7. No estas sola

217 23 2
                                    

Nova.
—¡Nova, regresa!
Mi respiración comienza hacerse más agitada al tiempo que mis piernas y pies comienzan a entrar en calor por el ejercicio intenso. Odio ya no tener la misma condición de antes.
—¡Molly! —grito una vez más alzando mi brazo para hacerme notar, aunque la joven madre permanece inmóvil, tal y como si hubiera visto un fantasma.
Doy unos cuantos pasos y jadeos más para por fin llegar a la puerta donde no lo pienso ni un segundo y empujo a Molly dentro del edifico seguida de mí y el fuerte golpe de la puerta al cerrarse.
—¿¡Qué se supone que haces niña!? —pregunta al fin Molly azotando su pie contra el suelo de la gran furia.
Inhalo y exhalo aire intentando recuperar mi respiración normal, pero me es más difícil de pie por lo que me limito a recargar mi espalda en la pared y apoyar ambas manos en mis rodillas para soportar mi demás peso.
—¿Qué era lo que te venía correteando? —pregunta igual de alterada que un inicio.
Me limito a cerrar mis ojos mientras mi mano figura un pequeño abanico, comienzo a sentir como pequeñas gotas de sudor se escurren por mi piel, por Dios, no hice tanta actividad física para tener estas consecuencias.
—¡Responde niña!
No recordaba que Molly fuera tan histérica, su voz se ha vuelto demasiado chillona. Doy una gran respiro antes de levantar mi mano para formar un un ademán de "espera". Su voz comienza a sacarme de mis casillas y eso que considero que la paciencia está de mi lado.
—Era una persona...
—¡Eso no era una persona! ¡Se lo que vi! —interrumpe mientras se cruza de brazos.
Frunzo el ceño y la volteo a ver ¿vio a Rafael? No creo que haya alcanzado a verlo, es un ninja experto, debió haber optado subirse a un edificio en el momento que salí corriendo a la calle principal.
—Cualquier otra cosa que haya visto, que no sea una persona, es erróneo.
—Las noticias ya han detectado cosas raras en esta ciudad, más vale que no estés involucrada en nada de eso.
¿Cosas raras? Lo más raro que hay es la nueva actitud de mi adorable vecina Molly.
—Recuerda que no eres la única que vive en este edificio —añade entre dientes.
No sé si deba alarmarme que mi vecina haya cambiado de actitud en tan corto tiempo, pero no la puedo juzgar, no sé por lo que esté pasando, quizá el estrés de la gran ciudad la ha cambiado, quizá el financiamiento ya no es suficiente, puedo imaginarme varios escenarios pero solo ella sabe su situación, quizá deba ir a visitar más a su hijo, es probable que él también este sintiendo el cambio de su madre.
Me incorporo de nuevo y en un reflejo lanzo mis cabellos para atrás acompañado de unas cuantas gotas de sudor, las cuales no tardo en limpiar con el dorso de mi mano.
—Solo ha sido un inconveniente —respondo inhalando de nuevo aire con un fuerte ruido —. Le aseguro que esto no volverá a pasar.
—Es lo menos que puedes hacer después de esto.
—¿Perdón?
—Nadie me quita de la cabeza que lo que vi fue un mutante —dice Molly poniendo fin a la conversación y tomando camino hacia su departamento.
Esto debe ser una broma.
Espero que no comience a propagar la noticia por todo el edificio, estoy segura que no vio a Rafael a la perfección, lo más probable es que solo haya visto su silueta, debe olvidarse de este incidente pronto.
Me limito a imitarla y subir a mi departamento para poder descansar. No negaré que me gustaría asegurar la puerta y ventanas con seguro, pero también una parte de mí no quiere.
Al estar subiendo las escaleras, casi en los últimos escalones caigo en cuenta que las llaves se quedaron dentro del departamento.
Dudo encontrar un cerrajero a estas altas horas de la noche e ir con Molly para que me dé asilo no es una buena opción y Zoé está muy lejos.
Dejó salir un largo y pesado suspiro antes de llegar a la puerta del departamento y recargar mi espalda en la puerta.
—La próxima vez pondré una llave bajo el tapete —susurro mientras cierro mis ojos y recojo mis piernas entre mis brazos para después ocultar mi rostro entre mis brazos y piernas.
Comienzo a sentir la tranquilidad que los pasillos desolados ofrecen y es donde comienzo a pensar que no fue tan malo dejar las llaves adentro.
Sin embargo, grande es mi sorpresa cuando en una fracción de segundos siento como la puerta a mis espaldas se abre y me introducen a la vivienda sin darme tiempo de reaccionar.
—De nada por no dejarte a fuera —escucho decir a alguien.
No tardo en identificar que se trata de Rafael, el tonto quien hizo todo este show posible.

No Me Dejes [Rafa y tú o Leo y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora