Capítulo 21

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Todo estaba listo. En cuestión de minutos estaríamos rumbo al palacio Real. Llevaba un pantalón de pana negro, una camiseta blanca, una americana negra y unas sandalias con plataforma.

Debía ir elegante pero informal.

-Cuando quieras Irina- Dijo Mohammed asomándose por la puerta con el traje típico emiratí.

Al salir tres coches negros esperaban en la puerta. Mohammed ya estaba dentro. El camino fue entretenido ya que pusieron música típica y empezaron todos a cantar.

-Hemos llegado- Dijo Mohammed asomándose por la ventana.

Palmeras, cientos de metros de césped, pavos reales y un gran arco de piedra blanca en la entrada con caballos encima se elevaba ante nosotros. Al fondo, como salido de un cuento de hadas: un gran palacio.

Pasamos un pequeño control de seguridad y el coche nos dejó ante unas impresionantes escaleras justo en la entrada. El calor pegajoso a las 2 de la tarde impactó sobre mi cara, es cierto que no era verano, estábamos en febrero, pero el calor era horrible.

-Bienvenidos señores- Saludó un local a Mansour y al resto.

-Te presento a Irina- el local me tendió la mano y me saludó.

-Si hacen el placer, su majestad los espera dentro, aquí el calor es horrible- Dijo otro local indicándonos pasar.

Pasamos a lo que parecía ser una entrada: con grandes alfombras, enormes lámparas de cristal colgadas del techo recubierto por adornos, varias mesas y sillas junto con sofás, en definitiva, todo muy recargado. Una gran imagen del Jeque Mohammed en la pared y un olor que me llamó la atención, como frutas afrodisiacas. Algo que agradecí mucho fue el aire acondicionado, bendito seas.

Varios locales nos guiaron por pasillos interminables. Mohammed iba a mi lado. Todo era nuevo y extraño a la vez, quizás el choque cultural y la extravagante decoración, pero en cierto modo, tener a Mohammed a mi lado me hacía sentir más cómoda.

-Al entrar debes esperar a que uno de los secretarios te diga que puedes acercarte, deberás caminar hasta llegar a unos 5 metros de donde estén sentados y esperarás a que se levanten y te saluden, entonces posarás para las fotos y a cualquier pregunta que te hagan responderás, no te van a comer. Su majestad sabe que eres extranjera y hará que te sientas cómoda- Dijo Mansour mientras entrábamos a una enorme sala.

Enorme se queda corto, interminable. Igual de extravagante a lo que había visto, con sofás y mesas a los lados, todo ocupado por emiratíes que me miraban expectantes y comentaban entre ellos. Menos mal que llevaba lentillas, porque si no hubiera necesitado unos prismáticos para darme cuenta de la gran distancia a la que se encontraban los Jeques. Tendría que recorrer, sola ese enorme pasillo, pasando entre todos estos hombres. Tierra trágame.

Miré a mi alrededor una vez más, todas las miradas estaban puestas sobre mí. Al fondo pude divisar una mano que me llamaba, para que avanzara. Miré a Mansour que me indicó con la cabeza que fuera, y por última vez a Mohammed que me transmitió una agradable sonrisa.

"Tranquilizate Irina, imagina que son todos besugos, y que estás en una pasarela" Así que a paso decidido empecé a andar hacia el final de la sala.

De reojo miraba a los lados, si digo que en esta sala hay por lo menos 100 personas no me creeríais. Todos con la vestimenta blanca y barba, muy arreglados. Viejos o más jóvenes, estaban pendientes de mi caminata y a la vez comentaban entre ellos.

Me quedaba menos, y podía ver con claridad las dos figuras que tenía a pocos metros: dos hombres sentados en dos sillas, uno más joven que otro. Pude diferenciar bien al Jeque Mohammed, por su barba y porque había visto sus fotos en todos lados. El otro se me hacía familiar, apariencia bastante atractiva y mirando curioso hacia mí.

"Párate 5 metros antes de llegar..."

Detuve mi caminata y esperé a que sucediera algo. Entré en pánico. Ninguno se movía. ¿Había hecho algo mal? Era tanto mi pánico interior que me asusté cuando el Jeque Mohammed se levantó de la silla, y mi reacción parece ser que le hizo gracia al otro que tenía al lado, que seguía mirándome con cierta curiosidad en sus ojos.

-Bienvenida Irina, soy el Jeque Mohammed Bin Rashid Al Maktoum, actual primer ministro y vicepresidente de los Emiratos Árabes Unidos y mandatario de Dubai. Es para mí un gran honor tenerte aquí, y poder desarrollar contigo el proyecto de la película- Me dijo con un caluroso estrechamiento de manos.

Era un hombre con apariencia relajada, mayor pero agradable. Más bajito que yo. Mido 1,80. Era más alta que la mayoría de hombres de esta sala.

-Quiero presentarte a...- No le dio tiempo a terminar cuando el otro hombre se levantó, me tendió la mano y empezó a hablar.

-Hamdan Bin Mohammed Bin Rashid Al Maktoum, príncipe heredero de Dubai- Me dijo mirándome directamente a los ojos, y con una pequeña sonrisa en su rostro- Bienvenida a Dubai.

Piezas de puzzle (Fazza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora