Capítulo 16

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Temor

El momento pasó como si de un hilo de tiempo se tratase. Personas salían y entraban, la gente se acumulaba y criminales se podían observar entrar cada cierto tiempo. Algo peor que ver morir a una persona, es no encontrarla y pensar lo frágil que se encuentra, sumergida en el abandono y el peligro. Eliza tenía 24 horas desaparecida y aunque quizás todo se encontrara normal, para Diane algo pasaba, presentía que su ausencia se debía a algo relacionado con ellos.

Al llegar a la estación Adam y Diane solo observaron a un Paul desgastado, lleno de dolor y preocupación, ropa holgada lo arropaba, pero además los ojos hinchados y rojos se notaban a distancia. Seguramente había llorado con profunda dedicación. Esperar que el tiempo reglamentario pasara para poner la denuncia seguro le paso con lentitud, la pareja se encontraba sentada esperando que saliera el chico que aunque solo fuera un día lo que había pasado, moría de nervios.

Eliza salió la noche anterior luego de visitar a su amiga en la clínica, tenía una cena importante con los empresarios encargados de la agencia a la que empezaría a trabajar, luego quedo con su prometido en comer para celebrar que uno de sus sueños empezaba a cumplirse. Resulta que Paul, con un ramo de rosas, se quedó toda su noche esperando a que llamara, y jamás paso.

Adam buscó un café, se lo tendió a su esposa y esta no dejaba de rezar por que la muchacha apareciera rápido.

- Todo estará bien mi amor.- Él tomo su mano vendada y la beso. – El detective dijo que llamarían a la empresa que les indico Paul.-

- Adam esto me preocupa...- él la observó, y asintió, tenía razón.

- No te conté pero, mientras estuviste en terapia intensiva noté que mi arma no estaba en el cajón.- Susurro. – Diane alguien entro al apartamento.- Ella dirigió su mano izquierda a su boca, y luego al pecho. – El detective Johnson no me ha contestado ni una sola llamada, y mi padre...- Miro a los lados. – Mi padre aún no me entrega el contrato corregido de sucesión del dinero.-

- Son tantas cosas.- Ella bajo su mirada.

- Pero Diane... ¿Qué podemos hacer? Esto solo nos puede herir más. Por los momentos, lo que me parece mas apropiado es esperar hasta que podamos descubrir la verdad.-

Paul salió de la oficina, y con un papel en su mano y probablemente su corazón también, le pidió a su amigo lo llevara a casa. A esperar, por qué desgraciadamente esa era la respuesta que había recibido de la policía, que debía esperar. ¿Y cómo se puede esperar con la vida llena de preocupación? Es una persona importante en la vida de otras personas, y esperar era la solución.

Adam miró por el retrovisor, con la fe que la policía o Eliza llamaran, pues miraba a su amigo que iba con su corazón hecho pedazos y además con la incertidumbre de no saber dónde podía estar Eliza, todo hizo un acumulo en una pirámide de problemas que podían invadir la tranquilidad de todos.

Con precaución pero con tiempo rápido regresaron a casa, todos. Paul tomaría un poco de agua y comería algo para recobrar las energías que había perdido, para su amigo, dejarlo solo en el apartamento no lo ayudaría y lo hundiría más en su tristeza y angustia. Miró el reloj mientras subían por el ascensor, 10:30pm.

- ¡Oh dios! Adam olvidamos a Katherine, no querrá quedarse sola en mi apartamento.- Dijo con el celular de su esposo en la mano escribiéndole un texto.

Ella seguía sin celular pues el personal había sido destruido en su accidente y ahora para no enloquecer con todo el trabajo utilizaba el de Adam, mientras el que encargo su mejor amiga llegaba listo para utilizar, la preocupación y la responsabilidad la tenia intacta en la piel, al menos así pasó todo el día luego de salir del hospital. Comunicándose con su oficina, su asistente y su jefe, el periodista suplente estaba haciendo un excelente trabajo desde que Diane se ausento.

Antes de que muera © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora