Capítulo X

151 11 5
                                    

Él.

Jason.

No me lo podía creer. En cuanto me vio, se levantó de su silla al otro lado del escritorio. Rodeó el escritorio avanzando hacia mí. Se ve que me quedé paralizada en mi sitio.

- Bienvenida señorita Torres. – me habla en inglés y con una expresión seria. ¿Señorita Torres? Eso me hizo salir de mi asombro de repente. Se veía todo un profesional. Agnes actúa ya.

Extiende su mano. La miro y la alcanzo en modo de saludo. Cuando la toco, siento pequeñas descargas de electricidad que recorre mi cuerpo entero y, además, tengo las manos sudadas. De modo que retiro rápidamente mi mano y la seco discretamente poniendo mi mano encima de la tela de mis pantalones.

- Gracias. Llámame Agnes, señor Blacwell. – se supone que va a ser mi jefe, ¿no?

- Tome asiento. – me señala un sofá, que está en frente de otro, separados por una mesilla. ¿Ahora me va a tratar de usted o qué? Esto incomoda bastante.

Me siento en un sofá y él se siente enfrente de mí, en el otro. Me mira fijamente a los ojos, todavía con su semblante serio. Nene, a ver si te relajas un poco. Saca el palo  de escoba de tu trasero. Digo para mí. No creo que sea apropiado decirlo en este momento en voz alta. Pongo mi pequeño bolso a un lado, que no tiene casi nada, las gafas, el móvil, una libretita pequeña y un bolígrafo por si tengo que tomar notas.

- Bueno, como ya sabrás, vas a impartir tus prácticas de empresa, en el cuerpo de investigación del que disponemos en esta empresa. Yo voy a ser tu formador durante tu estancia aquí y el que se encargue de puntuar tu trabajo y empeño que le vas a dedicar. – hablaba con una voz firme. Como si hubiese preparado el pequeño discurso. Parecía un robot recitando lo que tenía programado. – Aquí te puntuaré según lo merezcas. El hecho de que te conozca no quiere decir que te vaya a puntuar mejor, eso que lo tengas claro. – puto engreído.

- Tampoco necesito tu ayuda en puntuarme. Me suelo sacarme las cosas por mi cuenta y con mi propio esfuerzo. – le respondo cortante.

- Ya veremos. – me responde recostándose en el sofá apoyando el brazo en el borde superior de este. ¿Me está retando? No sabe quién soy en ese caso. A mí no se me reta, saldrá perdiendo. – Nuestro cuerpo de investigación consta de cinco componentes: tú, tres de mis mejores investigadores en la empresa y yo, el que dirige el cuerpo. Tienes que saber que en este equipo no entra cualquiera. Si estás aquí es que tienes mucha suerte o muy buenas notas. Tienes que estar a la altura y dar lo mejor de ti una vez que pases esta semana de aprendizaje.

- ¿Tengo sólo una semana para aprender lo que tengo que hacer? Es muy poco. Además, no estoy aquí por mis buenas notas no por suerte. – le doy una mirada fría. Este tío está loco. ¿Pretende que aprenda todo en una sola semana?

- Sí, claro. – dice sin importarle ni un poco. – Si quieres aprobar necesitas esforzarte, dar lo mejor de ti. Y soy yo quien pongo las normas. ¿De acuerdo? – definitivamente estaba loco.

Me trago mi orgullo pensando que esto lo hago por mi futuro y mis padres.

- Entendido. – respondo con la boca cerrada mirando hacia otro lado.

- Cuando me hables mírame a los ojos. Aquí o en cualquier empresa en la que entres tienes que mostrar seguridad y confianza en uno mismo. – lo miro a los ojos. No esperaba que me dijese también cómo me tengo que comportar. Aunque en cierto modo, tiene razón. Pero me sienta mal. – Además, para venir aquí necesitas traer otra vestimenta. – me mira de abajo arriba.

- Mira nene. Eso sí que no. A mí no me vas a decir cómo vestirme. – le digo enfurecida. ¿Pero quién se cree que es?

- Sí que te voy a decir cómo vestirte si quieres seguir aquí. – Iba a decirle que me iría entonces, pero recuerdo que ya están todas las plazas adjudicadas y que tendría que esperar otro año para hacerlas.

Si Es Contigo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora