Capítulo 2: El Valor De Los Cumplidos - Parte 02

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— ¡No pretendo curiosear! —se justificó con rapidez, probablemente asustada de mi silencio— Tan solo intentaba entablar una conversación.


— Preferiría no hacerlo —repuse, frunciendo el ceño ligeramente. Tras el día de perros que había pasado, lo que menos me apetecía en esos momentos era ponerme nostálgica con la vida que había dejado atrás, más aún cuando no había sido a propósito.


— Oh, está bien... —Annice agachó su cabeza y desvió la vista de mí, volviendo a centrarse en sus botellas. Parecía un cachorrillo pequeño cuando ponía esa cara, pero no me conmoví.


Eventualmente, Parfait y Delora se levantaron de sus asientos y se fueron a otra habitación para continuar con su conversación. Era extraño, puesto que desde donde estábamos no podíamos oírlas. Tanto secretismo parecía hasta exagerado. Al poco, Annice volvió a hablar otra vez.


— La taberna es agradable cuando está así de tranquila, ¿verdad? —se giró para mirarme y me sonrió ampliamente— Puedes oír los sonidos del exterior si abres la ventana.


Mis manos se movían rigurosamente, colocando las botellas en los estantes que tenían su etiqueta correspondiente. Todo lo que quería era acabar con mi trabajo y regresar a mi dormitorio, sobre todo ahora que Annice parecía decidida a entablar una conversación conmigo.


— Me recuerda al antiguo lugar en el que solía trabajar —sus palabras hicieron que mis ojos se abriesen mucho, y olvidándome por un momento de la botella, me giré para mirarla. No podía estar hablando del palacio, ¿verdad? Se suponía que no lo recordaba. Al ver que había despertado mi curiosidad, Annice me sonrió y continuó hablando— Fui contratada por una familia rica, para que fuese su criada. Su mansión era un lugar muy hermoso. Se podían oír los grillos si una estaba cerca de la ventana de la planta baja...


Lo que decía Annice cuadraba exactamente con la descripción del palacio. Si bien ella solo hablaba de esa supuesta mansión, los pequeños detalles como el cántico de los grillos o las plantas del jardín coincidían con mi antiguo hogar.


Parece que sus recuerdos se han retorcido por culpa de mi maldición, de modo que ella no recuerda haber trabajado para mi familia en el palacio real. Solo sabe que lo hizo para gente de dinero.


— Era un lugar muy agradable, princesa —seguía hablando Annice— Había una chica cercana a mi edad que tenía una radiante sonrisa siempre en su cara.


Una sonrisa radiante... Debe de estar hablando de Emelaigne, no hay duda.


— El que cabeza de familia era un hombre muy amable, y... —Annice se quedó callada de pronto. Su rostro compuso una expresión extraña, como si estuviese confusa por algo que no terminaba de tener sentido para ella. Annice se detuvo durante un segundo aún sujetando su botella, pero al poco sacudió la cabeza y salió de ese pequeño trance en el que había entrado. Sin embargo, su sonrisa no volvió— No logro recordar a todos los que estaban allí, pero estoy muy segura de que todos eran buena gente. O al menos... eso es lo que quiero pensar. —Annice suspiró y desvió su mirada, clavándola en la botella que sujetaba— Yo tan solo fui una mala criada.

~Cinderella Phenomenon~ Ruta de RumpelWhere stories live. Discover now