Capítulo 5: Verdades Confusas - Parte 02

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— ¿Qué son todas esas pequeñas palabras que hay aquí? —le pregunté mientras las señalaba con mi dedo índice, forzando ligeramente mi vista para leerlas mejor e intentar entenderlas. Era complicado porque al ser tan pequeñas costaba más entender la caligrafía de Rumpel.


— Oh —Rumpel hizo un gesto con la mano, restándole importancia— partes del páncreas. No es algo muy divertido sobre lo que hablar. —Rumpel se inclinó cerca de mí y señaló sobre el dibujo del (supuse) páncreas— Aquí está la papila, aquí el conducto pancreático...


— ¿Por qué es necesario usar esas palabras tan complicadas y largas para cosas tan simples? —le interrumpí, intentando que no se notase mi asco ante la mención de esas partes tan desconocidas del cuerpo humano. ¿Por qué tenía que ser doctor en vez de botánico?


— Por aclaración —respondió— A veces, cuando diagnosticas un problema, no es tan sencillo como para decirle a una persona que su corazón es débil. Requiere de una explicación más elaborada para que entienda bien el problema, además de para que los doctores podamos diagnosticarle las medicinas correctas al saber de qué zona exactamente es la que está afectada y por qué.


Mientras le escuchaba hablar, continué pasando las páginas una tras otra. Desde luego, explicado de esa forma, le veía sentido a esos nombres. Sin embargo estábamos hablando del páncreas únicamente, y había varias palabras más relacionadas con dicho órgano igual de complicadas que las anteriores. ¡Y por sus dibujos veía que había muchos más órganos que podían contener las mismas palabras! O incluso otras peores, ya puestos. ¿Cómo haría para acordarse de todas ellas y saber a qué se referían?


De vez en cuando mis ojos se topaban con una página que nada tenía que ver con temas médicos. Dentro de ese pequeño diario los recuerdos de la vida de Rumpel estaban del todo desperdigados. Podía haber tres seguidos o uno abandonado a su suerte entre cientos de páginas con detalles sobre la sangre y el recorrido que hacía por el cuerpo humano, o cosas así. Nunca sabía cuándo aparecerían esas páginas, y por darle cierta privacidad procuraba pasarlas con rapidez nada más identificarlas. Después de todo, buscaba la prueba de por qué él era un médico, y no hurgar en sus pensamientos más profundos.


Sin embargo, cuando llegué a la última página escrita, mis ojos localizaron mi nombre al comienzo de la misma y mis buenas intenciones desaparecieron con rapidez. No pude evitar mostrar interés y empezar a leer, pero antes incluso de poder acabar la primera frase, Rumpel me arrebató el diario de mis manos y lo puso a buen recaudo.


— Ah, lo siento, querida —dijo él al ver mi expresión de estupor— pero a veces, las palabras de un hombre son todo cuanto él tiene. Insultalas, y entonces le destrozarás de dentro hacia fuera.


¿El cree que voy a insultarle por lo que ha escrito?


— ¿Pero qué piensas? —me preguntó, guiñándome un ojo y desviando la conversación con poca sutilidad— ¿A que estás impresionada con mi sofisticación, mi amplio conocimiento, y mi intrincación?


— ¿Debería?—me puse en pie y le miré a los ojos, encogiéndome ligeramente de hombros— Has hecho algunos dibujos y has escrito palabras pomposas al lado. Eso no me demuestra gran cosa.

~Cinderella Phenomenon~ Ruta de RumpelWhere stories live. Discover now