Capitulo 10

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Una gran mentira

Perder a una persona duele, saber que no lo tendrás más, físicamente. No podrás crear más recuerdos, reír, llorar, abrazar o besar; cuestiones que a todo ser humano llenan en el alma. Siempre será necesario tener personas a nuestro alrededor, aun cuando creemos que estar solo puede ser una alternativa eficaz. El caso esta que cuando perdemos seres humanos, sí se nos hace un vacío, una pequeña parte de nosotros no vuelve a ser lo mismo. Creemos que se puede seguir con facilidad, pero el hecho es que en nuestro corazón y en nuestra mente hay alguien habitando diariamente. Diciendo que pudimos haber hecho las cosas mejor, que siempre queremos esperar a la muerte para justificarnos y darnos cuenta que en la vida es donde debemos demostrar lo que somos.

Esa noche Diane había perdido a su padre, que le mintió, la hizo llorar, la regaño pero más allá de todas esas fallas, la amo; como el padre más maravilloso que la vida le pudo dar. El que la que enseñó a leer, a patinar, a cantar, le enseño a creer en dios, pero lo que más había marcado su vida, fue el primero que le regalo una cámara.

- ¿una cámara?- Dijo la pequeña de 12 años que recibía su regalo de cumpleaños.

- Con esto tú puedes hacer de esta tierra un lugar diferente. Cambiemos el mundo transmitiendo verdad. Y recuerda, todos merecemos ser escuchados.-

Desde ese momento Diane supo que debía ser periodista, quería ser la voz de las personas que no podían hablar en voz alta, quería ser parte del cambio, quería que la gente pudiera saber cómo eran las cosas realmente, esa cámara le cambio su vida. Al igual que su padre.

Adam la ayudó a bajar del auto, llegaban a la clínica. Diana venía caminando gracias a la ayuda de William. Entraron a la clínica. El frio la invadió, el silencio y el dolor de personas que como ellos, sufrieron una perdida. Ane solo pudo ponerse ropa deportiva, al igual que Adam. Luego de llorar y calmarse solo quería ir hasta la clínica y escuchar ella misma lo que le tenía que decir el doctor.

Al ver a su madre ella se le quiso lanzar encima para abrazarla, sin embargo Diane la ignoro, le dio su celular y monedero a Adam y fue directamente hasta donde se encontraba el médico en la recepción de enfermería, pasando por alto que su madre lloraba desenfrenadamente. Se acercó al doctor, y con cautela le tocó el hombro.

- Disculpe, soy Diane James, mi padre es Hank James.- Dijo.

- Señorita James, mis condolencias.- Ella contuvo las lágrimas.

- Quisiera me explicara la causa de muerte, por favor.-

- Claro. El señor James sufrió un infarto de miocardio. Básicamente, si el flujo sanguíneo se bloquea el corazón sufre por la falta de oxígeno y las células cardíacas mueren.- Explicaba amablemente el doctor, en ese momento llegó Adam y se posó al lado de su esposa para apoyarla. - El forense lo está viendo, es un proceso legal que se tiene que hacer en estos casos. A penas este el informe les avisaré. Permiso.- Se dio la vuelta para retirarse.

Diane miró a Adam y notó que traía su anillo, se lo quitó con gentiliza e inmediatamente entendió, tendió la mano para que se lo regresara y él lo guardo. Se quedó con sus manos en los bolsillos del mono. Diane lo miró de nuevo, no tenía culpa de sentirse así, de que su madre pudiera manipularla de esa manera. En definitiva Adam no merecía una mujer como ella, le complicaba su vida, él necesitaba estar tranquilo y Diane no le daba esa tranquilidad.

Adam quiso abrazarla, sabía que Diane solo quería llorar. Pero pensó que no era oportuno o lo mejor, no le gustaba el rechazo, y Diane estaba dolida por las mentiras que su madre le estaba sembrando. Ella no podía ser tan débil, eso le molestaba, que Ane fuera tan frágil; que no hablara con él y ambos solucionaran aquel problema.

Antes de que muera © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora