Carta #16 .- Confesión de una infidelidad

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No es falta de amor. No es falta de interés. Al menos no de mi parte.

¿Qué te piensas que soportaría toda tu mierda por siempre?

No.

Al principio eras un príncipe azul. Eras mi Romeo, quien luchaba a capa y espada por mí. No fue fácil ni para ti pasar por el tiempo de conquista, ni para mi aceptar que poco a poco te ibas ganando mi cariño.

Suena tonto hablarte de amor aun cuando el titulo te dice que te soy infiel, pero así son las cosas; yo te amo. Te idolatro con mi vida, eres lo mejor y lo peor que me pudo pasar.

Después del año de novios comenzaron los cambios. Nada extraño ni fuera de lo común, ya nos conocíamos lo suficiente como para fingir que soy una chica con modales impecables que nunca se hecha pedos o tiene gases en el estómago, ni tu para fingir ser un caballero que nunca se rasca los huevos cuando le pican. Me pareció completamente tierno conocer cada uno de tus defectos, significaba que el sentimiento era reciproco. ¿No?

Después de casi cuatro años a tu lado, puedo decirte que eres la peor persona con la que pude toparme. Celoso y desinteresado, estresante y enojón, con tus vicios y manías, tu adicción por la pornografía y tu aire un tanto afeminado.

Lo más horrible de todo es que aquello que tanto te odio, es también lo que más me encanta de ti. El modo en que te molestas, las pequeñas expresiones que sueles usar, de las que a veces no tengo ni idea de lo que significan, tus peleas internas para poder externar tus emociones, tu concentración y pasión para con lo que haces.

¿Cómo explicarte mi infidelidad?

No fue planeada. Ni siquiera se me paso por la mente. A ese hombre lo había visto ya varias veces antes. Me hablaba de su pareja, de su vida, de sus estudios, e incluso de su trabajo.

En ningún momento se me paso por la cabeza que tuviese otras intenciones conmigo. Un par de años mayor que yo, con distintos intereses y gustos dispersos. Lo admito, lo cache varias veces mirándome fijamente los labios pero intente no tomarle importancia.

Hace unas semanas, luego de una discusión; tuvimos un encuentro como cualquier otro. Nos saludamos, charlamos un rato y le comente nuestra pelea. No creí que sería capaz de aprovechar la situación para robarme un beso e invitarme a salir.

Estúpidamente creí que sería para disculpase. Me metí a la boca del lobo. Salí a comer con él. Todo iba de maravilla hasta que me pregunto "¿Cuál sería tu tarifa?" y yo envalentonada por el alcohol respondí como una cualquiera "Yo no cobro. Solo elijo bien a quien me cojo"

Fue lo único que necesitaba para pedir la cuenta y una habitación en el motel más cercano.

Me lo folle sin dudarlo. Una experiencia salvaje y húmeda, el hombre sabía muy bien donde tocar para lograr sacarme orgasmos. No te voy a mentir, me olvide completamente de ti mientras me retorcía de placer en los brazos de mi amante y no me puedes culpar, pues hacía meses que no me tocabas de esa forma tan sensual, ya no me sentía querida, deseada, ni siquiera admirada.

Cuando salí de aquel sitio, oliendo a shampoo y jabón barato, recibí una llamada tuya. Conteste aun con él a mi lado, me besaba mientras me hablabas de reconciliarnos y me pedía que volviéramos a repetir los sucesos de esa tarde al tiempo que me decías "Te amo tanto como para dejar que esta pelea nos separe".

No me sentí culpable entonces, mucho menos hoy.

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A quien correspondaWhere stories live. Discover now