Capítulo 26: El regalo

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*Laura*

No podía creer que fuera a ser mamá de nuevo, otro bebé al que amar y mimar tanto como quería a mi pequeño rubio, al que esperaba a la puerta de la guardería.

Tampoco podía creerme la casualidad de ser madre al mismo tiempo que mi pequeña Isa y quizá era eso lo que más ilusión me hacía de ese nuevo embarazo.

-Hola Laurita-se sujetó de mi brazo.

-Hola Ainhoa-le di un beso en la mejilla-. ¿Y el peque?

-Con su tía Alejandra, que por fin se ha dignado a aparecer-rió-. Está con Jesús también.

-Ese petardo me va a oír-entrecerré los ojos-. No te importa que vaya a darle un tirón de orejas ¿no?

-Para nada, me encanta verle nervioso sin saber qué hacer cuando te pones en modo mami gruñona con él-se burló.

-¿De verdad soy una mamá gruñona?-Puse un puchero.

-Sólo con Jesús, con Rubén eres una súper mamá amorosa-me abrazó-. Por ahí vienen los peques.

Me soltó y nos acercamos con las otras madres para poder recoger a nuestros pequeños. Mi rubio se abrazó a mi pierna y luego empezó a dar saltitos para que lo alzara. Por supuesto que no me hice de rogar y llené la cara de mi bebé de besos. Luego esperé a que Ainhoa acabara de hablar con la maestra para poder irnos a casa juntas.

-Ha vuelto a morder a Gabriel-suspiró-. No sé qué hacer con él. Luego nos vemos, voy a pedirle disculpas a su madre de nuevo.

-Te espero fuera-le sonreí.

Me devolvió el gesto y salí con mi pequeño parloteando en su media lengua lo que había hecho aquella mañana.

-Tengo una noticia que contaros a papá y a ti, gordito, pero es una sorpresa-él me miró con sus ojos muy abiertos-. Vamos a llamarle para hablar con él.

Me senté en un banco con Rubén sobre mi regazo y llamé a Dani, poniendo el altavoz para que el pequeño pudiera escucharle también.

-Hola pequeña-canturreó.

-¡Papá!-Gritó.

-Y mi pequeño también-rió-. ¿Ya me echáis de menos?

-Sí-respondió como si realmente entendiera de qué le estaba hablando.

-Vaya, una afirmación muy rotunda-volvió a reír-. ¿Ya estáis en casa?

-Estamos esperando a Ainhoa que ha ido a disculparse con la mamá de Gabriel porque Pablo ha vuelto a morderle.

-Vaya, ese niño es todo un caníbal-escuché voces a su alrededor-. Tu hijo es un caníbal, ¿es que no le dais de comer en casa?

-Deja a Álvaro en paz, petardo-le reñí-. ¿Qué tal os va?

-Agotados pero con muchas ganas, llegaré tarde a casa pero creo que eso se está convirtiendo en costumbre de los martes-suspiró-. Voy a tener que dejaros, aunque me encanta la conversación de Rubén.

-Creo que está contándote todo lo que ha hecho hoy y parece que ha tenido una mañana muy ajetreada-reí-. Luego nos vemos, cielo.

-Os quiero mis pequeños-hizo ruidos de besos que Rubén imitó.

-Y nosotros a ti-colgamos.

Cuando me guardé el teléfono en el bolso, Rubén me miró con sus ojos muy abiertos y los labios en un puchero.

-¿Papá?

-Luego hablamos con él cariño, tiene que trabajar con tus tíos-le di un beso en la frente-. ¿Quieres a mamá?

Can't Break UpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora