5. Despedida

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Leonardo.
En sus labios se dibuja una fina sonrisa que logra iluminar gran parte de su rostro, se ve tan radiante e indefensa que los impulsos de besarla se hacen cada vez más incontrolables. Retiro un mechón de su pelo y lo coloco detrás de su oreja. Dejándome llevar por el camino de su rostro mis manos se deslizan hasta su mejilla, la acaricio con mi pulgar de la forma más delicada que me es posible. Ella cierra sus ojos e inclina su cabeza hacia mi mano, esbozo una sonrisa antes de tomar su rostro con mis dos manos y acercarlo al mío, nuestros alientos se cruzan haciendo que una extraña sensación placentera se apodere de mi, la beso sin esperar un segundo más, me apodero de su boca y de su lengua, ella no opone resistencia aunque en estos momentos no estoy seguro si mis cinco sentidos están en contacto entre sí o se están dejando llevar.
Nova se aparta unos centímetros de mí para luego embestirme con un beso más feroz y lleno de alguna emoción que no logro identificar, pero se siente bien.
Mi chica pasa sus manos al rededor de mi cuello y comienza a jugar con el resto de mi banda color azul, yo bajo mis manos hasta su cintura bien hecha, la curva que se forma en su cuerpo me provoca la misma sensación que sus besos, haciendo que deba contener mis impulsos para no caer en algo en donde quizá no este preparado.
Nos separamos por falta de aire dejando un rastro de saliva entre nosotros que nos une, ella lo limpia tímidamente y me sonríe de forma tierna.
—Vamos a la cena —susurra con la respiración agitada y las mejillas coloradas.
Estoy seguro que siente las mismas emociones que yo estoy sintiendo, no son fáciles de reprimir, y mi cuerpo en estos momentos me está pidiendo a gritos más y, siendo sinceros, no quiero negárselo.
—Podríamos... —paso una de mis manos sobre su cuello provocando que Nova se estremezca y se aparte un poco.
Cierro mis ojos y retiro mi mano lentamente.
Me fascinaría estar con ella, dejarme llevar por los impulsos del cuerpo, pero tampoco sería correcto, además, Nova espera demasiado esta cena.
—Tal vez luego —añado yendo hasta la ventana para recargarme en ella y soltar un largo suspiro cargado de frustración y resignación.
Segundos después siento como las manos de Nova rodean toda mi espalda de una forma tan delicada y comprensiva que hace que los efectos de sus besos desaparezcan, dejando solo la ternura. Su cara se queda apoyada en mi caparazón provocando que mis ojos se cierren y deje escapar todo el aire que contienen mis pulmones.
—Te amo... —susurra, casi inaudible.
Intenta ocultar su cara en mi caparazón, pero solo logra frotarse en él.
—Y yo a ti —respondo envolviendo sus manos con la mía.
Los vecinos de mi novia ya han quitado su música...

[...]

Al llegar me percato que el restaurante esta en completo silencio y con las luces apagadas. Bajo a Nova de mis brazos y le hago una seña para que se quede en su lugar, sin mover ni un músculo, a lo que ella no opone resistencia, pero conociendo a mi chica sé que no durará mucho. Me asomo por la ventana, la estufa está encendida hirviendo algo caldoso que se riega por los extremos de la olla.
—Murakami nunca deja su restaurante —susurra Nova caminando hasta donde me encuentro.
—No te acerques mucho —digo mientras colocó a Nova detrás de mí.
Ella se limita a sacarme la lengua y fruncir su ceño, la escena da ternura. Abro la puerta y entro con el mango de mi Katana en mano para cualquier movimiento. Unas velas se encuentran encendidas al final del lugar, y en medio, una mesa cuadrada con un mantel blanco y otro más pequeño color rojo.
Debo admitir que se ve estupendo, ni yo me habría imaginado tal escena.
—¡Ah! —un grito me hace girar tan de repente que casi tiro una de las sillas más cercanas a mí—... Creí que llegarían más tarde.
El señor Murakami lleva en sus brazos unas copas y unos platos de porcelana.
—Déjeme ayudarle —y sin esperar respuesta alguna Nova se abre camino empujándome y tomando las copas, las cuales las lleva hasta la mesa con los manteles.
Murakami se acerca a mí y me hace una de sus famosas señas para que me acerque más a él.
—Tu chica es realmente especial, te aseguro que le encantará todo esto.
Y finalizando con una sonrisa se dirige hasta la mesa y prosigue con su decoración. Me acerco a ellos y pongo los utensilios que usaremos para comer, todo va de maravilla.
—Bien, siéntese y disfruten —dice Murakami una vez terminado el decorado de la mesa, junta la palma de sus manos con gran felicidad —. Iré por la comida.
Nova asiente con una sonrisa preciosa.
Voy hasta ella y le ofrezco la silla caballerosamente, ella ríe antes de aceptar el lugar, corro la silla hasta la mesa y voy al otro extremo para tomar mi asiento.
—Esto es estupendo —Comenta Nova observando con fascinación todo.
Desvío mi mirada hacia los tenedores de metal que se encuentran sobre la mesa, debo hacer esto bien, pedirle que me disculpe (aunque ya lo haya hecho indirectamente)
—Es mi disculpa por actuar de tal manera... Yo...
—No —interrumpe tajantemente Nova, la sonrisa de hace unos segundos desaparece —. Lo siento por no saber cómo reaccionar... Te aseguro que trabajaré en ello.
Sonrío y tomo su mano para depositar un beso en ella. Murakami coloca la comida en la mesa de una forma profesional, es pizza Giosa, la especialidad de este restaurante. Comemos sin decir ni una sola palabras más que un: "provecho, cariño" debo admitir que no me gusta el silencio, pero en el que estoy en estos momentos no me molesta en lo absoluto, e incluso podría decir que lo estoy disfrutando tanto como Nova.
Al terminar el primer plato, Murakami trae el segundo con una alegría inmensa, le agradezco bastante este detalle. Nova dice algunos chistes que en verdad causan gracia, pero no me atrevo a reírme más de lo requerido por no arruinar esta hermosa velada.
Observo el t-phone minutos después de haber terminado de escuchar los chistes de Nova y de haber terminado el segundo plato lleno de pizza Giosa, me percato que los minutos han pasado tan rápido que se han convertido en una hora, lo que quiere decir que debo darme prisa para llevar a mi hermosa Kunoichi devuelta a su casa y tomar el avión.
—Linda —llamo, y ella pone toda su atención en mi —, debemos regresar, recuerda que debo irme a Centroamérica esta noche.
Ella aprieta sus labios y frunce el ceño, los palillos chinos han pasado a segundo plato en su lista de prioridades por lo que me limito a seguir su gesto y dejarlos aún lado de mi plato con la cabeza baja.
—¡Vámonos! —dice levantando la mirada con una sonrisa, lo que me deja más desconcertado que aquella mañana cuando amanecimos juntos.

No Me Dejes [Rafa y tú o Leo y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora