¿Qué hubiera pasado si Jaime Lannister no se hubiera convertido en un miembro de la guardia real en su juventud?
La historia se remonta un poco antes de la rebelión de Roberth y desde ahí, en adelante.
Todos los personajes pertenecen a George R. R...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
●▬▬▬▬๑۩۩๑▬▬▬▬●
Rhaegar Targaryen había anulado su matrimonio con Elia Martell y pocos días después de su arribo en la torre de la alegría, contrajo matrimonio con Lyanna Stark en secreto ante el árbol de los siete dioses, los únicos testigos presentes fueron Leonor y Arthur Dayne, incluyendo al maestre de la ciudadela que Rhaegar mandó a pedir para la ocasión.
Aunque Leonor quería seguir pensando que vivía bajo una burbuja que jamás podría romperse, la realidad golpeaba su mundo de vez en cuando, cuando Rhaegar recibía cartas de sus espías, donde le contaban todo lo que estaba pasando lejos de donde se encontraban.
Varios meses después, se enteraron de que Brandon Stark había sido encarcelado por el Rey loco y que su padre, Rickard iba en camino a la capital para exigir una explicación, también habían dado por muerta a Leonor y a Lyanna, Rhaegar pidió que el rumor se esparciera por los siete reinos como si eso pudiera calmar la tempestad que Roberth Baratheon estaba dejando en su busca por los siete reinos.
—El no se dará por vencido — aseguró Arthur, observando la calma con la que Rhaegar leía las noticias que acababan de llegar — no tardará en averiguar donde nos estamos escondiendo.
El príncipe dragón sonrió de lado y puso una mano en el hombro de su amigo.
—Que tu única preocupación, querido amigo, sea el bienestar de la princesa Lyanna y la mujer que amas, de lo demás, yo me encargaré
—Pero, señor...
—Has sido fiel, Arthur — afirmó — hombre como tú, hábil y fiel no habrá jamás.
—¿Qué es lo que hará?
—Todavía nada, pero Roberth no tardará en descubrir nuestra ubicación y cuando eso ocurra, deberé enfrentarlo — apretó sus dedos alrededor del hombro de Arthur — te prometo que muchas cosas cambiarán cuando la guerra termine, mi estimado amigo. Trataré de gobernar, con sabiduría, como mi padre no lo ha podido hacer.
Dentro de la torre, Leonor atizaba el fuego mientras Lyanna, estaba descansando en una silla mecedora, con la mano en su vientre inflado.
—Todavía no piensas en un nombre ¿O sí? — la chica pelirroja se sacudió las manos del polvo y observó a su amiga con una sonrisa
—Aún no, Rhaegar lo está pensando
Leonor tomo asiento cerca de ella y fijó sus ojos en el fuego abrazador, de algún modo... ella pensó en Jaime, jamás dejaba de pensar en Jaime, ¿Acaso estaba sufriendo con todo eso? Su orgullo, quizás. Pero nada más.
—Esperemos que nazca cuando la guerra acabe y crezca dentro del palacio de la fortaleza roja — meditó Leonor.
—Yo también lo espero, Leonor, pero me temo que se adelantará