Parte 13: "Un par de chupitos por la confusión"

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Perdí la partida y miré plenamente a Marian y a...

¿Mario?

No puede ser.

Él era el Tardón y el del cigarrillo del parque.

No dejé terminar a Marian _Mario, Mario Ruiz_ me reí pícaramente.

Mario: ¿Carla?_ miré sus ojos llenos de confusión.

Sí hubiera sabido que no sería un desconocido me hubiera ahorrado toda está confusión. Rodé los ojos de mala gana y me levanté del sofá. Al acercarme a él no aparte mis ojos de los suyos, sorprendentemente él tampoco los apartó de los míos.

Entre más me acercaba más me daba cuenta de que tenía, realmente, unos bonitos ojos oscuros, los cuales tintineaban con mi más cercana presencia y los cuales ahora estaban repletos de confusión por mi culpa.

Le estreché la mano y besé su terso cachete.

Dylan: Nop, encantada soy Dylan, Dylan Jones o también Carla para los desconocidos_ le sonreí con cara de culpable y le pique el ojo. Me giré y volví a mi cómodo sillón a terminar lo que no había acabado.

Marian: Mmm..así que ¿Os conocéis?_ dijo confusa _¿A qué viene eso de Carla? Dylan_ me miró mientras reía por dentro.

¡Ay Marian! Aún te queda tanto que aprender de mi.

Mario se sienta al lado mío, mientras que Sebas y Marian se sientan en el otro tramo del sillón.

El sillón tiene forma de L pero los dos tramos son igual de largos. Éste está encajado en la esquina del ventanal de mi habitación y tiene una mesa en el medio, de tamaño medio.

Dylan: Pues es una larga historia, la verdad_ miré a Mario picara. Me acercó a su oído y le susurró que no cuente nada _Será nuestro pequeño secreto_ todos comenzamos a reir aunque, Mario y yo eramos cómplices de las verdaderas risas.

*Un tiempo determinado más tarde*

Recostada en el sillón miré por el ventanal, era una noche preciosa y estrellada. La música cambia, ahora suena Bad Moon Raising.

Dios, esta música era tan perfecta para el momento.

No sé por qué lo hice pero sin pensarlo bien, comencé a moverme lentamente en aquel sofá, era un simple swing de un lado al otro, con movimientos muy lentos de cabeza y un leve tarareo.

Entrecerraba de vez en cuando mis ojos durante un par de segundos para conectar más con la letra de la canción.

Una vez abiertos, mis ojos divagaron de las estrellas o del punto sin fijar a la cara de un chico, de un chico al que había tirado, robado un cigarrillo y engañado, él me miraba serio, atento a cada movimiento que hacía.

No sé cuánto tiempo pasó hasta que me di cuenta de ello.

Inmóvil lo miro tan atenta como él lo está de mi y apoyo mi espalda en el alto reposa manos para tener un mayor campo de visión de él. Sus ojos no me dicen nada y me gusta. No sé lo que piensa, y me rompe los esquemas, sobretodo, cuando hace un rato era súper previsible y transparente.

Él y yo nos miramos sin pensar, sin ningún tipo de incomodidad, sin necesidad de hablar y sin buscar nada a cambio. Solo nos miramos como quién mira el atardecer sentado en una roca.

La canción se acaba y Marian nos interrumpe.

Marian: ¡Hey! Vamos a beber unos tragos para celebrar tu llegada_ dice entusiasmada mientras pone las botellas sobre la mesa.

Dylan: Claro_ y me giro hacía la mesa.

A lo que Sebastián contesta gritando eufórico _¡Yuju!_ y abriendo el alcohol.

Sirven varios chupitos de vodka y Marian ahora gritando dice emocionada _¡Dylan! Mi mejor amiga, te he extrañado tanto_ me da la mano y me mira con ojos sinceros y llenos de cariño _ Ahora que ya estás aquí todo será genial y..._ me suelta y se gira a Sebastián _Junto a las personas que más quiero, Sebas, mi vida_ lo besa _y Batman_ le mira y le lanza un beso en el aire, el cual él corresponde llevándoselo al pecho _¡Os quiero mucho!¡Por nosotros y por lo que queda!

DESPACITODonde viven las historias. Descúbrelo ahora