Capítulo 14

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Jason caminaba a mi lado con una mano apoyada en mi espalda baja, acariciando de a ratos. No es que me gustaba que hiciese, sino que debía de ser lo más estratégica posible. Si lo trataba mal dudaba que me devolviese las cartas de Shannon, y justamente era lo que más quería en este momento: las cosas de mi mamá.

No se molestó en traer su propia mochila, dudaba que trajese una propia: llevaba colgado de su hombro mis pertenencias, una sonrisa de galán y una confianza arrasadora. Era lo único que me gustaba de Jason: su personalidad imponente y la confianza que llevaba encima.

Nos condujo hasta el teatro, una clase que apenas había comenzado hacía cinco minutos. Pasamos sin hacer ruido, aunque la profesora se dio cuenta.

—Como les decía, alumnos —siguió, clavando los ojos en nosotros dos. Nos acercamos hasta la masa de gente, mezclándonos—. Este año haremos uno de los libros que salió ganador en el concurso de la escuela.

Todos los años era lo mismo: muchos estudiantes se postulaban para dejar sus historias más creativas, y el mejor entre esa cantidad, podía elegir dejar que los alumnos más grandes las actuasen. Obviamente nosotros no podíamos negarnos a actuar porque de eso constaba la nota del año entero: participar en la obra y dar lo mejor de nosotros.

Y este año no me salvaría se ve. Solo rezo para ser la que sube y baja el telón o, como mucho, la guionista.

—Los guiones ya están armados, así que de eso no deben de preocuparse —mierda—. También ya elegí quiénes representarán a los personajes principales.

Doble mierda. ¿Esto sería parte del libro que elegí? Solo imploraba que yo fuese la antagonista, o un simple personaje nombrado.

Se tardó su tiempo en ponerse sus anticuados anteojos y buscar hasta dar con nuestro curso. Sonrió y, tras una mirada pícara a todas las caras ansiosas de los demás alumnos, abrió su boca.

—Jason Boyer y Katherine Evanson. —Nos miramos entre los dos, sorprendidos.

No podía ser, esto no debía ser así. ¿Acaso era una broma de mal gusto de la docente por llegar tarde? ¡Maldigo la hora en que agarré ese estúpido libro!

—No puede ser. —susurré, encontrando entre tantos rostros el de Ginger, asombrada de verme al lado del cazador.

Estaba preocupada, igual que yo. A lo mejor hasta más preocupada de lo que creía que estaba.

Esta hora constaba en darnos esta noticia e irnos a casa u otras clases que tuviésemos inscriptos, por lo que el teatro se fue vaciando, quedando únicamente Jason, la profesora y yo.

Con un asentimiento de cabeza le dejé saber al cazador lo que haría, por lo que no lo dudó cuando me siguió, quedando delante de la despistada profesora. Carraspeó, llamando instintivamente la atención de la mujer.

—Oh, hola chicos. ¿En qué puedo ayudarlos? —rascó su nuca y siguió leyendo de sus papeles, ignorando completamente nuestra presencia.

Mis mejillas se sonrojaron y rasqué mi brazo, mirando inevitablemente a Jason, quien tenía una mueca de aburrimiento.

—Hagamos esto rápido: ¿no puede cambiarnos los papeles? Al menos a Kate, no es necesario que nos haga el favor a ambos.

La mujer dejó de hacer sus cosas, mirándonos como si nos hubiésemos vuelto locos o como si nos hubiese salido una segunda cabeza. Su sonrisa de incomodidad lo dijo todo: un rotundo y gigante no.

—Lo siento, chicos. Ya he arreglado todo, no podemos hacer cambios en estas circunstancias. Nos queda poco tiempo y la obra se nos viene encima — sus ojos expresaban la tristeza por la negativa—. Además, dudo mucho que fallen, se ven perfectos como pareja y veo que congenian muy bien para los papeles.

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