Capitulo 11

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¿Y ahora yo...?

Algunas veces las mentiras pasan como verdades, y las verdades normalmente creemos son mentiras. La realidad puede ser un foco de lo que queremos creer pero que no sucede para nada. Enamorarse era algo parecido, sentimos algo que no sabemos que es, pero lo creemos, se siente bien, y sin embargo no es real, queremos que sea así. En el caso de Ane, enamorarse había sido una escapatoria para salir de su zona de ataque donde se sentía indefensa, y quebrada.

Este momento fue complicado, no quería afirmar que Adam había estado en su violación, pero la mentira dolía. Que no fuera sincero era lo que principalmente la tenía desconcertada. Rio entre dientes, si, como ella no lo fue con él. Se encontraba en estado de shock, imaginándose Adam tocándola, quemándola, y cortándole las piernas, viendo cómo se desangraba. ¿Era eso posible? Que un ser tan amable y humano como Adam pudiera hacerle eso a una chica de 15 años; para ese entonces él debió tener 17, un adolescente con cambios de humor, y problemas de existencia, pero en lo que Ane podía notar, Adam no era el adolescente de tener sentimientos negros y querer hacer daño. Él no.

Sin embargo las pruebas se las dieron, estuvo esa noche. Si estuvo. No había más gotas, el vaso estaba totalmente vacío, pues nada podía ser peor, no había algo que le derramara su vaso. Estaba finalmente quebrantada, y su límite era este, el saber que hasta el mismo Adam podía fallarle, la única persona en la que había confiado y la había traicionado.

Pasó sábado, y luego domingo. Ese día Diane decidió salir a correr a central park, hacer ejercicios y drenar la depresión que traía de días. Sabía que su vida estaba en el punto donde no podía más. En su salida se dio cuenta que necesitaba pensar, pero para solucionar, no caer en el abismo de sus problemas. No quería sentirse mal, no quería saber de Adam, por los momentos. Debía serenarse y luego hablar con él. Además, faltaban 3 semanas para su boda. No podía tardarse tanto pensando. Luego de trotar, se sentó en una banca cerca de un lago, muchos niños pasaban corriendo, otros patinaban, otros jugaban, recordó a su padre, que le contaba historias sobre el país en sur américa, llamado Venezuela, un país lleno de magia.

...

Al día siguiente Adam trabajaba en su oficina, Lunes, llenó de responsabilidades y deberes de un abogado normal. Redactaba un informe para enviar a Denver, sobre el caso de un criminal que había asesinado a una señora de 76 años para heredar sus millones. Tocaron la puerta y Paul entraba con una carpeta negra en la mano.

- Mi hermano, oficialmente están casados en el estado de Nueva York.- Le tiró la carpeta en el escritorio.

Adam la ojeo y luego la guardo en una de sus gavetas, no dijo nada y su rostro mostraba indiferencia. Paul lo entendió, su mejor amigo seguía sin saber de Diane y lo peor, seguía mal. Abrió su saco azul marino que traía, acomodo su cabello, y se sentó, tomó unos papeles del escritorio de Adam y ojeo, como si fuera la mejor revista playboy, encantado con el contenido de dichos papeles. Adam dirigió su mirada a él, y Paul respondió igualmente mirándolo, ambos callados.

- ¿Qué?- Dijo un Adam que traía cara de pocos amigos.

- Entiendo lo que está pasando ¿ok? Pero Roberts quiere que vayas a la gala de hoy, es la ceremonia aniversario de la firma, y todos debemos ir Adam. Siento que quizás esto te haga drenar un poco lo que está pasando.-

Adam pensó. No quería salir, ¿y si Diane volvía a casa? Miró su celular y mensajes de Diane no llegaban, las llamadas no las devolvía y más allá de dejarla tranquila, estaba empezando a preocuparse por si algo le había pasado. ¿Una fiesta justo cuando está perdiendo a la mujer que ama? Duró segundos en pensarlo, Paul esperaba su respuesta. Se imaginó en el apartamento nuevamente solo, con el corazón destruido imaginándose como arreglar lo que sucedía, quizás esa velada abriera sus mentes lejos de los problemas que le ocasionaba el estar enamorado.

Antes de que muera © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora