— Has esperado, pero los niños no han venido, ¿verdad? —preguntó Madre, quien me observaba detenidamente. Las dos estábamos sentadas en mi cuarto, ella en mi cama y yo en una silla que daba hacia la ventana. Mis ojos se desviaban de vez en cuando al cristal, aunque procuraba no mirar con mucha frecuencia, para evitar que ella se enfadase.
— Me prometieron que volverían hoy... —dije con voz apenada— Incluso cruzamos meñiques.
— Las promesas son inútiles, mi adorada niña —aseguró Madre.
—Pero...
— Te lo dije antes y te lo diré de nuevo —me interrumpió ella— Las personas son criaturas egoístas. Siempre antepondrán sus intereses propios a los del resto de las personas. Nadie hace nada desinteresadamente. —sus ojos continuaban fijos en mí, y mi mirada no se desviaba de la suya— Confiar en otros es de débiles, Lucette. Incluso aquellos que te hagan promesas, solo las mantendrán si les beneficia de alguna forma. Y tú, mi pequeña, obviamente no eres beneficiosa para esos niños.
— Entonces, ¿a ellos no les gusta jugar conmigo? —pregunté, intentando entender lo que había pasado. Yo no comprendía cómo podía ser así, pero Madre siempre tenía razón y siempre lo sabía todo. Quizás sus explicaciones me ayudasen a comprenderlo, aun a pesar del daño que me hacía oír esas palabras.
— No, cielo. No les gusta —dijo ella tajantemente, dejándome al borde de las lágrimas. Mi labio inferior temblaba, pero me esforzaba por no llorar. No quería disgustar a Madre con mis lágrimas, aunque era difícil. Al darse cuenta del esfuerzo que hacía, Madre abrió sus brazos y me miró con dulzura— Ven aquí, cariño. —yo corrí hacia sus brazos y me senté en su regazo, dejando que ella me abrazase con cariño y me reconfortara— No necesitas a esos otros niños. Las dos podemos jugar juntas, como siempre hacemos.
— ¿Siempre podré confiar en ti, Madre? —le pregunté, cerrando mis ojos. El latido de su corazón era reconfortante.
— Por supuesto, mi amor —dijo ella, acariciando mi pelo.— Yo nunca te fallaré.
***
Mi mente se sentía algo nublada y me costaba pensar con claridad. Quizás se debía a lo mucho que me había tomado el quedarme dormida anoche. Y encima, para hacer las cosas peores de lo que ya lo eran, había terminado teniendo ese sueño.
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~Cinderella Phenomenon~ Ruta de Rumpel
RomanceCinderella Phenomenon es un juego otome diseñado por la empresa Dicesuki, el cual se puede descargar gratis en Steam. En este relato narro los acontecimientos que ocurren en la ruta de este personaje, Rumpel, en base a las decisiones correctas que s...