otra gran calada a un lado de su cara. Mario seguía aún pegado a mi.

M: No lo es, fumar no es bueno_ afirma.

Perdida en esos oscuros ojos que me miraban curiosos dije _Entonces Mario ¿Qué es?

M: No lo sé pero...me gusta_ y se aleja de mi, apoyándose contra el espaldar mirando hacia el techo.

DESPACITODonde viven las historias. Descúbrelo ahora