Ángel de la muerte

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Mierda, las había cagado nuevamente. Ahora sí que mi padre me mandaría a ese jodido internado para niños ricos, mire mis botas con frustración, Roxy un travesti que compartía celda conmigo y que en estas 5 horas que llevaba encerrada nos habíamos hecho grandes amigas, en este momento estaba terminando de trensar mi cabellos cuando apareció Frank el jefe de policía que lamentablemente conocía muy bien.

-Mya, pensé que no te vería en un tiempo -Dijo mientras me abría la puerta-.

-¿Que puedo decir? Los echaba de menos...¿Bob? -Dije mientras me levantaba-.

-Hoy no está de turno, Julianne tendrá su hija.

-¡Verdad! -Dije mientras me daba un golpe en la cabeza- Ese Bob, será un gran padre.

-Chao cariño -Dijo Roxy lanzandome un beso-.

-Cuídate bebe -Dije imitando su tono meloso mientras le lanzaba un beso con mi mano-.

Estaba saliendo ya cuando escuche mi nombre pronunciado por la última persona que quería ver en ese lugar, mi puto padre.

-¿LO LLAMASTE? -Le dije molesta a Frank-.

-Es el procedimiento Mya.

-¡Teníamos un acuerdo! Me portaba bien y me dejabas salir en unas horas, sin mi padre de por medio

-Eso es cuando estoy de viaje -Dijo mi padre cruzando sus brazos por su traje de miles de dólares- cosa que no apruebo, ¿con que imagen crees que me dejas con esto?

-Como sea -Dije poniendo los ojos en blanco- Hasta luego.

-¿Donde crees que vas? -Dijo mi padre agarrandome fuertemente  del brazo, su mirada estaba impregnada en autoridad que quizás serviría con los miles de empleados que tenía a cargo pero no conmigo-.

-A donde Lola -Dije soltandome de un tiron-.

-¿Crees que te dejare salir después de esto?

-¿Crees que me importa una mierda tú opinión? -Dije dando media vuelta y me apresure por salir de la comisaría-.

Era de noche pero no me importó, la noche solía ser una buena amiga mía, saqué un cigarro de mi chaqueta de cuero y lo encendi, el humo se veía más nitido en la oscuridad.

Mi vida era una soberana mierda, una madre muerta, un padre al que no le importo y mucha parranda...bueno eso era lo bueno, sí había alguien que sabía divertirse en LA esa era yo, las mejores fiestas eran organizada por mi círculo de amigos, muchos se peleaban por entrar a ellas e incluso muchos famosos aparecían en ellas.

Mi relación con ellos era cercana, muchos de ellos eran mis amigos y salíamos a divertirnos juntos pero sólo eso, diversión.

-Mierda -Dije con el cigarro sostenido en mis labios mientras buscaba mi celular dentro de mis shorts de tiro largo- ¿Quién jode?

-Perra, ¿Te soltaron? -Era Lola mi mejor amiga, de fondo se oía el ruido de una fiesta-.

-Cinco horas precisas -Dije soltando el aire del cigarro-.

-Ven a la playa, el mismo lugar de siempre.

-De acuerdo, me cambio y voy.

-Te amo Perra.

-Yo más Zorra -Dije y después le colgué-.

Hogar puto hogar, la mansión en la que viva quedaba cerca de la playa, la compartía con papá aunque el nunca estaba en casa y muchos empleados, entre ellos Berta la única que valía la pena. Ella era la que había aprendido a quererme y cuidarme, la quería como a una madre.

I Ain't No Hollaback GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora