Capítulo 21

95 10 118
                                    

Jason.

Todo estaba saliendo mejor de lo planeado.

Katherine seguía el guión a la perfección, su padre y amiga estaban en la segunda fila sin perderse nada, siguiéndola incesantemente con la mirada. Ian estaba más atrás, escondido entre las sombras. Parecía consternado, parecía sospechar y saber de derecha a izquierda mi plan. ¿Mi cara lo delataría?

René estaba esperando fuera con un coche. Virmold seguramente estaba en la casa a la que tenía que ir, y mis refuerzos distribuidos torpemente por todo el teatro. Esparcidos entre tantos alumnos y padres, profesores y otras personas. Nadie se daría cuenta de ellos, nadie más que yo. O a lo mejor Ian también.

Sentía una rara conexión con Kate, que todo iba y encajaba a la perfección entre los dos. Sus miradas no eran despectivas, irradiaba confianza y paz.

La tomé de las manos, atrayéndola a mí. Los suspiros y gritos ahogados de exclamación hicieron que mis labios tironeasen para mostrar una sonrisa. Kate dejó sus manos sobre mis hombros, propinándome un mejor acceso a sus labios.

El telón se bajó de golpe, terminando la segunda escena.

Solo quedaba una más y el día se terminaría, mi padre estaría orgulloso y yo podría ser libre por fin.

—¡Descansen, muchachos! —Ahora debían pasar dos escenas hasta que apareciésemos Kate y yo, como última.

La guardiana se sentó en una silla, increíblemente exhausta. Pensé que esto sería lo de ella: la actuación, persuasión.

—¿Cansada? —me animé a entablar una conversación, sabiendo que luego de esto todo se terminaría.

Una leve sonrisa decoró su rostro, la cual no llegó totalmente a sus ojos.

—Digamos que sí —tiró su cabello hacia atrás, dejando caer torpemente el tirante de su vestido. Se veía jodidamente tierna e indefensa. Me acerqué para ayudarla cuando me lanzó una mirada recargada de odio.

Me quedé en donde estaba, mirándola altivamente. Me paré de mi asiento, siendo copiado por ella. No era tan alta como para obviar el proceso de levantar su rostro y verme, por lo que tuvo que hacerlo.

Seguía en sus ojos una mirada, una mezcla de sentimientos: angustia, odio e intolerancia.

—Sea lo que sea que pretendes, ahórratelo Jason. —remató en el silencio que se había formado entre nosotros—. No necesito más drama del que tengo en mi vida.

—Pensé que eso era exactamente lo que te gustaba: el drama —reí por lo bajo, deleitándome por su expresión facial.

En cualquier momento se tiraría hacia mí, me golpearía y yo me reiría por lo débil que resultaban sus golpes. En cambio, caminó unos pasos y palmeó mi hombro, sonriendo angelicalmente.

—Todo lo contrario, cazador. Prefiero evitar verte a la cara y sacar la mierda de mi vida.

El vestido floreado marcaba las curvas de su cuerpo que Kate siempre evitaba mostrar. El maquillaje, ligero, agrandaban sus almendrados ojos; sus labios estaban pintados provocativamente de un rojo sangre, incitándome a morderlos.

Puso las manos sobre sus caderas, mirándome con una ceja alzada. Las pecas de su rostro pasaron a ser rojas de lo que supuse era impotencia.

—¿Terminaste de inspeccionar mi rostro, imbécil?

Sonreí abiertamente, mientras Kate giraba completamente su cuerpo y escapaba de mi mirada, dejándome con una extraña sensación de paz interior.

Tú DecidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora