LIAR [Terminada]

Cap 12-Informe

La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella. ​  

Kushina observó a Hiashi con los brazos cruzados, estando todos en la sala de emergencia esperando el aviso de algún doctor sobre el tratamiento de Hinata Hyüga. Naruto se encontraba sentado al lado de Sasuke e Ino, pues ya se había enterado del por qué el intento suicida que acababa de ocurrir hace ya unas horas, pero para todos ahí parecía una eternidad. Las puertas se abrieron y por ellas pasó un médico, observando las hojas que tenía entre manos.

—¿El señor Hiashi Hyüga?

El mencionado caminó hasta él con prontitud.

—Soy yo.

El Joven médico se sorprendió levemente a la frialdad de sus palabras.

—Su hija se encuentra estable —comentó tachando algo en el papel—. Requerimos su autorización para trasladarla a un hospital psiquiátrico en donde tendrá la ayuda adecuada para salir de la crisis que está atravesando —suspiró pesadamente- ya que si la mandamos a casa, probablemente lo intente nuevamente.

Hiashi frunció el ceño y leyó el documento, firmándolo sin titubear.

—Una mujer así de débil no es digna de mi apellido —sentenció y llevó sus orbes opalinos a los azules de Naruto—. La boda queda cancelada.

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Sakura cogió la bolsa de dinero que había puesto Pein sobre la mesa, pagándole por la muerte del transportador, Shino Aburame. La Haruno se colocó sus lentes de sol, dispuesta a salir de la habitación, siendo detenida por la voz rasposa del hombre.

—Sakura —la jovencita se volteó y sus orbes esmeraldas fueron capturados por los anillados—. El próximo trabajo lo harás con Hidan.

La garganta femenina se secó instantáneamente, obligándose a tragar por reflejo. Apretó la bolsa de cuero y sonrió, asintiendo. Pein se sentó nuevamente en el escritorio y comenzó a teclear en el computador, dándole a entender que, ahora sí podía salir de ahí. La Haruno caminó hasta el auto de Sasori y entró. Colocando el maletín en la parte trasera mientras preparaba una sonrisa fingida. El hombre notó como sus manos temblaron al cerrar la puerta, encendiendo el motor para alejarse de dichoso lugar.

—¿Sucedió algo?

—No —respondió inmediatamente, abriendo la ventana—. El trabajo lo hicimos los dos, así que será mitad y mitad.

Sasori asintió, ajeno a la situación.

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Ino dejó su abrigo de piel en el perchero, sentándose mientras se quitaba sus tacones; sus orbes azules observaron los azabaches posicionarse en ella. Y es que ella lo sabía, Shikamaru siempre estuvo enamorado de ella, pero aun así al Nara le parecía muy problemático tener una relación en medio de su carrera, siendo acortejada por el Uchiha antes que él decidiera declarar sus sentimientos. El Nara ofreció la copa de vino a la mujer, estando tranquilo al darse cuenta que el hombre que lo seguía, al parecer, había dejado de hacerlo.

—¿Cómo está Hinata?

—Los antidepresivos la mantienen estable —tomó un sorbo del líquido para después suspirar—. La psiquiatra me comentó que estaría en observación por un tiempo más —jugó con sus pies en la alfombra— pero la psicóloga me informó que, cuando ella se diera cuenta que su padre la estaba desheredando por el bochornoso acto público, podría intentarlo nuevamente, así que debe estar en terapia hasta nuevo aviso.