Parte II

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21.     Los sujetos apegados concentran toda la capacidad placentera en la persona “amada”, a expensa del resto de la humanidad.

22.     “Mi pareja lo es todo”. El goce de la vida se reduce a una mínima expresión: la del otro.

23.     El apego enferma, castra, incapacita, elimina criterios, degrada y somete, deprime, genera estrés, asusta, cansa, desgasta y, finalmente acaba con todo residuo de humanidad disponible.

24.     Algunas personas estancan su crecimiento personal en ciertas áreas, aunque en otras funcionan maravillosamente bien

25.     Llorar ante el primer tropiezo y querer que la vida sea gratificante las veinticuatro horas, es definitivamente infantil.

26.     No todos tenemos los mismos umbrales o tolerancia al dolor. Hay personas que son capaces de aguantar una cirugía sin anestesia, o desvincularse fácilmente de la persona que aman porque no les conviene, mientras que a otras hay que obligarlas, sedarlas o empujarlas, porque son de una susceptibilidad que raya en el merengue.

27.     Una persona que haya sido contemplada sobreprotegida y amparada de todo mal en sus primeros años de vida, probablemente no alcance a desarrollar la fortaleza para enfrentar la adversidad.

28.     Cualquier cambio requiere de una inversión de esfuerzo, un costo que los cómodos no están dispuestos a pagar. El sacrificio los enferma y las molestias los deprime. Las consecuencias son terribles: miedo a lo desconocido y apego al pasado.

29.     El pensamiento central de la persona apegada afectivamente se expresa así:

ü  “No soy capaz de renunciar al placer/bienestar/seguridad que me brinda la persona que amo y soporta su ausencia”

ü  No importa que tan dañina o poco recomendable sea la relación, no quiero sufrir su perdida

ü  “No soy capaz de aceptar que el amor escape de mi control”

ü  Necesito ser el centro y que las cosas sean como a mí me gustarían que fueran.

ü  “Es imposible que nos dejemos de querer”

ü  Mi relación afectiva tiene una inercia propia y continuara por siempre, para toda la vida.

30.  Tolerar la frustración de que no siempre podemos obtener lo que esperamos, implica saber perder y resignarse cuando no hay nada que hacer.

31.  Querer tener todo bajo control es una actitud inocente, pero poco recomendable.

32.  “¡Pero YO si te quiero!” Como si el hecho de querer a alguien fuera suficiente razón para que lo quieran a uno.

33.  Las personas tienen el derecho y no el deber de amarnos

34.  Buda: “Todo fluye todo cambia, todo nace y muere, nada permanece, todo se diluye; lo que tiene principio tiene fin, lo nacido muere y lo compuesto se descompone. Todo es transitorio, insustancial y, y por tanto insatisfactorio. No hay nada fijo de que aferrarse”.

35.  Aceptar que nada es para toda la vida no es pesimismo sino realismo saludable.

36.  “Si voy a perder los placeres de la vida, mejor los aprovecho mientras pueda”

37.  El amor puede entrar por la puerta principal y en cualquier instante salir por la puerta de atrás.

38.  El apego no parece ser el mejor candidato para salvaguardar y mantener a flote una relación.

39.  No hay relación sin riesgos.

40.  El amor es una experiencia peligrosa y atractiva, eventualmente dolorosa y sensorialmente encantadora.

Extractos de Walter RisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora