Capítulo 3: El restaurante mágico

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*Isa*

Laura estaba bastante mal, llevaba semanas con pesadillas y no era la única, incluso mi princesa las estaba teniendo, algo estaba a punto de pasar y todos lo notábamos, no quise decirle nada para no asustarla.

Sara estaba más revoltosa que nunca desde que Blas y yo volvimos del viaje de novios, mis amigos la habían malcriado mucho, decían que se comportaba así porque nos había echado mucho de menos pero está más que claro que le concedían todos los caprichos que pedía.

Era temprano, como las seis de la mañana, estaba en la cama de mi habitación abrazada a Blas que dormía a pierna suelta, cuando escuché un llanto. Abrí los ojos y miré a mi marido, dormía, me levanté sigilosamente y me dirigí a la habitación de Sara, estaba llorando sin consuelo.

-Princesita, ¿qué pasa, cariño?

La cogí en brazos y la acuné, la pequeña me pasó sus manitas por la nuca y se calmó un poco.

-Mami, no quero que ella les haga pupa.

-Nadie va a hacerle daño a nadie, cielo.

-Ella chi, es mala.

Puso un puchero y yo la abracé.

-Papá y yo vamos a protegerte para que no te haga nada ¿vale?

Sara asintió y dejó de llorar, entonces, después de un rato acunándola se quedó dormida. La solté en su cunita y me volví a mi habitación. Blas me oyó y abrió los ojos.

-¿Otra vez tiene pesadillas?

-Sí, pero tranquilo, ya se ha dormido.

Blas me abrazó, me tiró sobre él y me besó.

-Pareces agotada

-No tanto.-Dije acariciando su mejilla con una mano y con la otra apoyándome bien en el colchón para no caerme.

-Oh, no deberías haber dicho eso.

Blas sonrió pícaramente y me volvió a besar, nos giramos y se colocó sobre mí, comenzó a besarme más lentamente y entonces se separó un momento.

-Te quiero.

-Y yo a ti.

Le abracé contra mí y le besé.

Eran las nueve cuando volví a despertarme. Blas estaba debajo de mí, con una de sus manos me acariciaba la espalda y me miraba sonriente.

-Buenos días.-Me dio un beso.

-Buenos son si estás conmigo.

Blas sonrió y después oímos a Sara llamarnos. Mi marido se levantó a por nuestra peque y en un momento aparecieron los dos en la habitación.

-Hola mami.-Me saludó mi princesa.

-Buenos días preciosa, ¿qué tal has dormido?

-Así así, abes que he tenio una esadilla.

-Mi pobre princesita.-Blas le dio un beso en la mejilla y nos tendimos los tres en la cama.

Chiqui apareció en nuestra habitación y saltó en la cama, nos estaba avisando de que él también quería mimitos.

-Oh, mi Chiqui también quiere ¿verdad?-Le dije al perro y este me contestó.

Iqui, en.-Sara llamó al perro y a este le faltó tiempo para acudir.

-Chiqui, baja.-Dijo Blas.

-No papi, Iqui arriba.-Se queja la pequeña.

-Princesa, Chiqui es un perro grande, es mejor que se quede abajo-le dije viendo que Blas no podía llevarle la contraria a nuestra peque.

Can't Break UpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora