Capítulo XXX

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- El coche está a dos calles de aquí. – espero que no te importe andar un poco.

- No me importa. – digo mintiendo un poco, ya que me dolían un poco los pies de estar trabajando y bailando.

Conforme íbamos andando, al pasar una calle, escuché el llanto de un bebé. Me paré para agudizar mi oído. Era un bebé llorando. Giré mi cabeza hacia la derecha, una calle sin salida, de donde provenía el llanto.

- ¿Por qué te has parado? – me pregunta Jason al darse cuenta de que me había parado.

- ¿Escuchas eso? – le pregunto.

Él se acerca a mí, que se había adelantado y me pregunta:

- ¿Escuchar el qué?

Cuando termina de hacer la pregunta mira a la misma dirección que yo.

- Parece que un bebé está llorando.

Pero para cuando se ha dado cuenta yo ya me empecé a meter en la calle siguiendo el sonido. En un principio pensé que el sonido provendría de alguna de las casas de alrededor. Pero se escuchaba muy claro como para estar dentro. Me fui acercando a la fuente del sonido hasta llegar a una caja de cartón cerca de un cubo de basura.

Al llegar abrí los ojos con sorpresa. ¡Había un bebé enrollado en una sábana blanca en la caja de cartón! No me lo podía creer.

- ¡Pero qué demonios! – exclama Jason detrás de mí.

Hacía mucho frío aquí fuera como para que un bebé esté fuera. Miré a nuestro alrededor para ver si había alguien con la esperanza de que su madre se acercase a él o alguien conocido a este. Me arrodillé para acercarme al bebé y lo cogí entre mis brazos para intentar darle un poco de calor. Con la luz de la farola pude apreciar la belleza del bebé con la piel como la leche.

Lo mecí un poco en mis brazos tratando de calmar un poco su llanto. Éste al entrar un poco en calor se calmó un poco, pero seguía temblando del frío. Seguro que tendrá hambre.

- Tiene frío. ¡Quién podría dejar a un bebé aquí fuera con el frío que hace! – pregunto indignada con lo injusto que es el mundo.

Jason estaba a mi lado observando al bebé que estaba en mis brazos.

- Es un bebé abandonado. – afirma - Vamos a llevarlo al coche a que entre en calor y conseguirle algo de comer. Seguro que tendrá hambre. – dice Jason como leyendo mi mente.

Vamos andando apresurados y con cuidado para el coche. En cuanto llegamos me siento yo detrás con el bebé en brazos y Jason se sienta en el asiento de piloto y arranca el coche.

- ¿A dónde vamos? – le pregunto.

- A una tienda cerca de mi casa que abre 24h. Buscaremos a ver si encontramos comida y leche para el bebé.

No le respondí, ya que estaba de acuerdo con lo que dijo. Después de 10 minutos aparca el coche delante de una tienda abierta.

- Quédate aquí, iré a por comida a ver si tienen. ¿Qué le traigo? – me pregunta mirándome con el retrovisor.

- Supongo que leche y papilla para bebés. Un biberón para darle la leche y pañales. – le digo sin saber qué podrían comer los bebés.

- Vale, ahora vuelvo. – dice bajándose del coche.

Tarda unos 5 minutos en salir de la tienda. Al entrar al coche y lo arranca.

- No sé cuántos meses tiene. Así que he traído leche, papilla y pañales para bebés menos que 5 meses, porque no se ve tan mayor. – dice mientras conducía – Vamos a ir a mi casa para poder darle de comer. ¿Te importa? – me pregunta.

Si Es Contigo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora