¿Qué hubiera pasado si Jaime Lannister no se hubiera convertido en un miembro de la guardia real en su juventud?
La historia se remonta un poco antes de la rebelión de Roberth y desde ahí, en adelante.
Todos los personajes pertenecen a George R. R...
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En cuanto piso sus tierras, Leonor se encontró con su hermana, estaba atardeciendo y Catelyn Tully daba su habitual paseo, cuando Leonor vio los ojos de su hermana le recorrió un escalofrío terrible, bastó solo eso para hacerle saber que el castigo por su huída iba a ser mucho más terrible de lo que hubiera esperado.
—Hermana — dijo solemnemente, pero Cat se plantó erguida frente a ella.
—Te arriesgaste demasiado ésta vez, Leonor
—Estoy de regreso ¿No es eso lo que importa?
—Sí, ¿Pero que has ido a hacer? ¿Qué es eso de ir en ayuda de un amigo?
Leonor suspiró.
—No te puedo decir — explicó — mis labios están sellados.
Cat se masajeó las cienes y luego miró a su hermana, no con enojo, más bien con preocupación.
—¿A dónde vas? — le preguntó cuando Leonor se comenzó a alejar de ella
—Donde padre, debo recibir mi castigo ¿No? Seguro que me está esperando
—Leonor... — murmuró Cat en un tono bajo que detonó advertencia — No pierdas la cabeza, te lo suplico.
Algo irónico, pensó Leonor, cuando había perdido el corazón en su beso con Arthur.
—¿Perderla? ¿Por qué debería?
Cat se acercó a ella y la tomó de los hombros.
—Solo... sé madura, como la mujer inteligente que eres. No pierdas, la cabeza — reiteró mirándola fijamente
Leonor la miró extrañada, no entendía las palabras de su hermana, al menos, no las entendió hasta que minutos más tarde, entró al despacho de su padre... y lo supo.
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Era algo que se veía venir, dentro de ella sabía que el momento iba a llegar algún día, por mucho que ella lo intentara retrasar, pero definitivamente no había pensado que pasara justo cuando ella había besado al amor de su vida.
—Irás conmigo mañana a Casterly Rock, entonces se oficiará el compromiso
No podía hablar, simplemente la lengua la sentía floja y sus ojos realmente no miraban el rostro de su padre, sus ojos estaban perdidos en otro planeta, al igual que su alma. Bueno, podría haber sido peor, ¿No? Pudo haber sido algún hijo de Walder Frey, eso sí que hubiera estado terrible, pero aún así ¿Jaime? ¿Jaime Lannister?
Entrecerró los ojos tratando de seguir el consejo de su hermana "No pierdas la cabeza", pensó una y otra vez "compórtate".
Lord Hoster había hablado por varios minutos, explicándole la razón de su castigo, él quería que no se lo tomara como tal, más bien como algo beneficioso para su vida. Los lannisters tenían dinero, nunca jamás le iba a faltar siendo la esposa de uno de ellos.
Tras ver que su hija no omitía respuesta, se acercó a ella mirándola de frente.
—Di algo — espetó
—¿Cuándo debería casarme?
—En cuanto acabe el invierno
—Eso es en dos años más — arqueó como si una tenue luz alumbrara la oscuridad en la que se encontraba, su padre asintió.
—Sí, hubiera deseado apresurarlo, pero Lord Tywin tiene otros asuntos que atender antes de arreglar el matrimonio de su hijo — aclaró — así que, acordamos esto, luego de varias discusiones.
Leonor asintió mecánicamente.
—Sí eso es todo padre, desearía retirarme a mis aposentos
Lord Hoster la miró preocupado, detestaba ser duro con ella, pero merecía el trato, después de haber huido de la forma en que lo hizo.
—Es todo, por ahora. La septa te ayudará con tu equipaje, saldremos mañana al amanecer
Leonor asintió y fue entonces cuando sintió el peso sobre sus hombros y comprendió todo, como si una bomba nuclear hubiera caído sobre ella y al cerrar la puerta detrás de ella, lloró por los pasillos desaforadamente, se encerró en su aposento y lloró aún más, lloró un mar y posteriormente, se durmió... pensando en Arthur y recordar sus labios, una y otra vez, como si fueran su salvación.
