Capítulo 10

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Apenas Vladimir aparca el coche en la entrada bajo de este no queriendo estar ni un segundo más ahí. Es muy tenso el ambiente junto a él.

Cuando estaba a punto de llamar a la enorme puerta de madera, esta se abre y sale Elizabeth para mi sorpresa.

-¿Ivonne? ¿Qué haces aquí? -Me pregunta curiosa apenas me ve, Leonard estaba a su lado con una pequeña sonrisilla en su rostro. Probablemente divertido por habernos atrapado.

-Cariño, él es mi hermano de quién te hablé. -Leonard señala a Vladimir y este se acerca a nosotros y le extiende su mano.

-Vladimir Gottsched. -Elizabeth acepta su mano mirándolo con las mejillas encendidas probablemente recordando la manera en la que lo saludó hace varios días en mi casa.

-Hola... -Saluda atontada no sabiendo ni qué decir. Y por la expresión en el rostro de Leonard, puedo deducir que no le gusta nada la mirada de ella en Vladimir. -No has respondido mi pregunta. -Voltea a mirarme de nuevo con su ceño fruncido.

-Olvidé las llaves del auto. -Informa Leonard y se adentra en la mansión junto con Vladimir.

Realmente creo que fue una excusa para dejarme a solas con Elizabeth y tener que lidiar con sus preguntas.

-Yo solo venía a... -Piensa en algo rápido Ivonne. -Vladimir me trajo acá porque quería entregarme una chaqueta que olvide un día aquí en su casa. -Una sonrisilla de picardía surca su rostro.

-Así que estás saliendo con tu entrenador, vaya, no te culpo. Está muy guapo. -Ríe y no puedo evitar que mis mejillas se enciendan. ¡Seguro la acaban de escuchar los hermanos! -¿Y cómo es él en la cama? -¡Diablos Elizabeth!.

No tiene caso decirle que no hay nada entre él y yo, se empeña en tratar de emparejarme con él.

-Deja de hacer ese tipo de comentarios. -Siseo molesta. -Aparte sabes que pienso llegar virgen al matrimonio. -Me cruzo de brazos empezándome a molestar.

-No tienes idea de lo que te estás perdiendo, deberías probarlo para ver que tal es. -Baja unos cuantos escalones acercándose a mí. -Leonard es un león en la cama, y su hermano tal vez lo sea y más. Se le nota lo salvaje que es por su físico. -Y qué lo digas...

En eso sale Leonard de la mansión con una cara de pocos amigos en su rostro. Seguramente escuchó todo. ¡Tragame tierra!

-Vamos Elizabeth. -Le habla Leonard pidiéndole que se subiesen al auto.

Camino al interior de la mansión una vez se fueron en el coche y seguido cierro la puerta al entrar. Solo espero que Vladimir no haya escuchado nada.

Tengo hambre, así que buscaré que comer. Ya empezaba a acostumbrarme a vivir aquí y tenía toda la libertad de andar por ahí a mi antojo, eso sí, respetando las habitaciones y privacidad de los demás.

Abro la nevera y no encuentro nada realmente interesante que no fuesen verduras y condimentos. Abro el congelador y me topo con helado de chocolate. Esto si está mejor, tomo el tarro y una cuchara y empiezo a devorarlo.

Cuando me giro para apoyarme en la isla de la cocina, suelto un pequeño gritillo al toparme con Vladimir de frente.

-¡Deja de hacer eso! -Siseo molesta tratando de calmar los latidos de mi corazón. -¿Escuchaste nuestra conversación? -Pregunto temiendo la respuesta.

Seguro está pensando que soy una niñata tonta que ansía llegar virgen al matrimonio y que tiene una mejor amiga pervertida, que no deja de emparejarla con un vampiro muchos años mayor que mí.

-Fuerte y claro. -Se limita a decir, esperaba una expresión de diversión en su rostro. Pero olvidé que este hombre es casi inexpresivo.

-Seguro te parezco una tonta... -Susurro casi inaudible pero teniendo presente que él me oye perfectamente.

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