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Parto

- ¡Ah! ¡Estúpido Robert! ¿Dónde carajos estás? - De no ser porque era una llamada, Maryse ahorcaría a su esposo.

- Lo siento amor, hay mucho tráfico, ya casi llegamos, aguanta.

- Par de bobos ¡díganle eso al bebé! - Lo bueno de las mejores amigas, es que siempre te apoyan en todo y así eran Lilith y Maryse.

- ¡Asmodeus o manejas rápido y me traes a mi esposo a tiempo o los dos terminarán castrados! - La voz severa de la futura madre, no dejaba ninguna duda en sus palabras.

Justo ocho minutos después, llegaron dos hombres hechos bala, semi-corriendo por los pasillos, el "señores, no se puede correr dentro del hospital" de 4 enfermeras, fue muy claro, pero era obvio que temían más por la seguridad de sus "amigos".

- Listo amor, ya, y-ya estamos aquí. - Tal vez Robert se veía tierno porque en serio se esforzó por llegar a tiempo, pero a su esposa le valió y solo agarró lo primero que vio cuando otra contracción llegó.

- Es-estúpido... Ah... ¿Cómo te atreves a irte?... Tú me hi-hiciste esto... ¡Hazte responsable! - Decir que con cada palabra que decía, era un muy fuerte apretón en los dedos de Robert, era poco.

- Amor, es culpa del trabajo... Shh, todo estará bien. - Como buen esposo y hombre, se aguantó el dolor y apoyó a su esposa.

- Bien, ya está toda la familia reunida, vamos a traer a ese bebé desesperado por salir. - El doctor deshizo el pequeño ambiente de agresión pero lleno de amor.

- Vamos amiga ¡si yo pude, tú también! - La futura madre, era lista, sabía a quién romperle la mano cuando tenía que pujar.

Después de una mano casi rota de un Robert, la cara de impacto de un Asmodeus por tener que grabar el momento "mágico", a petición de su esposa claro, y un par de amigas llorando de felicidad; nació un hermoso bebé.

Alexander Gideon Lightwood, para ser específicos; un pequeño bebé con la piel blanca como la porcelana, con unos grandes ojos verdes.

- Alguien tiene que conocer al nuevo miembro de la familia. - La pareja de amigos regresaron después de unos minutos, con una pequeña cobija azul envuelta entre sus brazos.

- Mira Alexander, él es Magnus Bane. - Desdoblando la cobija, se mostró la carita de un bebé morenito, con los ojos rasgados como su madre y cuando abría ligeramente sus ojitos, se podía ver el color verde-dorado de éstos.

Las mamás se acostaron en la pequeña cama, juntando a los bebés. Uno recién nacido y el otro con una semana de llegar al mundo.

- ¿Crees que se lleven bien como nosotras? - Lilith estaba encantada con la amistad que tenía desde pequeña y por supuesto querría que su hijo tuviera la misma suerte.

- Claro que sí Lil, y si no, nosotras haremos que se junten. - El par de parejas, vieron enternecidos a los bebés en brazos.

2 meses

Los llantos de hambre o sueño, ya no sabían, se escuchaban por toda la casa. Los padres viendo la televisión, se habían cansado de escucharlos y optaron por salir por mas pañales, según ellos ya no habían.

Como buenas madres y amigas, a veces se turnaban para cuidar al bebé de la otra; sin embargo, ésta vez los bebés había querido llorar al mismo tiempo, sin razón alguna.

- Ya no se me ocurre nada, Magnus ya ni tiene hambre. - La desesperación ya se podía oler.

- Alec está igual ¿Qué rayos hacemos? - Mientras cargaban a sus respectivos bebés voltearon a su alrededor por ayuda.

- Maryse ¿dónde están estos tipos? - Las madres se detuvieron de mecer a sus hijos, quedándose quietas por un momento.

- Los vamos a matar. - Los bebés seguían aumentando los llantos y era extraño que aún no se quedaran mudos de tantos gritos.

- ¡Ya! Tengo una idea. - Maryse siguió a su amiga hasta el cuarto principal. Colocando a Magnus sobre la cama, tal vez no fue buena idea ya que su llanto no cesaba. - Ponlo a su lado. - La cara de duda estaba evidente pero de todas formas escuchó a su amiga.

A los segundos, los llantos disminuyeron poco a poco notablemente. Los bebés empezaron a moverse, dando pataditas y moviendo sus pequeñas manos, haciendo ligero contacto. Una que otra sonrisa aparecía después de un rato de juntarlos.

- ¿Cómo sabías? - La tranquilidad había vuelto y las madres lo sabían.

- Solo pensé que cuando nos daban pataditas fuertes, se tranquilizaban cuando juntábamos nuestros vientres.

- Oww... Cierto.

- Ya llegamos, lo siento había tráfico, amor. - Los dos hombres, también inseparables, entraron con más pañales.

- ¿Otra vez con el tráfico Robert?

- A este paso, tendremos pañales hasta para los futuros bebés, muchachos.

La molestia fue cambiada rápidamente por la risa de los amigos que resonó por toda la habitación, mientras que también se escuchaba la hermosa melodía de los leves balbuceos de los pequeños ángeles.

Esos bebés, habían iluminado las vidas de sus padres y sin que ellos lo supieran, sus hijos iban a ser más inseparables de lo que ellos eran.



Aquí el primer capítulo de UNA VIDA JUNTOS^^ Espero que les guste:)

UNA VIDA JUNTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora