Capítulo 1: El Adulador - Parte 02

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Caminé hacia el centro de la ciudad acompañada de Rumpel y Annice. La mayoría de las conversaciones que tuvimos eran unilaterales, ya que Rumpel se dedicaba a darnos piropos más que otra cosa.


Parece que nunca se cansa de hacer eso.


Rumpel ayudó a Annice a recoger ciertas hierbas para fabricar otros tipos de medicinas, y aceptó los cumplidos que ella le dedicó con una sonrisa triunfante. Parecía encantado con los resultados de su ayuda. Yo, por mi parte, seguía en shock tras descubrir este lado de Rumpel.


Sabía que Annice entendía de hierbas porque ella ya me ha ayudado antes, pero ¿cómo es que Rumpel sabe tanto sobre ellas? Debe de ser una parte de su pasado que ya no recuerda.


En un punto de nuestros recados, Annice entró a una tienda sin nosotros dos. Mientras la muchacha cruzaba la puerta del local, yo me quedé esperándola fuera con Rumpel.


— Soy un hombre misterioso, ¿verdad? —preguntó él, con el sol reflejándose en sus gafas y ocultando su mirada. ¿Cómo hacía para que la luz causase ese efecto en los momentos más oportunos? Cuando le miré me percaté de la sonrisilla que adornaba su cara.— Un hombre con amnesia está lleno de secretos, después de todo. Supongo que tú sientes incluso más curiosidad sobre mí. A las mujeres siempre les han gustado los hombres misteriosos.


— La verdad es que a mí me da igual —dije con indiferencia, volteando mis ojos para mirar el escaparate que teníamos frente a nosotros.


— Pero princesa, si mi maldición es mi propia amnesia, ¿no deberías preocuparte de alguna forma? —Miré a Rumpel de nuevo, percatándome de su mirada preocupada— Como compañeros, vamos a ayudarnos mutuamente, ¿verdad?


— No sé cómo podría ayudarte con tu amnesia, la verdad —mis palabras eran serias pero sinceras. Después de todo, no tenía ni idea de cómo romper mi propia maldición. ¿Cómo se suponía que podría ayudarle a él con la suya? Por la mirada que me echó Rumpel, parecía que él sí que tenía una idea sobre esto...


— Ah, quizás es un conjuro que solo puede romperse con un beso de amor verdadero. ¿Probamos a ver si es así? —Rumpel se inclinó hacia mí con una sonrisa juguetona en su rostro. Yo ya estaba más que acostumbrada a su conducta de ahora, así que no me pilla por sorpresa. Le miré con mis párpados entornados y suspiré ante su nuevo sinsentido. Debía de haber batido un récord o algo a estas alturas.


— Ya dijiste tú mismo que necesitabas conseguir entradas en... esa especie de diario que traías —comenté con voz cansada. Si creía que se me había olvidado ese detalle y que picaría su anzuelo, la llevaba clara.


— Ah, princesa. ¡No eres divertida! —repuso Rumpel— Un pequeño beso no habría hecho daño a nadie.


— Prefiero morir antes que besarte —siseé, fulminándole con mi mirada. ¡Qué hombre más pesado!


— Princesa, ¡eso es tan triste!


~Cinderella Phenomenon~ Ruta de RumpelWhere stories live. Discover now