Capítulo 3

13.3K 1.2K 624
                                    

Yoongi estacionó el Porche frente a casa, no quiso meterlo a la cochera porque sabía que irían a la cena de sus suegros, así que el auto debía estar listo.

Salió del auto, con las llaves agitando en la mano, subió las gradas de su maravillosa casa y entró. La parte favorita de su día. Regresar a casa.

-¡Estoy en casa!- Gritó al escuchar el silencio en la sala.

Jimin, quién se encontraba en su habitación junto a Hoseok arreglandolo para irse, se escapó entre los brazos de su papi para salir corriendo en busca de su padre con solo escuchar su voz.

Yoongi pudo escuchar la risa de Jimin haciendo eco por toda la casa, observó al pequeño niño con el cabello casi rizado bajar las escaleras rápidamente.

-Con cuidado, Jimin- Dijo acercándose a él rápidamente para evitar accidentes. Lo cargó entre sus brazos haciendo que el pequeño lo abrazara como un koala.

-¡Papá!- Sonrió Jimin.

-¿Como estás, campeón?

Yoongi adoraba aquellas bienvenidas, calurosas, afectivas y amorosas por parte su hijo mayor.

Jimin comenzó a hablarle sobre su día en la escuela, las tareas que hizo, la estrellita dorada que se ganó en la frente y lo más importante, el nuevo juego que su primo Taehyung tenía. A Yoongi le costó demasiado entenderle o encontrar una coherencia entre las palabras del pequeño castaño.

-¿Me complas uno?- Preguntó juntando sus manitas en forma de suplica. -Pol favol, pol favol, pol favol... -Repitió varias veces.

-Ya veremos... -Respondió el rubio pensado que aquél juego no le ayudaría en nada sobre su vida. Estaba en contra de los video juegos. -¿Donde está papi?

-Eta en mi cualto... ¡Mila mi cabello!- Señaló los pequeños rizos.

-Te ves precioso.

Jimin sonrió haciendo que sus ojitos se convirtieran en líneas adorables. Yoongi le dió un beso en la mejilla por su acción y entró a la habitación de Jimin; un cuarto pequeño pintado de color azul, una cama repleta de peluches, un escritorio con libros para colorear, un baúl con juguetes y un armario donde guardaba su ropita. Pero Hoseok no se encontraba ahí.

Yoongi cerró la puerta y caminó a la suya, una habitación el doble de grande que la de Jimin, con una cama matrimonial (dónde ahora solo dormía él por los recientes llantos de Jungkook en las madrugadas), un tocador, un baño extra y el ropero.

Observó a su esposo cambiando a Jungkook con cuidado.

Hoseok había decidido ponerle al pequeño bebé un mameluco blanco y encima su trajecito café de osito con un moño amarillo en el cuello porque sabía que hacía mucho frío afuera y lo menos que quería era que su bebé se enfermara.

-¡Papi!- Gritó Jimin tratando de llamar la atención de Hoseok, quién terminaba de cambiar a su pequeño conejito sin darse cuenta de la presencia de su esposo.

-Jimin, ya te dije que no corras, aún no... -Se detuvo al ver a Yoongi en la puerta.

Estaba sorprendido de verlo ahí, de pie, observándolo con una enorme sonrisa. No se imaginaba que regresaría tan pronto. Incluso ya se había preparado un discurso larguísimo para reclamarle su ausencia pero lo olvidó en cuanto sintió su perfume cítrico abundar en la habitación.

-Hola... te dije que haría lo imposible.

Yoongi bajó a Jimin en el suelo para acercarse a su esposo.

-Pensé que volverías más tarde... -Dijo poniéndose nervioso por la forma en que Yoongi lo observaba y acortaba la distancia. -... ya cambié a los niños, iré a darme una ducha rápida.

DIVORCIO【EDITANDO】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora