V

18 2 0
                                    


Estaba molesta. Margot era un volcán a punto de estallar, de verdad odiaba a Erik, pero le convencí de que fuéramos a la cita con él y un amigo para que dejara de molestarnos. En un comienzo todo marchó tensamente hasta que Erik con una sonrisa en el rostro tomo la mano de Margot y le dijo "No quiero quitarte la amistad de tu amiga, solo espero compartir con ella esta noche como viejos conocidos nada más" Margot solo levanto una ceja y se aferró a mi brazo con fuerza, evitando todo contacto visual con él o su amigo.

A medida que la tarde avanzaba comenzó a soltarse y a compartir con Kandris, amigo de Erik que atrevidamente tomaba de vez en cuando la mano de Margot como si se tratase de su novia. De cierta forma el acto causó un sentimiento de celos frente a lo que sucedía.

Erik me hablaba sobre su vida en la ciudad y como había cambiado, los sueños que tenía y cómo podrían modificarse si algún día la chica indicada llegase a su vida, claro esto siempre y cuando ella también aceptara a su persona tal cual es. Me relato como las circunstancias lo llevaron a terminar estudiando medicina y el por qué sus padres en un comienzo se opusieron a esta loca idea.

Nos sentamos en una de las bancas del parque mientras Margot y Kendris apostaban unos centavos en una de las máquinas lejanas a nuestro asiento.

- ¿Cómo lo has pasado?-pregunto mirándome.

- Pues ha sido agradable compartir contigo Erik- conteste sonriéndole

- Eso quiere decir que tendrás una próxima cita conmigo- añadió coquetamente.

- Lo lamento Erik, pero ya te he dicho que tengo novio- mi expresión de seriedad pareció no importarle.

- Sabes si supiera quien es tu novio lo retaría a un duelo- rió- broma, broma, pero creo que es un sujeto afortunado...de verdad...lo digo enserio...eres hermosa Samanta.

- No digas esas cosas- me sonroje- no es correcto...estoy enamorada y el hecho es que jamás cambiaría a la persona con la que estoy...

- Vaya, parece ser muy fuerte lo de ustedes para que hables así- interrumpió acercándose- pues me gustaría que una persona tan bella como tú me dijera que me ama de esa forma.

- No-dije levantándome molesta- ya basta Erik...no quiero que te vuelvas acercar a Margot o a mí ¿entiendes? eres una persona muy amable, pero enserio quiero que te detengas esto no es chistoso.

- ¿Qué?-pregunto en un tono sarcástico-¿Acaso te he colocado nerviosa?

- No seas ridículo-musité alejándome unos pasos del banco- esto va enserio Erik, no te vuelvas...

- Puedes evitar lo inevitable ¿Samanta?-se levantó y agarro con fuerza mi antebrazo- solo trato de ser amable contigo, es más si tienes novio o novia que es al parecer lo más factible, terminaré a tu lado te guste o no...ahora ¿Recuerdas mi nombre?

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Su mirada se volvía a cada segundo más oscura de lo que en un comienzo fue, sus manos estaban heladas como un témpano y en su sonrisa podía apreciar una  maldad frívola y cruel. 

Forcejee rudamente contra él, pero era imposible zafarme de su mano de hielo. De la nada con su otra mano agarró con brutalidad mi cuello y dijo roncamente "Escapar no es una opción... ¿Ahora puedes recordar mi nombre?... ¡Dímelo!"

En mi desesperación enterré mis uñas en sus brazos y arranque parte de carne de su piel pálida. En un grito de dolor me soltó y corrí desesperadamente, mientras intentaba ubicar a Margot,  encontré su mirada entre la multitud que reía eufóricamente.

En un arrebato le lance un golpe certero en la mejilla a Kendris que cayó con violencia sobre un puesto de tiro al blanco. Tome la mano de Margot y salimos corriendo lo más rápido posible de la feria, directamente a casa, donde un sujeto alto y fornido nos esperaba en la entrada.

Margot me obligó a parar y nos escondimos tras los arbustos. Tapó mi boca y susurró "No hables...rodearemos la casa y entraremos por atrás para sacar el dinero y los pasaportes ¿entendido?" Asentí con la cabeza mientras llevábamos en marcha el plan. Tratamos de ser cautelosas y rápidas para que el sujeto no sospechara nada. Tomamos los dólares que escondíamos dentro de un bote metálico junto a los pasaportes y salimos raudas de la casa. Tomamos un taxi y nos refugiamos en el único lugar que ellos no buscarían, la iglesia del pueblo. Pasamos la noche refugiadas bajo las bancas mientras le relataba detalladamente lo ocurrido a Margot que solo me miraba consternada.

- Debemos volver a casa- musitó nerviosa- ...nos ha encontrado.

- No, si volvemos él nos hallará y nos matara- conteste tomando su mano- nos iremos a otra ciudad, comenzaremos de nuevo con otro nombre con otra apariencia y si nos encuentra nuevamente, volveremos a huir hasta que se canse de perseguirnos.



Hilo DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora