Capítulo 8

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¿Cómo había cambiado su vida de un día para otro? Después de todo lo que había pasado con Hoseok ¿Porqué la vida estaba jugándole esta mala pasada? ¿Se lo merecía? Por supuesto que no, porque después de todo no recordaba serle infiel a su esposo, lo sentía, lo presentía. El sentimiento de culpabilidad no llegaba a perturbarlo, lo único que le robaba el sueño por las noches era la ausencia de su esposo, aquél hombre pelirrojo, hermoso y bello, su sonrisa por las mañanas y la forma en que tomaba todo de su ser cuando hacían el amor. Ahora, solo podía abrazar la almohada con el perfume de su ausencia, suave y masculino, lo que le hacía querer correr a sus brazos y llorarle mares para conseguir su perdón pero, después de la conversación que tuvo con él, sentía que estaba más afuera que adentro.

Sentado en su despacho, la idea de vivir sin el amor de su vida le estaba matando. Comenzaría a mover todas sus cartas si fuese posible con tal de tener de regreso a su familia porque no podía vivir sin su esposo, mucho menos sin sus hijos y eso le dolía en toda el alma.

-Señor Min... -Una voz joven le hizo levantar la vista para encontrarse con su secretaria, podía verla temblar y eso le ponía los nervios de punta.

-¿Qué pasa?- Respondió con voz de mando, la misma que hacia a todos suplicar por clemencia. Tener al señor Min de jefe era una tortura psicológica.

-Tengo la carta de presentación que mandó el jefe de la asociación Wang.

Yoongi estiró la mano comenzando a buscar algún correo del señor Wang en su bandeja de entrada. Tomó las hojas y pidió que la joven chihuahua se retirara de su despacho.

Al fin tenía la invitación oficial para ir a China y finalmente, hacer el tratado de comercialización. Ese maldito tratado que tanto le había causado dolores de cabeza y ahora que al fin podría dominar el mundo de la comercialización, sufría un golpe aún más duro que el rechazo. El divorcio con Hoseok.

Negaba rotundamente dárselo, no se quedaría de brazos cruzados, el problema apenas estaba comenzado y eso quería decir que, aún tenía tiempo para arreglar las cosas pero antes necesitaba urgentemente encontrar a Vernon y aclarar las cosas. Ponerle un fin a sus tonterías.

Las probabilidades de que hubiese engañado a Hoseok eran, a su pensar, mínimas. ¿Porqué se acostaría con alguien que no amaba? ¿Porqué sentiría placer de tocar una piel que no fuera la de su esposo? Pensar en Vernon y él juntos provocaba que su desayuno quisiera escapar de sus intestinos.

-Señor Min- Era de nuevo aquella joven con la voz chillando a través del parlante -Un señor llamado Son Hyin desea hablar con usted.

-Déjalo pasar.

Era como si Dios le estuviera dando una oportunidad antes de que todo acabara al escuchar su nombre.

Un hombre mayor, rondando en los cuarenta se presentó en su despacho con un maletín tan limpio y pulcro como su traje.

Yoongi se puso de pie para su encontro a medio camino y estrecharon las manos como dos viejos amigos.

-Te has tardado una eternidad- Dijo sintiendo que la respuesta del señor iba a resolver sus problemas.

-Seguirle la pista a un universitario es demasiado para mi edad- Respondió con la voz cansada pero animada.

-¿Qué has sabido?

El rubio se acercó a su mini bar para servir dos copas de vino. Con una en cada mano, regresó al sofá donde el hombre se había acomodado. A Yoongi no le molestaba, después de todo, le debía mucho a Son.

El hombre con el rostro casi arrugado recibió gustoso la copa y bebió de ella antes de contestar. Yoongi tuvo que beber todo el contenido en su copa, necesitaba algo más fuerte.

DIVORCIO【EDITANDO】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora