Capítulo XIII. Te extrañe.

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Narra Dohko.

¡Dioses! Eras tu. Shion. Estas tal y como eras en tu juventud, igual que yo. No pude evitar verte feliz, al lado de Athena, te vez tan hermoso, aunque, no podré decirte lo que siento por ti. Pero, esperaré, no importa cuanto sea el tiempo, esperaré como siempre lo he hecho, nunca he dejado de amarte, ni aún cuando había muerto. Vi que la señorita Athena, señaló a Shion como el patriarca, siempre lo ha sido y siempre lo será, pero a Saga no le pareció buena idea.

Saga: ¡Cómo que Shion! Pero señorita Athena, el ya no tiene la capacidad para gobernar este santuario, además debería de meter a alguien más joven y digno.- dijo, mirándome las uñas con cizalla. Que atrevido.
X2: Y supongo que ese alguien eres tú, ¿No?- dijo una voz que se descubrió detrás de las cortinas que tenía la habitación de Athena.

No puede ser.

Saga: ¡K-kanon!- exclamó, sus ojos parecían platos.
Kanon: Así es, hermano, como verás yo también soy guardian de Geminis, así que también te acompañare.- dijo, mientras bajaba por las escaleras.
Saga: Pero, Athena, él no... Puede... No...- tartamudeaba, con un leve sonrojo.
Saori: Suficiente, Kanon- vio al mencionado- estarás a cargo de Geminis, igual que Saga, solo que la armadura será de Saga, entiendes, ¿Cierto?
Kanon: Claro, Athena.- dijo, mientras sonreía a su hermano.
Saga: Pero... Yo duermo en la habitación y tú en el sofá.
Kanon: ¡Saga! No puedes hacerme eso- dijo, ofendido.
Saga: Seré tu tortura- dijo, al momento que caminaba hacia la salida.
Kanon: Entonces tendré mi cuarto propio, yo mismo lo decorare y... Y...- lo siguió y se desaparecieron al bajar las escaleras.

Todos los miramos, incrédulos. Estos, no crecerán nunca.

Saori: Bien, como decía, Shion será el patriarca, como siempre lo ha sido, de acuerdo.- todos asentimos- Shion, más al rato vendrás a mis aposentos a discutir las nuevas reglas del Santuario.- y se retiro a su recamara.

Todos felicitaban a Shion por su puesto. Yo solo lo veía desde lejos; después de tanto, estaba aquí, viviendo está realidad. Aún lo amo con la misma magnitud de hace más de doscientos años. Me miro y sonrio. Sentí que podría derramar lágrimas en cualquier momento, pero me contuve y me acerque en donde estaba.

Dohko: Hola, Shion.- saludé, cordialmente.
Shion: Dohko, querido amigo, me da alegría verte de nuevo... Joven- mostró una pequeña sonrisa.
Dohko: También yo... Viejito- me reí ante el gesto que hizo.
Shion: El burro hablando de orejas, ¿No?- dijo, tratando de sonar molesto.
Seiya: ¿Me hablaban?- pregunto.

Al ver a Seiya junto con nosotros, me dió un susto.

Dohko: Chico insolente, por poco y muero de un infarto, ni disfrutaremos la vida- dije, enfadado.
Seiya: Perdone, viejo maestro, yo...- empezó a decir, me sentí más enfadado cuando dijo viejo.
Dohko: ¿A quien le dices viejo, Seiya?- dije, frunciendo el ceño, Shion se moría de la risa.
Seiya: A-a nadie, señor, solo...- dijo, un poco pálido.- Es que usted es el maestro de Shiryu y pensé que...
Dohko: Ya no digas más, puedes retirarte.- dije, señalando la salida.
Seiya: En realidad, vine porque Saori quería verme.
Shion: ¿Athena te llamo?- pregunto, algo sorprendido.
Seiya: Si, de hecho, adios- y subió los escalones que llevaban a la habitación de Athena.

Shion y yo decidimos ir a pasear un rato. Fuimos al sitio en donde se forjo nuestra amistad, el Coliseo.

Dohko: ¿Recuerdas cuando entrenabas y no conseguias llevar la roca entre tus hombros?- pregunte, mirando el lugar con una sonrisa.
Shion: Tu me aconsejaste que la comparará con un objeto de vidrio- río, ante ese comentario, cuanto extrañaba su risa- ¿También recuerdas nuestro sitio?- me preguntó, con una sonrisa.
Dohko: Claro, como olvidarlo, vamos.

Fuimos bajo el manzano que aún estaba vivo, gracias al cosmo de Shion y parte del mío. Vimos el Santuario y el Rodorio. Toda la vista era perfecta, incluso Shion lo es. Aún, te sigo amando, mi Shion.

Narra Shion.

Estuve viendo la vista que se ve en ese barranco. Todo era hermoso, hasta que mis ojos captaron algo que en verdad me fascino. Estaba Dohko recargado en el árbol, que el aire arrancaba pétalos de las flores del manzano, y sus cabellos se meneaban al son de la corriente del viento. Mantenía sus ojos cerrados, al parecer pensaba algo que lo pertubaba, sus labios se entreabieron, como queriendo decir algo, pero solo suspiro, y estaba de brazos cruzados. Su piel, sus labios... ¿Por qué siento mi corazón que late tan rápido? Calmate corazón.

Dohko: Shion, ¿Te dará fiebre o algo?- dijo, cerca de mi.

¿Cuando se había movido de su lugar?

Shion: Eh... Em... si, estoy bien- dije, aunque salio mi voz un poco nerviosa.
Dohko: Tranquilo, rojito, que solo estaba preocupado- me dijo, ¿Yo, rojo?
Shion: ¿Cómo que rojo?- pregunte, con cierta molesta.
Dohko: Vamos, no es para que te molestarás- dijo, sonriendo- pero dime, ¿Por qué te sonrojaste?
Shion: Eh, yo...- empecé a ponerme nervioso ante su cercanía, estaba a unos centímetros de mis labios, suerte que era más alto que el- Por nada, Athena me espera, debo ir ya.
Dohko: Si, tienes razón- dijo, y luego me abrazo- Te extrañe, amigo.- dijo, para poner su rostro en mi pecho.
Shion: Yo también, Dohko- dije, acariciando sus cabellos, era tan lindo... Esperen, ¿Que?- Dohko, debo volver, ¿Si?
Dohko: Está bien, pero en la tarde vienes a mi casa, ¿Estamos?
Shion: Estamos- dije, sonriendole.

Él se retiro, caminando, elegantemente por el sendero al Santuario. Dohko, ¿Que me has echo? Siento que contigo soy feliz. Aún recuerdo a Albafica y sus bellos gestos, creo que por eso decidí acompañar a DM y Afrodita, en la guerra santa.
Dohko, perdóname por haber sido cruel contigo desde el principio, pero todo era por el bien de Athena.
Me quedé pensando un poco, ¿Que me tendrá preparado el destino?
Después de ese incidente, fui a la cámara del patriarca, la Señorita Athena me esperaba. Cuando llegue, me pidió que me sentará en el sillón del patriarca, lo hize y ella me señaló un pergamino, estaban las leyes escritas por ella, pero algunas estaban marcadas con tinta.

Saori: Estás leyes que están marcadas- dijo, señalando las primeras tres- son las que solo durarán un año.
Shion: Pero, estaba no tienen mucho sentido.- dije, señalando una de ellas- Está, por ejemplo, "Prohibido el romance entre caballeros, esta ley se aplica a todos, sin excepción. Cualquiera que se descubra corrompiendo esta ley, se le condenará a muerte".
Saori: Si, esa es la ley...- suspiro un poco, parecía molesta, triste, no se como explicarlo- Mi ley.
Shion: No es un poco acelerado- dije, algo preocupado.
Saori: Si, lo se- susurro algo que no alcance a escuchar- Bueno, entonces, mañana damos a conocer las nuevas leyes- y se retiro a su habitación- Hasta mañana, Shion.
Shion: Hasta mañana, señorita Athena- dije, haciendo un leve movimiento de cabeza.
Saori: Llámame Saori, ¿Si?

Yo solo asentí. Esta chica es muy diferente a la Athena de hace doscientos años. Es más dulce y tierna. Pero me pone en duda está ley. ¿Cómo es posible que una chica dulce haya inventado todas esas leyes? Dohko, amigo, de verdad te extrañe.

Amor Inmortal [COMPLETA]*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora