Capítulo XIX

110 9 0
                                    


Llego al despacho a las 3 justo después de comer con Mary. Se estuvo quejando de su tutor, de que era un viejo verde con un notable barrigón, supongo que de tomar tanto té. ¡Madre mía con los ingleses y su té! Dice que la tiene agobiada con la de cosas que tiene que hacer. La ha llegado a tratar como la típica secretaria que le lleva hasta el café, en vez de tratarla como una becaria biotecnóloga.

Entro al despacho y empiezo a sacar mis cosas de mi bolso. Necesito repasar el informe que me dio Jason para estar al tanto de lo que se hablará en la reunión que tengo dentro de una hora. Sería la primera reunión que asistiría como miembro de un cuerpo de investigación (aunque sea sólo como becaria). Me hace muchísima ilusión. Lo único que me desanima es que Jason estará en la reunión como es lógico. No tengo ganas ni de verlo ni enfrentarlo.

Estaba tan concentrada en lo que leía que no me di cuenta de que alguien había entrado al despacho. Cuando alzo la vista me encuentro con Samantha.

- ¡Buenos tardes, señorita Torres! – me saluda formalmente.

- ¡Buenas tardes! – respondo a su saludo. No sé cómo se apellida para formalizar el saludo siguiéndole la corriente. - ¿Qué se le ofrece?

- Vengo a informarle del lugar en el que se tendrá acabo la reunión con el equipo de investigación. Es en la sala de reuniones en la planta 15, la planta donde se encuentra el resto del equipo de investigación.

- Muchas gracias, Samantha. – le agradezco con una sonrisa. Últimamente, me trata como si fuese una persona normal. No sé qué mosca le ha picado, pero agradezco de corazón a esa mosca. No quiero lidiar con más gente con mala hostia (entiéndase la indirecta).

- De nada. ¡Que pase una buena tarde! – Definitivamente esta es otra persona. Me gusta más esta Samantha que la anterior.

- ¡Igualmente! – le sonrío y ella sale del despacho dejándome perpleja.

Nunca hay que juzgar una persona por sólo, la primera o la segunda impresión. Mi hipótesis es que la chica tuvo una mala semana y decidió desahogarse con los demás. No la culpo, en estados de ánimo bajos o en depresiones no sabemos lo que hacemos, ni pensamos en las consecuencias de lo que hacemos.

A la hora indicada voy a la sala de reuniones que me indicó Samantha. Una vez que abro la puerta, cuento 4 personas, por lo que sólo falto yo para que empiecen. Se levantan todos, menos Jason, para saludarme.

- ¡Buenas tardes! – sonrío a los tres desconocidos, evitando la mirada de Jason – Soy Agnes Torres, la becaria de la empresa. – digo acercándome a ellos. Me presento yo misma, para evitar que Jason me dirija.

- Yo soy Mathew Evans. Encantado. – y con una sonrisa en la cara me da un apretón de manos como un buen señor de negocios. Era un tipo moreno alto, que ronda los treinta y pico años.

- Igualmente. – respondo con una sonrisa yo también. Me agrada.

- Señorita Torres, Luke Montgomery. – me dice un cuarentón, sonriéndome. Esto ingleses sí que me agradan.

Le sonrío de vuelta y me giro hacia el último integrante que no conozco.

- Dan MacKellen. – me saludo un joven, que como máximo tendría unos 28 años. Dios mío, casi se me caen las bragas cuando me sonríe. – Encantado de conocerla, Agnes.

Alargo el brazo para darle un apretón de manos, pero me coge la mano, para besar el dorso de ésta. Creo que ya se me han caído las bragas. Miro para abajo para verificar si es verdad. Doy gracias a Dios que no tengo mis bragas alrededor de mis tobillos. Y, ¡qué ojazos, por favor! Tiene los ojos de color marrón oscuro y es moreno de pelo y piel. ¡Esto sí que es un pivonazo!

Si Es Contigo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora