Language ━━ EunSan ; SanWoo.

» twenty two.

SanHa apretaba sus ojos a más no poder, no quería llorar. Mordía su labio interior con fuerza para evitar sollozar, incluso creyó sentir el sabor a sangre. La reverencia llevaba ya aproximadamente quince segundos.

—SanHa-yah... —comenzó a hablar EunWoo solo para ser interrumpido.

—¡No te enojes, por favor!

EunWoo suspiró, y como era obvio que SanHa no se enderezaría decidió ponerse de cunclillas de modo que pudiera ver el rostro del menor.

—No estoy enojado, SanHa-yah. —le acarició el cabello suavemente y SanHa lo miró confundido, con ojos un poco rojos.

—¿Eh? —no sabía muy bien qué decir. Estaba feliz, confundido, y avergonzado al mismo tiempo.

El celular de EunWoo vibró en su bolsillo trasero, pero no hizo caso.

—No iba a enojarme contigo, ya te lo había dicho antes... creo. —dijo inseguro, tenía un vago recuerdo de él prometiéndole a SanHa que no iba a odiarlo, ni insultarlo.

SanHa se enderezó al fin y EunWoo se puso de pie junto con él. El celular del mayor había estado sonando sin parar, mensajes de cortesía de MoonBin diciéndole cosas estilo «¡cántale algo!», «sanha quiere oírte cantar woowoo, le gusta tu voz» y «sanha siempre te canta, es tu turno».

Pero EunWoo no los leyó, de hecho, parecía calmado, pero por dentro estaba más frustrado que nada. La cosa era que no quería espantar al bebé más de lo que ya estaba, así que había encontrado una pequeña forma de quitarse un poco de frustración.

Sacó el teléfono –el cual seguía vibrando– y lo lanzó al suelo. Él esperaba que se hiciera pedazos como en las películas, lo cual no sucedió, pero mínimo no volvió a encender.

—Tu celular... —dijo SanHa con voz suave, señalando el aparato.

—Ya estaba descompuesto de todos modos. —mentira.

—Oh...

Se quedaron en silencio por segundos, los cuales parecieron incluso minutos. SanHa se movía nervioso de vez en cuando.

—SanHa-yah —el mencionado levantó la vista a EunWoo —, ¿te puedo preguntar algo?

—Claro. —se abrazó a sí mismo.

—¿Prometes que no me vas a odiar, ni insultar, ni nada? —citó las palabras que el menor dijo hacia poco tiempo atrás.

SanHa asintió.

EunWoo se acercó al menor, pasó los brazos suavemente por su espalda y lo atrajo un poco hacia él. Su boca quedó casi pegada a su oído y SanHa sentía perfectamente la respiración del contrario. La piel se le puso de gallina.

—¿Acaso no es obvio que a mí también me gustas, Yoon SanHa?

La cerebro de SanHa falló por segundos, el menor ni siquiera recordaba qué era lo que había pasado por su cabeza. Sólo recuerda confusión, nerviosismo y unas casi incontrolables ganas de gritar.

EunWoo se separó, y SanHa estaba completamente congelado, ¿había oído bien?

—¿Que tú qué? —fue lo único que salió de sus labios.

DongMin ni siquiera dejó reaccionar al pequeño cuando lo tomó de las mejillas e hizo que ambos labios se tocaran con suavidad. Es más, apenas si rozaron, pero para SanHa –y EunWoo también– era como una fantasía vuelta realidad.