Capítulo 10

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Siento no haber publicado este fin de semana pero el sábado (10 de marzo) fue mi cumpleaños 15 so...



—¡Quiero ver a Becca! ¡Exijo ver a Becca!

—Chandler, cálmate. Hablemos sobre eso. Siéntate.

—¡Una mierda que me siento! ¡Quiero ver a Becca!

—Chandler, no podemos. Esta en tratamientos especiales.

—¡Quiero verla! ¡O no dudé en que mandaré a quemar este jodido hospital. Tengo el dinero justo para hacerlo!

—Chandler.

—Quiero verla—Sentí los ojos cristalizar—Por favor—Caminé al escritorio hasta quedar frente a ella—Por favor—Me tiré de rodillas—Sólo unos minutos, segundos. ¡Lo que sea!

—Dios—Suspiró—Bien.

—¡¿Sí?!—Asintió cansada—¡Mierda sí! ¡Usted doctora psicóloga es lo mejor que me ha pasado durante estas últimas semanas!

—Vámos. Sólo unos minutos ¿Bien? No podemos estar por mucho tiempo ahí.

—Sí, sí, sí. Sólo unos minutos, lo prometo.

—Vamos.

(...)

—A veces me asusta su color de piel. Es demasiado... Pálida, ¿Sabe? Como si fuese un cadáver.

—Sólo es tu imaginación.

—¿Becca?

—No, quiero decir... Su tono de piel.

—Oh. Bien. 

—¿Cómo te has sentido?

—Mal, es que... Sin Becca es aburrido estar aquí. Incluso ver la televisión a volúmen bajo y sin ninguna palabra ni de ella ni mía era más divertido que estar solo.

—Bueno, se te volvió una costumbre estar con ella.

—Sí, supongo—Subimos los últimos escalones en silencio. Un letrero verde y con letras negras que decía "Piso Anger Management (Control de ira)"—¿No puede controlar su ira?

—Algo así pero un poco... Peor.

—Ya veo—Caminamos entre los pasillos hasta llegar fuera de una habitación con el número 538-B—¿Aquí es?

—Mira por ti mismo—Se alejó de la puerta dejándome ver por una pequeña ventana en la puerta. Vi a Becca acostada en una camilla, era como una habitación cualquiera a excepción de que sus brazos y piernas estaban atados con alguna cosa, que parecía, de cuero y un montón de aparatos conectados en sus brazos.

—¿Por qué esta así? Perece cual animal amarrada, deberían quitarle eso.

—No podemos, es así—Sacó unas llaves de su bolsillo de la bata blanca que tenía puesta cada que estaba en el hospital, o sea que siempre—¿Estás seguro de querer entrar?

—Sí, muy seguro.

—Bien—Metió una de las llaves por la cerradura y la giró—Estaré ahí, justo ahí—Apuntó a una de las bancas azules que estaban junto a la habitación de Becca—Si necesitas algo gritame y vendré de inmediato ¿Bien? Lo que sea.

—Estaré bien. Becca... No me hará daño.

—Confiaré en eso—Abrió la puerta y al instante un aire frío lleno mi rostro—Cerraré la puerta, no podemos tenerla abierta—Asentí. Entré a paso lento mirando el cuerpo tal cual casi muerto de Becca. La puerta se cerró un par de segundos después. Me acerqué a la cama.

—¿Becca?—La llamé susurrando. Me acerqué un poco más a uno de los lados—Becca—Tomé su mano llena de agujas que iban a otras máquinas con líquido, esta estaba increíblemente fría—No he podido dormir sin ti, no me siento seguro sin ti—Busqué con mi vista una silla pero al no encontrarla me senté junto a ella en el suelo sin dejar de tomar su mano—Voy a... Dormir un poco, me despiertas. Quiero hablar contigo.

HOSPITAL ×c.r×  [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora