Capítulo 20: Parte 1

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Antes de que muera... te elijo a ti.

Parte 1

El corazón latió con la máxima fuerza que podía dar. Se observaron unos minutos, y con el miedo que la invadía miró el arma que la apuntaba. Dakota le pedía que se callara con una seña mientras caminaban hacía la cocina, Diane con sus manos pidiéndole bajara el arma rezó internamente que Adam no saliera de la habitación.

No sería capaz de dispararle, pensó. Pero no lo sabía y eso, le daba temor. Que su propia madre le disparara o fuera por Adam para matarlo en ese momento. La chica observó el arma, no podía dejar de mirarla, y efectivamente su sospecha era cierta, era el arma de Adam.

- ¿Qué haces aquí?

Diane preguntó, en un susurro, arriesgándose a cualquiera que fuera la reacción de su madre.

- Vine a recuperar lo que me quitaron.- Su expresión era de máximo odio hacía Diane. – Agáchate.- Ella le hizo caso y lentamente se tiró al suelo arrodillándose. – Te explicaré que hago aquí.- Sonrió. – Traje tu vestido. Mañana es tu boda y necesito que regreses al plan anterior. Un francotirador asesinará a Adam y tú me depositaras todo el dinero que el gobernador te dé.- Diane negó.

- No te daré nada.

Y lagrimas resbalaron. Sabía que retarla no era más que la guillotina que terminaría de condenarla.

- Yo no vine a preguntarte si lo harás o no, vine a darte tus instrucciones, esto debes hacerlo luego que tu marido sea asesinado. Claramente.

- Se supone que eres mi madre.- Limpió una de sus lágrimas.

- No, en eso también nos equivocamos. Tu madre te abandonó cuando tenías dos años y yo no tuve opción que recibirte como si yo lo fuera. Tu mamá era mi hermana, y murió por ti. Por protegerte. Perdí a la persona que más amaba por tu culpa.

Diane suspiró, y agachó su rostro con el corazón en la mano. Ahora entendía todo. Y el dolor la arrastraba como una marea fría en los ríos más peligrosos del mundo. Esta mujer que la apuntaba no sentía miedo alguno por quitarle la vida a ella o a su esposo.

- ¿Y mi país? Estados Unidos se cree superior a todos los países hispanos, ya es tiempo que una latina le quite una buena cantidad de dinero que ganaron con esfuerzo de los indocumentados.

La chica en el piso pensaba en como detener esto, como librarse de su peor pesadilla, que por cierto aun no acababa.

- Entonces Diane... ¿estás de acuerdo con nuestro trato?

- El documento lo leí, el gobernador no dará el dinero sin mi firma en el matrimonio eclesiástico.- Diane le penetró la mirada con fuerza – Así que puedes matarme, ahora.

- ¿Crees que soy estúpida?- Ella rió – No soy tan estúpida Diane.- Tiró la caja. – Espero te veas hermosa mañana. Hija.

Con paso firme se dirigió hacía el ascensor y mientras caminaba veía a los lados, observando el lugar. Diane respiró profundo llenando de aire sus pulmones, mirando como la señora de unos 50 años bajaba, huyendo. Pero además, bajaba dejándole el dolor más profundo en su alma.

Primero Adam le contó sobre su padre y que realmente no lo era, y ahora se entera que su madre en realidad es su tía. El vacío la atormentaba hoy más que otros días, tenía un límite y claramente en este momento fue sobrepasado. Abrió la caja con rabia y tristeza al mismo tiempo, estaba tal cual como lo soñó. Transmitía magia.

Su esposo corrió y se acomodó en el suelo con ella. Diane tapó la caja.

- No puedes verlo.- Secó sus mejillas.

Antes de que muera © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora