Capítulo 42.

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Rápidamente respondí al whastapp a Hamdan.

"Hola Hamdan, estaré encantada de ir, sería genial si puede venir alguien a recogerme, así no le hago a Mohammed ir y venir, un saludo"

No tardó mucho en contestar:

"Genial Irina, en una hora pasará a recogerte un coche, nos vemos guapa"

¡¿Me acababa de decir guapa?!

Una hora más tarde, tal y como Hamdan me había dicho, un BMW negro estaba esperando en la puerta.

-Espero que lo pases bien, si necesitas algo ya sabes cómo contactarme- Dijo Mohammed casi sin mirarme. Sí, seguramente estaba molesto.

En el coche le hablé a Jessica.

"Tía, al final he hecho lo que me aconsejaste, pero no sé si ha sido buena idea, porque Mohammed se ha enfadado conmigo"

"Tía ni te rayes, que le den a Mohammed, a ti lo que te interesa en llevarte bien con Hamdan, aunque visto lo visto parece ser que os lleváis de maravilla. Llámame loca, pero le he investigado en internet, y parece ser que tu apuesto principito es un poeta empedernido y un gran amante de los deportes de riesgo, ¡y le encantan los niños!"

"Eso ya lo sé, pero vivo cada día con Mohammed, la verdad es que no me conviene llevarme mal con él por eso"

"Tía, lo de Mohammed me tiene loca a mí también, me gustaría hablar contigo más sobre él, pero sinceramente creo que Hamdan es un buen partido"

"¿Sabes lo que ocurriría si el mundo entero se enterara de que yo tengo algo con el Heredero de Dubai? Todo el mundo me llamaría aprovechada y a él viejo verde"

"¿¡Sólo porque él es mayor que tú!? Chorradas Irina, tú sé amable con él y haber si surge la chispa entre vosotros dos, ya me contarás"

-Hemos llegado señorita- Dijo el chófer mientras aparcaba el coche en el gran párking lleno de coches lujosos y despampanantes. -El señor la espera en las cuadras-

-Muchas gracias- Dije mientras entraba a los establos.

Un delicioso olor a caballo impregnó mi nariz, cómo echaba de menos montar. No ví a nadie a lo largo del enorme pasillo, así que me paré a mirar a los animales. Preciosos, limpios y brillantes. De todos los colores y alturas.

-Puedes montar el que quieras- Esa voz me hizo sobresaltar a la vez que mi piel se erizó lentamente al girarme y ver a imponente hombre delante de mí, vestido en pantalones y camiseta que le marcaba todos los abdominales.

-Encantada de verte Hamdan- Dije regalándole una cálida sonrisa.

Empezaba a darme cuenta de que no sonreía mucho, pero cuando lo hacía se paraba el mundo. En cierto modo me sentía identificada con él, siempre rodeado de tanta gente, que no sabes en quien confiar y a quien mostrar tu verdadero yo.

-Espero que estés dispuesta a pasrlo bien y a relajarte, yo hoy tengo día libre, así que no creo que me molesten en todo el día, así que no sé a qué esperas en ponerte los pantalones, las botas y subirte en un caballo- Dijo mientras se adelantaba.

Rápidamente hice lo que me dijo y cuando estuve lista salí.

-Te recomiendo a Philip, es muy mansito pero tiene chispa al galope, o también a Hatib, que aunque sea entero es un cacho de pan, aunque eso a tu elección.- Dijo Hamdan mientras abría una cuadra y sacaba a un precioso caballo gris.

Me quedé ahí quieta, mirando cada movimiento. Muévete Irina, que se te cae la baba.

-Pero date prisa que voy a acabar yo antes que tú- Habló mientras cepillaba a su caballo sin despegar la mirada de las crines del animal.

-Perfecto, pues me cojo a... Philip.- Dije viendo al enorme caballo marrón que se alzaba ante mí.

-Buena elección, espero que te hagas con él, porque como no te conoce a lo mejor te prueba al principio.

-Digamos que soy una chica a la que le gustan los retos.. no hay caballo que se me resista.

-Bueno saberlo- A lo que los dos reímos.

Ambos seguimos a lo nuestro, aunque sí, es cierto, para qué me voy a engañar. Lo miraba. Y lo remiraba. Su pelo negro caía sobre su frente sudorosa, su camiseta ya estaba empapada en sudor, parecía cansado, pero se notaba que se manejaba a la perfección con los caballos.

-¿Estás lista?- Dijo una vez terminó.

-Un segundo... estoy.... Philip baja la cabeza...- Decía mientras intentaba ponerle la cabezada al caballo. Yo era alta, pero el caballo más y como subía la cabeza me era imposible alcanzarle.

-Espera que te ayudo- Dijo mientras rodeaba al caballo por el otro lado y en un ágil movimiento le bajó la cabeza para facilitarme ponerle la cabezada. En una milésima de segundo nuestros dedos se rozaron.

Es una chorrada, pero algo en mí se encendió. ¿Me estaré enamorando del Jeque Hamdan? ¿Y si es así... qué puedo hacer al respecto?

-Bien... este es el plan, como hay tiempo y el sol ya casi se ha ido, por lo tanto hace menos calor, iremos a pasear un rato, y luego si quieres cenamos algo- Dijo mientras se colocaba las botas de montar y salía con el caballo hacia la puerta.

-Me parece perfecto- Acto seguido imité su acción y ya una vez fuera coloqué al caballo con la intención de subirme.

-¿Necesitas ay...?- Dijo él mientras me observaba desde encima del caballo, pero yo ya me había subido.

-No gracias, Philip es alto, pero yo soy ágil.

-Ya veo ya... ¿Lista?

-Lista.

El sol estaba justo por desaparecer. Podría decir que ahora mismo éramos un fotón: dos jinetes, con el atardecer, desapareciendo entre las dunas del desierto de Dubái.

Piezas de puzzle (Fazza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora