Capítulo XXXV

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Cuando me termino de vestir para ir a la oficina, escucho que tocan el timbre. Seguramente es la niñera que ha contratado Jason para cuidar de Hope cuando estemos los dos en la oficina. Me fui a abrir la puerta y me encuentro con una chica joven más o menos de mi edad. Hablé con ella un rato y parecía ser muy buena chica. Así que la dejé en manos de ella y me fui a la empresa.

La tarde pasó sin complicaciones concentrada en mi trabajo. En toda la tarde no he visto a Jason, hasta que me toca la puerta.

- Buenas tardes, Agnes. – Me dice él siendo igual de hermoso que siempre, pero cuando me sonrió, lo fue más todavía a ser posible.

- Buenas tardes. – digo estirando un poco mi cuello, sentía que me dolía un poco de tanto estar leyendo en todo el día.

Lo veo acercarse a mi mesa y la rodea para estar detrás de mí. Siento que me toca cuello con unos roces suaves y empieza a masajearme el cuello con delicadeza. Yo estaba en el cielo ahora mismo con sus manos masajeándome el cuello y los hombros.

- Ya es la hora de irnos a casa. – me dice cerca de mi oído.

Literal que, en este momento, con esa voz tan sexy y sus caricias, he mojado completamente mis bragas. A este paso tendré que usar más de cinco bragas al día. No doy abasto.

- ¿Ya es la hora? – Pregunto intentando que no se me note el deseo que estoy teniendo por este hombre ahora mismo.

- Sí, de hecho, ya casi todo el mundo se ha ido. – dice con voz sensual.

Mi cabeza ahora mismo está teniendo unos pensamientos indebidos, como hacer el amor en esta misma mesa como en los libros y las películas. Pero, luego recuerdo que vamos a tardar en llegar a Hope y salgo de mi ensueño y me levanto de golpe. Es mejor distraerse y ocuparse de hope.

- Vamos a casa entonces. Quiero ir a ver qué tal está Hope. – digo mientras recojo mis cosas y apago el ordenador.

Cuando salimos del despacho vamos caminando a la par dirección al ascensor. Iba andando tan cerca de mí, que en un momento sentí un roce de su mano contra la mía. Yo me alejé un poco por la reacción que me causaba ese simple roce. Este hombre me hace sentir impaciente y me dan ganas de saltar encima de él para que me de el deseo que no sabía que quería sentir. Sin embargo, también me asusta todo esto, para mi es todo nuevo.

Ni hablar de si me llega a conocer del todo se alejará de mí. No tendrá la misma imagen de mí y empezará a mirarme de otra forma. Si llega a pasar eso creo que voy a sufrir bastante. Si llego a probarlo, me quedaré con ganas de más y puede que al dejar de sentir por mí lo que sea que está sintiendo ahora, me dolerá aún más. Y luego está el tema de Potria. Ni qué decir.

No quiero pillarme aún más de él.

Cuando llegamos al ascensor y se cierran las puertas, todos estos pensamientos desaparecen cuando el susodicho me besa con intensidad. Yo cautivada por el momento me acerco más a él y le devuelvo el beso. En este momento ya no me importa nada más que él y yo. Este beso me hacer olvidar hasta mi nombre.

Cuando suena el timbre de que hemos llegado al aparcamiento, salgo de mi ensoñación y me alejo de él para intentar poner bien mi pelo después de este beso apasionado.

- No sabes lo que me he tenido que contener toda la tarde para no ir a tu despacho y darte este beso. – me dice de golpe y lo miro a la cara. Podía notar que sus pupilas estaban completamente dilatadas. – Y ahora mismo me estoy conteniendo mucho para no hacerte el amor aquí en el ascensor. – dice que sale del ascensor como si nada.

Mi corazón ahora mismo me está latiendo como si hubiese corrido una maratón de 10 km. Me he quedado de piedra. ¿Hacerme el amor? Lo que ha dicho me hacer mojarme aún más, parece que ya me he meado encima a este paso.

Cuando veo que las puertas del ascensor se iban a cerrar, salgo rápido de él y sigo a Jason a su coche. Él estaba ya al lado de su coche abriéndome la puerta del copiloto para que entrase. ¡Qué caballeroso que es! Dice mi voz interna. Pues sí, la verdad. Me gusta mucho este hombre.

Se sube al coche y arranca el coche para ir a su apartamento. En todo el camino no hemos mencionado ninguna palabra. Después del beso en el ascensor y sus palabras no he conseguido calmarme, encima estando en el mismo habitáculo a menos de medio metro cerca.

Cuando llegamos al apartamento, nos despedimos de la niñera y fuimos a ducharnos por turnos para estar con Hope. Fui la segunda en irme a duchar, cuando terminé, encontré a Hope y Jason en la cocina. Hope en su mesita que le había comprado Hope y a Jason cocinando. La imagen era de una familia con su hija normal y corriente. Por un momento en mi cabeza he deseado que esto fuese real. Pero esa vida probablemente le pertenecerá a Potria y no a mí.

Jason

He estado toda la tarde intentando distraerme con el trabajo y no he ido a visitar a Agnes, aunque deseo hacerlo con toda mi alma. Si lo hago, sé que voy a perder la razón y la voy a besar del modo en el que me encantaría hacerlo.

Cuando llegó la hora fui a buscarla a su despacho para ir juntos a casa. Qué bien suena la frase "irnos a casa juntos" como si fuésemos una pareja. Y deseo con toda mi alma llegue el día en el que le pida salir a Agnes y acepte estar conmigo. Me enamoré sin saberlo el día en que la conocí. Durante todos estos años no he podido salir con nadie porque no me llenaban como lo hizo Agnes con su belleza, su espontaneidad, su carisma y sus ocurrencias.

Nunca en la vida me habían levantado la voz y menos ponerme la mano encima como lo hizo Agnes. Sus agallas me han cautivado, puede sonar un poco masoca, pero me gusta la valentía que tiene esta mujer.

Sé que debo de ir muy lento con ella por el tipo de persona que es ella. Aunque por fuera parezca una persona extrovertida y risueña, por dentro parece que tiene sus propias batallas. Estoy esperando a que tenga más confianza conmigo para poder preguntarle el por qué de la reacción que tuvo en mi despacho la otra semana. Quiero que se abra a mí y conocerla hasta los huesos.

Cuando entré a su despacho y la vi tan concentrada, me quedé totalmente embrujado con su belleza. Sobre todo, cuando estiró su cuello. En ese momento quería besarle todo el cuello y ya de paso comérmela entera. Cuando fui a hacerle un masaje en el cuello sentía que donde la tocaba me causaba una sensación muy dulce.

Me he tenido que contener bastante para no besarla allí en el despacho y hacerle el amor en esa misma mesa, y así poder liberar el deseo que siento por ella ahora mismo. Mi pantalón iba a explotar debido a un intruso que hay allí impaciente por darle placer a ella también.

Cuando salimos del despacho quería cogerla de la mano, pero se alejó de mí, pero ya en el ascensor no pude contenerme más y la besé como llevaba toda la tarde deseando. Esta mujer me causa placer y ternura con sólo tenerla cerca. Me va a volver loco.

Si Es Contigo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora