Los Gashadokuro, son unos seres terribles que habitan la tierra para recordarnos de nuestra propia culpa y nuestra irresponsabilidad al tratar a nuestros muertos. Demonios construidos por las almas en pena, estos monstruos toman la forma de esqueletos gigantes, entre 10 y 15 veces más grandes que un ser humano promedio.
Por supuesto, los Gashakoduro no se crean de la nada. Para nacer requieren que el rencor y el odio de muchos muertos (nunca se especifica el número) que decidan formar parte de esta horrenda criatura: su resentimiento se convertirá ahora en poder que usarán para aterrorizar a los vivos. De acuerdo con la tradición nipona, solo se convierten es Gashakoduro aquellos que han tenido una muerte horrenda o insepulta. En particular, se dice que son principalmente aquellos que mueren de hambre en medio de la abundancia, pero que también colaboran en su formación soldados olvidados que no vieron realizarse los ritos funerarios.
La tradición nipona indica que las almas de estas personas, incapaces de trascender al plano espiritual, renacen en el mundo como fantasmas hambrientos que viven en el eterno deseo de aquello que nunca tuvieron. Para hacer parte de un Gashadokuro, una persona tiene que haber muerto con ira y dolor en su corazón, energía que permanece incluso un largo tiempo después de que su carne ha desaparecido de su cuerpo. Pero a medida que su cuerpo decae, su rabia comienza a constituir una fuerza más y más poderosa – un rencor profundo contra los vivos – y es este rencor lo que los transforma en una fuerza sobrenatural. Pero no es sino hasta que los huesos de cientos (quizás miles) de víctimas se juntan cuando aparece un Gashadokuro.
De acuerdo con la leyenda, un samurái llamado Taira no Masakado se habría rebelado contra el gobierno central, su hija, Takiyasha-hime era una famosa hechicera que decidió continuar con el objetivo de su padre cuando éste fue capturado y asesinado por sus enemigos.
Conocedora de sus límites físicos (no era rival para un samurái en combate), Takiyasha decidió usar magia negra para levantar un esqueleto gigante que luego atacó la ciudad de Kyoto. No se conoce el desenlace de la batalla, pero sí que la magia de la mujer de alguna manera perduró – muy seguramente, contra su voluntad – y comenzó a alimentarse del odio de los corazones de quienes no mueren dignamente. A partir de entonces los Gashadokuro comenzaron a aterrar las regiones rurales de Japón.
Los vivos tienen mucho que temer de estas criaturas. Un Gashadokuro que se encuentre con un campesino seguramente intentará asesinarlo, con el agravante de que su gran tamaño y sus impresionantes poderes lo hacen básicamente invulnerable. La tradición de estas criaturas sería decapitar de un mordisco a sus víctimas, que no tendrían más que el castañeo de sus huesos para darse cuenta del peligro que corren.
Eventualmente, estas criaturas terminan por perder sus poderes y convertirse en el polvo del que provienen. En la actualidad son muy pocas las muertes por inanición y por la guerra, por lo que los Gashadokuro, de existir, estarían muy mermados respecto a épocas anteriores. Posiblemente no queden más que las sombras de las últimas de estas criaturas, condenadas a desaparecer para siempre de los anales de los hombres.
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Cuentos y Leyendas Japonesas
Historia CortaJapón. Un país de gran cultura contemporánea, llena de historias fantásticas, cuentos de terros, historias de fantasía y relatos de amor. Historias que creerán imposibles. Cuentos que te darán ganas de bendecir el no vivir en Japón (o tal ves lo con...