IV

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Me dejo sin habla. Ella era más lista y más fuerte que nosotros, sabía exactamente lo que estaba pasando e incluso me encontró mucho antes de que yo pudiera encontrar a Amelia en este mundo.

Tomo mi mano y me obligo a entrar con ella, simulando la sonrisa en mi rostro mientras buscaba en la mirada de Amelia un ápice de ayuda ante la crisis en que nos veíamos envueltos. Durante todo el resto de la tarde estuvimos aislados el uno del otro, por culpa de Patrick y la manipulación de Ann Mary, pero entrada la noche, nos encontramos de casualidad en el pasillo, donde en solo una palabra ella comprendió lo que ocurría. "Tres" musite pasando por el lado de ella, dejando en su mano un pequeño papel donde le relataba lo vivido hoy.

Para la mañana siguiente, entre mis ropas, encontré una pequeña nota que decía "Banca oculta entre la maleza...ella odia los arbustos". Espere paciente el término de la jornada y antes de que las campanadas de las doce de la noche tocaran, me reuní  con ella bajo la luz de la luna.

- Nos ha encontrado- dijo tomando mis manos- siempre ocurre, nos busca y nos intenta separar, pero no recuerdo el por qué lo hace ni quien era originalmente, es casi como si mi...cabeza suprimiera ese recuerdo ¿Que habrá pasado?

- No hay tiempo para pensar en ello- dije mirándola- me ha amenazado, dijo que te mataría y que borraría tus recuerdos ¿Que tan cierto es eso?

- Claro que lo has olvidado amor-sonrió acariciando mi rostro- nuestra promesa era que si uno de nosotros moría sin el otro se borrarían nuestros recuerdos y eso impediría reencontrarnos por mucho tiempo.

- Pero...pero si nos asesinan no sería culpa de nosotros, es más eso sería...

- ¿No lo entiendes?- preguntó riendo- nosotros estamos destinados a vivir y a morir unidos...sin ti, en cualquier vida, ya no valdría la pena estar es por eso que nos hemos atado el hilo dorado del amor a nuestro destino. Si tú mueres en manos de otros el hilo pierde una hebra y el lazo se debilita porque no morirás a mi lado...

- Pero si nos matan a los dos al mismo tiempo y...

- No, eso jamás pasara...la muerte jamás llega al mismo instante y ocurre lo mismo cada vez que te suicidas. La única forma de reestablecer el vínculo es esperar por vidas enteras a que nos volvamos a encontrar y al esperar, el tiempo afecta la reencarnación...por eso me moleste cuando decidiste quitarte la vida porque espere por ti mucho tiempo y el desfase fue muy grande.

- Ahora lo recuerdo con más claridad...nuestros votos...los orígenes de esta historia...

- Debemos encontrar la manera de librarnos de ella- musito- ¿Has pensado en cómo huir de aquí?

- Tengo una idea, pero debemos ser pacientes- susurre- este fin de semana se realizará una fiesta en el gran salón y muchas personas asistirán, es la única oportunidad que tendremos.- la observe detenidamente- ella no sabe que he sacado el dinero del banco así que podremos huir con facilidad...ante la luz de la luna luces hermosa, como aquella primera vez que te vi aproximarte tan delicadamente.

- Cállate y bésame, que mis labios extrañan los tuyos.

El beso más profundo antes de que el día acabe por completo y la sonrisa de satisfacción ante la bendición de una luna plateada testigo de nuestro amor eterno.

Los días pasaron tan rápido que no logro recordar con exactitud los eventos que le sucedieron a la última conversación que sostuve con Amelia, ya que luego de esa charla apasionada, Ann Mary nos vigiló tan de cerca, que casi no podíamos evadir la rigurosidad de mi esposa.

Para el día de la gran fiesta, Patrick tomó del brazo a Amelia y se adelantó con ella. Mi mujer que sonreía cínicamente tomo mi mano y me dijo burlescamente "Tener lacayos es una ventaja...hoy en día el mundo funciona muy distinto al que recordamos o al menos al que yo recuerdo". Solo la observe con desprecio y continúe caminado como si no le hubiera escuchado. Ella presionó con fuerza mi mano y musito "La realidad de esta situación mí amado esposo es que tú y yo estamos destinados a encontrarnos, así que quiero ver una radiante sonrisa en tu rostro o me molestare mucho"

Con una sonrisa falsa salude a todos nuestros conocidos, incluso a mi viejo amigo Angus, que lucía un poco sobrepeso y con unos años de más. Trate de ser un hombre correcto, incluso alardee de lo hermosa que era mi esposa y la invite a bailar cuando el vals sonó, a lo que ella solo respondió "Buen trabajo, buen trabajo".

Las horas pasaban y el maldito de Patrick no abandonaba su lugar junto a mi amada Amelia, que me observaba afligida desde su asiento junto a la ventana.

Recuerdo que fue un instante, solo unos segundos, cuando de repente una protesta de trabajadores llegó hasta el gran salón y comenzó una revuelta entre magnates y obreros. Los gritos de las mujeres y el desconcierto de los hombres, obligaron a que todos se dispersarán hacia cualquier lado. La oportunidad se nos mostraba abierta a un escape.

Amelia tomó mi mano y me llevó consigo hasta los jardines, donde nos escabullimos por una de las puertas traseras hasta donde un viejo amigo mío nos llevó en su carruaje hasta el muelle.

Angus sonrió al ver que el plan había salido a la perfección. 

- Eso fue una locura mi amigo-río- la verdad estoy muy feliz de estar lejos de esa mujer tan horrible...ya sabes soy un alma libre y supongo que eso no cambiará- dijo haciendo referencia a su esposa.

- Gracias Angus- dije dándole un leve golpe en el hombro- no sabes cuánto me alegra haberte encontrado en este lugar.

- Amigo, tú sabes que puedes contar conmigo y me parece fascinante la idea de que escapes con tu sobrina.

- No sea tan pervertido, señor Angus- señaló Amelia- las cosas no son lo que parecen.

Nos bajamos en silencio y tratamos de ser lo más cautelosos posibles para no levantar las sospechas que se presentarían luego de la terrible lucha en el salón. Subimos a un pequeño barco y nos marchamos dejando la tristeza atrás para comenzar a vivir nuevamente.

Llegamos hasta el barco de Angus y nos quedamos unos minutos observando las estrellas desde la cubierta, para finalmente darnos un beso en libertad. Fue un momento único e irrepetible.

Las miradas de mi pasado estaban juntas en una sola personas y me sentía tan satisfecho de tener la oportunidad de compartir esta vida junto a ella, aun sabiendo que en la próxima estaríamos juntos, este episodio resultaba suficientemente satisfactorio para mi alma inquieta, por eso cuando ella acarició mi rostro y comenzó a tararear la vieja canción de amor, supe que era el momento indicado para vivir la Vida junto a ella. La amaba, que más importaba. 

Hilo DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora