Después de pasar dos horas invertidas en teñirme el cabello de color negro, decidí darme una larga ducha. Tenía muchas cosas en qué pensar, llevaba un ser en mi vientre y un millón de pensamientos en la cabeza. De entre todos ellos, había una pregunta qué no dejaba de repetirse una y otra vez: ¿Qué haré, que haré, que haré?
A éste ritmo en lugar de terminar en una celda, acabaría en un psiquiatra.Cúando me sentí lista para salir, cerré el grifo del agua, tomé una toalla y me sequé con gran rapidez, luego envolví mi cabello y tome otra para envolverme en ella.
Al salir del baño, me senté en la cama a mirar mi celular. Tenía un mensaje de Susan.Espero qué estés bien.
Sonreí al leer que mis amigas a pesar de estar separadas seguíamos apoyándonos. Sin embargo resultaba una verdadera lastima que ya no pudiéramos contar con Paula.
Unos golpecitos en la puerta me hicieron quitar los ojos del móvil y mirar hacia la entrada. Me levanté rápidamente a abrir.
Era Cristine.—Hola querida —me miró de arriba a abajo—. Pasaba a preguntarte sí necesitas algo más.
—¿Tendrá algo de ropa que pueda prestarme? —dije apenada.
—Claro qué sí, ¿algo más? —sonrió ampliamente.
—No, gracias, sólo eso. —me acomodé la toalla de la cabeza.
—Bien volveré en un momento, sí tienes hambre baja a la cocina, la comida está casi lista.
—De acuerdo.
Después de qué Cristine se marchó, mi móvil vibró, era un mensaje de James:
Mataré a Sanders sí es necesario, pero mierda Celeste, necesito verte y saber que estás bien.
Inevitablemente me sonroje, sin embargo no respondí nada a su mensaje. No me sentía del todo lista para contactarlo y sinceramente no tenía idea de cuando podría hacerlo.
Minutos después Cristine volvió a la habitación.—No sé sí esto te quede. —dijo mostrándome un camisón gris.
—Un poco grande pero es lo de menos. Gracias otra vez.
—Oh no agradezcas querida. —sonrió de oreja a oreja—. Bueno, me retiro, baja cuando tengas hambre.
—Lo haré.
Cuando Cristine se marchó me dispuse a cambiarme y me metí debajo de las sábanas, me encontraba muy exhausta y esto de estar huyendo de la justicia era bastante agotador. Venía durmiendo poco últimamente o no dormía nada y sí lo hacía las pesadillas no me dejaban tranquila.
Sin poder evitarlo pensé en mi padre y en cómo pudo lograr llegar a vivir tan tranquilo en casa con mi madre y conmigo sin tener que preocuparse de que la policía se apareciera de un momento a otro. Tal vez y en el fondo le preocupaba, sólo que en el poco tiempo que estuve con él nunca lo demostró. Siempre estaba feliz y llegaba a casa sonriente con un precioso ramo de rosas para mí madre y alguno que otro dulce para mí.
En esa época jamás me pregunté cómo hacía para siempre tener disponibilidad para nosotras. Desde qué el murió, tras descubrir que mi padre fue un ladrón, mi mente prefirió quedarse con aquella imagen que siempre percibí de él, me quedé con la imagen de un padre alegre y amoroso que siempre nos consintió a mi madre y a mí en todo lo que pudo. Tal vez se volvió un ladrón por que le encantaba vernos felices, tal vez fue un ladrón toda su vida por que siempre tuvo necesidades.
Lamentablemente no lo sabré por que falleció antes de que tuviera la edad suficiente para enterarme de lo que sucedía y preguntárselo.
Quizá sí el viviera estaría decepcionado, por que tal vez este no sea el camino que a el le hubiera gustado que tomara.
Ahora sólo quedaban dos opciones: Arreglármelas para escapar o afrontar las consecuencias.
Y sinceramente a pesar de todo seguía optando por la primera opción y seguiría eligiéndola hasta que sólo me quedara decidirme por la segunda.
Pensamientos cómo estos me continuaban invadiendo hasta que poco a poco me iba quedando dormida.
De pronto, un fuerte dolor se alojó en mi vientre, apareció de manera punzante y se quedó ahí. Me hizo abrir los ojos sobresaltada, me incorporé en la cama y me quité la sábana de encima, había agua en el colchón.
Aquel dolor hizo qué me retorciera en la cama, era muy intenso y constante.
Esto sólo podía significar una cosa: Contracciones.
Me llevé una mano al vientre y ahogué un grito de dolor, me senté en la cama e inhale y exhale con fuerza.
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Robar nunca fue tan Celestial
Romance❝Ella era una ladrona, pero no cualquier ladrona, está tenía el cabello celeste...Y ese día no solo se robó mi billetera, también mi corazón.❞ ©Todos los Derechos Reservados® ║█║▌║█║▌│║▌█║▌║ 01031989-50459 ✗Di NO al plagio.