» five.

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Para SanHa, la música era lo más bello que pudo haber llegado a existir. Con ella podías transmitir todo tipo de cosas tan sutilmente, y de manera tan discreta, que él deseaba que los demás comprendieran su fascinación por ella.

La noche cayó, y ahora fue el turno de SanHa de estar despierto a altas horas. Pensaba en letras y letras mientras miraba al blanco techo, oyendo las calmadas respiraciones de los demás miembros en la habitación.

La habitación estaba conformada por dos literas pegadas la una a la otra, por lo cual formaban dos especies de camas matrimoniales. La parte baja era ocupada por MoonBin y EunWoo, y la superior por MinHyuk y SanHa.

Se sentó en la cama y la fricción de las sábanas formó un sonido acogedor a su parecer. Le hacía recordar a su casa por alguna razón que inclusive él desconocía.

Puso sus pies en las escaleras, los cuales estaban completamente envueltos en gruesos calcetines debido al frío, y bajó de la cama. La madera crujió al sentir su peso y él hizo una mueca de precaución, esperando no haber despertado a nadie.

De uno de los cajones de la habitación tomó su libreta de espiral junto con una pluma, salió de la habitación caminando de puntillas y se dirigió a la sala. Se recostó sobre el sillón con el estómago hacia abajo, los codos enterrados en la tela del sofá debido a que estaba apoyando su rostro entre ambas de sus manos, y con las rodillas dobladas, haciendo que sus pies quedaran apuntando hacia arriba.

La libreta estaba frente a él, con la última canción que había estado escribiendo. Nunca se las enseñó a nadie, a nadie aparte de EunWoo, pero él únicamente escuchó una de ellas.

Se puso a tararear una melodía, mientras tomaba su pluma y se la llevaba a la boca para morderla, era un hábito que él tenía. Pensaba en todo en lo que podía plasmar en letras, pensaba en la persona que sería la dueña de todas sus composiciones, y pensaba en cómo haría para que él se diera cuenta que cada vez que le cantaba una canción se le estaba declarando una vez más.

—¿SanHa-yah? —una voz un poco ronca le arrancó un brinco del susto, y guardó su libreta de inmediato dentro de la camiseta de su pijama.

—Me asustaste. —susurró divertido y con el corazón latiendo con fuerza, tratando de no despertar a los demás.

—Uh, lo siento. —la silueta de EunWoo se acercó al sofá, alcanzando a observar cómo SanHa se sentaba bien, dejándole espacio para acomodarse ahí.

Se sentó, hundiendo un poco el sillón.

Ambos se quedaron mirando al frente, básicamente a la nada, pensando en el otro. Un torrente de inspiración de repente atacó a SanHa, pero no quizo escribir nada, al menos no en ese momento.

—EunWoo-yah —habló, tratando de cortar el silencio que, a pesar de no ser incómodo, le hacía preferir oír la voz de su mayor —, ¿te encuentras bien?

—Sí, supongo —DongMin se encogió de hombros —. ¿Por?

—Pues... hoy no cenaste, y se me hizo raro.

—Oh, sólo estaba muy cansado —mintió, y se pasó una mano por el cabello —. He estado esforzándome más de lo usual.

—No te sobre esfuerces, la cena no fue lo mismo sin ti. —SanHa lo volteó a ver, EunWoo seguía con la mirada al frente.

—Se siente bien oír eso, ¿sabes? —suspiró y se echó hacia atrás, quedando recargado cómodamente.

—Sólo digo la verdad. —SanHa copió las acciones de EunWoo, ahora ambos estaban recargados.

Los espirales de la libreta rozando su estómago le hacían sentir chistoso, nunca se había metido una libreta bajo la ropa.

Ambos se quedaron callados, disfrutando en silencio de la presencia del otro. ¿Cuándo era que EunWoo se daría cuenta que SanHa plasmaba todos sus sentimientos en la música? ¿Cuándo era que SanHa comprendería que cada abrazo que EunWoo le daba estaba cargado de emociones? ¿Cuándo era que ambos entenderían el lenguaje que el otro tenía para demostrar el amor?

Language ━━ EunSan ; SanWoo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora