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Magnus empezaba a sudar ante sus padres y los padres de su mejor amigo. No lo entendía, ¿en qué momento se empezó a sentir así? Solo recuerda el hecho de que le dolió mucho que Alec se haya alejado de él y tal vez ahí descubrió eso ¿no?

El cuerpo de Alec estaba en modo vibrador, sus manos sudaban y sus pies se movían frenéticamente. Una y otra vez se repetía que nada malo iba a pasar, pero ¿y si sí? Estaba que se volvía loco, sabe en qué momento supo que era gay pero le daba miedo decirlo en voz alta.

– Chicos están muy callados... No me digan que siguen peleados. – La voz de Robert no ayudaba para la situación.

– Nunca estuvimos peleados, papá. – Estaba a punto de castañear los dientes. Rayos.

– Si tú lo dices hijo... Y dime Magnus ¿ya tienes otra novia? – Si el moreno hubiera estado tomando agua en ese momento, seguramente se la hubiera escupido en la cara.

– N-no, estoy soltero todavía. – Contestó tímidamente.

– Venga Magnus, quiero conocer al menos a una chica en la siguiente visita. – Tampoco ayudaba mucho la sonrisa pícara de Asmodeus.

– Vamos a comer por ahora, en un momento los entrevistamos. – Cortó repentinamente el momento Lilith.

– Sí, deben de tener hambre, así que callen y coman muchachos.

Lilith y Maryse, como buenas fans de sus hjos, se dieron cuenta del comportamiento de estos y sobre todo el por qué estaban así. Con discretas miradas sabían que debían hablar con ellos antes que sus esposos.

La comida pasó en teoría tranquila, conversaron cosas triviales, calificaciones, trabajos y cosas así pero cuando el tema se volvía a extender a las "novias", las mamás salvaban controlaban y desviaban todo.

Los mejores amigos se veían de reojo una que otra vez, Alec no quería ser obvio con sus sentimientos y Magnus no quería aceptar lo que sentía, aún.

Era... Complicado.

– Bueno, les toca recoger a ustedes, nos llevaremos a los chicos. – Velozmente, Maryse se levantó de la mesa y tomó a su hijo del brazo.

– En un rato bajamos. – Después de que hablará la segunda madre, hizo lo mismo que su amiga con su hijo.

Los hombres sabían que había algo raro pero nah, tal vez después del fútbol iban a hablar con sus hijos. O bueno, después de recoger todo.

– Ok Lil, cierra la puerta, las cortinas y sentémonos; coloca al tuyo junto al mío.

Los amigos vieron a sus madres como si un par de niñas jugaran a escondidas con sus juguetes en el cuarto principal.

Los sentaron en la orilla de la cama mientras ellas se sentaron enfrente de los pies de sus hijos.

– Bien, hablen. – Hablaron las amigas casi al unísono, haciendo sus ojos brillar con anticipación.

– Mm... ¿Hablar?

– Oh vamos Alec... Los conocemos perfectamente así que hablen. – Los amigos se voltearon a ver antes de hablar.

– Bien... Mamá, Lilith... S-soy gay. – Empezó el menor. Eso causó un mini infarto a Magnus.

– Y yo... Creo que también... B-bueno no sé bien pero sí, eso. – Terminó el mayor, haciendo que Alec lo volteara a ver con sorpresa.

1... 2... 3... 10... ¿Cuántos minutos habían pasado después de soltar la noticia?

Las dos mujeres se había quedado petrificadas pero lo que daba miedo es que, tenían una muy extraña sonrisa.

UNA VIDA JUNTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora