Capitulo 2

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Capítulo II

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Capítulo II

Un plan

Le ardía la piel, sentía como poco a poco su cuerpo se debilitaba y se entregaba al último suspiro.

El chico alto seguía mirándola, ella ya no traía ropa, y el temor se apoderaba poco a poco de su alma, no podía más. Todo daba vueltas y era borroso, la droga la dejaba sin aire, estaba expuesta, y sangraba por cada parte de su cuerpo.

- Debemos acabar ya.- Ane escuchó a lo lejos, sus ojos querían seguir abiertos, pero le costaba. – Louis, vámonos.

- ¡Espera!- Gritó.

- Ya terminaste con eso, puedes ser libre.

- Es solo una niña...- Susurro y toco la cara de la niña de catorce que no podía respirar más. – Pero lo merece.

Se despertó de golpe, miró sus piernas y brazos con desesperación. Respiró profundo, ¡Dios! estaba en la oficina de su casa, ¿Qué hacía allí? Recordó, anoche tuvo relaciones con Adam y en lo que lo vio dormir muy profundo decidió trabajar, después de todo ella no podía dormir. Miró su laptop y notó que le quedaba muy poco para terminar el tema del próximo programa, posó sus manos en su cara, moría por una taza de café con leche. Se sentía cansada.
Tomó su celular para llamar a sus hermanos, repicó una vez, dos veces y finalmente Diana contestó.

- ¿Bueno?

- Pequeña, ¡feliz nuevo año!- Sonrió, apoyando su cara en su mano y jugando con un bolígrafo. - ¿Qué tal la has pasado?

- Hermana, feliz año para ti. Yo he estado en la mejor fiesta con el idiota de David Fischer.- Ella rió. – Nada exagerado, ¿Qué tal tu noche, amargada?

- Estuve trabajando, te debo esa fiesta.

- ¿Cuál es la gracia de tener una hermana joven si es una amargada que no sale con su hermanita menor?- A Diane le causó demasiada risa.

Luego de hablar un poco y reír por las anécdotas de la noche que había disfrutado su hermana menor intentó llamar a su hermano, Ethan, que como ella se imaginaba no contestó. Noche movida y entretenida habían tenido sus hermanos. Le dio risa el ella imaginarse la noche anterior, ella también lo había pasado muy bien, aún le dolían las piernas. El mejor ejercicio. Suspiró. Tomó su celular de nuevo y escribió dos mensajes, uno a su madre y otro a su padre.
Se puso de pie, acomodándose y tratando de sentirse mejor. Pudo notar que sólo traía una bata y pantys, el brazier a lo mejor lo había dejado tirado, se rió. Caminó a la cocina, su mente daba vueltas en un mismo acontecimiento, muchas preguntas surgían y hervían en su cerebro. ¡Le dolía la cabeza!

¿Con quién podía hablar sobre el tema? ¿Su mamá? Por supuesto que no, ella es prácticamente la jefa de todo el plan malévolo de vengar lo que pasó aquel día. ¿Su hermano Ethan? Bastante tiene encima creyendo que todo esto es su culpa. Se lo había prometido, no volver a comentarle nada. ¿Diana? Ella era su ángel, su pequeña, y no quería herirla con sus problemas. ¿Su papá? Su padre tenía una vida que salvar, la de él. Solo tenía una persona que la alentaría. Tomó su celular y marcó, sólo Harry podía ayudarla.

Antes de que muera © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora