Capítulo VII

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25 de enero del 2018, Oxford (Reino Unido)

Me dirijo a la mesa 4 para ver qué quieren tomar. He tenido un día bastante largo. Aunque me guste trabajar, hoy me entero de que uno de los profesores me suspende. Me tiene indignada, ese John Anthony si no fuese mi profesor de Álgebra le arrearía algún que otro guantazo. Va de inteligente, cuando en verdad no lo es, y encima nos pide hacer maravillas con las matemáticas. Y así aquí estoy yo, suspendiendo la primera asignatura en los cuatro años que llevo en la carrera.

Estoy trabajando ya que mi beca es parcial, me pagaba las matrículas de los cuatro años pero me ayudaban en la economía de los dos primeros años. El año pasado y este, mi último año, he estado trabajando para poder pagar todos los gastos. No quería que mis padres trabajasen más de lo que hacen para que me pagasen todo.

He estado trabajando de camarera en varios centros, como recepcionista de hotel y dependienta de ciertas tiendas. Siempre organizando mi tiempo de estudio y el tiempo de trabajo. Ahora estoy de camarera en un restaurante acogedor, llamado Lilyland, te sientes como en casa. No es muy elegante pero tampoco ordinario. En verdad me lo paso bien en este trabajo, ya que hay una chica que canta en este local llamada Rose. Tiene una voz muy dulce. Llevo aquí trabajando dos meses y nunca me canso de escucharla cantar. Hace el trabajo más ameno.

Pero, hoy está tardando mucho en venir, ella suele venir a las 8 y ya son las 8 y media. Me parece muy raro, ella es muy puntual.

- ¡Buenas noches! Soy Agnes y soy quien os va a atender esta noche. ¿Qué desean tomar? – claramente hablo con ellos en inglés.

Tomé apuntes de lo que quieren tomar y me dirijo a la cocina a dejar la nota, para ir a atender otra mesa. Hoy es jueves y el local está bastante lleno.

- Aquí tienes Eli – dejo la nota a la cocinera del local para darme la vuelta.

- ¡Espera Agnes! – me llama la atención con su peculiar acento francés.

- Dime – centro mi atención en ella.

- El jefe quiere hablar contigo, te espera en su despacho. – me dice con una sonrisa.

Le doy las gracias y me encamino hacia el despacho de Owen, el propietario del local. ¿Qué habré hecho? Nunca me llamó a verle. Cuando la gente me dice que quiere hablar conmigo siempre me pongo nerviosa. Lo he intentado evitar, pero nunca lo he conseguido.

Llego a la puerta y doy dos toques suaves, espero unos segundos tomando aire y abro la puerta. Allí estaba sentado al otro lado de su mesa. ¡Qué afortunada que soy que tengo un jefe joven y bastante apuesto! Pero qué desgracia que tenga novia. Pienso para mí.

- Pasa, por favor– me pide amablemente. Me adentro hacia el interior del despacho.

- ¿Querías verme? – Pregunto mientras cierro la puerta detrás de mí.

- Sí, siéntate – Me señala la silla que tiene él enfrente.

Me siento, nerviosa, todavía cuestionándome qué había hecho mal y si me iban a despedir del trabajo. Temiéndome lo peor.

- Bueno – empieza a decir, dándole vueltas al bolígrafo que tiene en manos, parece nervioso – te he mandado a venir porque Eli me dijo que te escuchó algunas veces cantar por lo bajo mientras trabajabas. – Lo miro a los ojos sorprendida. No mentía. De vez en cuando tarareaba junto a Rose las canciones. ¡En serio me van a despedir por eso!

- Sí, la verdad es que sí, de vez en cuando – digo nerviosa – pero no se repetirá después si así lo desea. Pero no me despida, por favor. - pido esperanzada.

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