Ayer no salí de mi habitación.
Me siento mal emocionalmente.
Mi familia me llamó buena para nada.
Diciendo que no hice nada en todo el día.
Ayer recaí.
Tengo depresión.
Y la razón por la que no digo nada a mi familia es por que me tacharan de loca.
Ayer tome la decisión de suicidarme.
Pero no pude.
Ya van tres veces este año que lo intento.
Lloré hasta el punto que me ardieron los ojos.
Me di un baño y deje que mi dolor fluyese como el agua.
Platique con mis amigos e intenté soñar lo más normal posible.
No se si soy buena fingiendo estar bien o simplemente a mis amigos les importó una mierda.
Al llegar mi madre a casa me dijo que se me veían los ojos raros, alege estar cansada y ella simplemente no indagó más en el asunto.
Fue lo mismo de siempre.
Me regañó como siempre.
Nadie lo notó.
Como siempre.
Fui a dormir con las ganas de recibir el abrazo de alguien.
Hoy por la mañana escuché mis alarmas.
Fingí no hacerlo.
Deje que se hiciera tarde a propósito.
En el camino hacia el tranporte, le dije a mi madre que aunque fuera no llegaría a tiempo.
Me regañó.
Al regresar a mi casa mi padre y no hermano me dijeron que me hacía pendeja.
Nadie lo notó.
Subí a mi recámara.
Me quite el uniforme y me acosté en mi cama.
Tengo ganas de llorar.
De irme para siempre.
Más sin embargo, no tengo el valor para hacerlo.
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Simplemente un diario
SaggisticaLas cosas pasan sin pedirte permiso, así es la vida y tenemos que adaptarnos.